Nahir Galarza, la joven de 19 años condenada por un tribunal argentino a prisión perpetua por haber matado en diciembre a su novio Fernando Pastorizzo, de 20 años, ingresó este lunes en una prisión de Paraná (Entre Ríos), donde cumplirá su condena. Es uno de los casos más emblemáticos para el país debido a la juventud de los implicados y al agravante del vínculo emocional que consideró por unanimidad el juzgado de la ciudad de Gualeguaychú.
En el centro penitenciario Número 6 de Paraná se le realizarán estudios psicológicos y psiquiátricos, según informó el diario Uno de Entre Ríos.
Según informó Clarín, en la cárcel hay 88 mujeres presas distribuidas en siete pabellones. Nahir convive con otras cuatro mujeres y deberá adecuarse a la rutina de lugar: levantarse todos los días seis y media de la mañana, desayunar y comenzar la jornada laboral. A mediodía tomará un descanso para almorzar, y todas las semanas tendrá una hora para salir al patio a hacer ejercicio. Durante el día también tendrá clases de materias en las que esté interesada, y podrá continuar sus estudios de Derecho. En la jornada laboral, según dijo a Clarín el director del servicio penitenciario, se divide a las internas en "laborterapia": algunas preparan las comidas del día, otras van a la lavandería y otras a talleres de artesanía y costura. Nahir aún no tiene asignada ninguna de esas tareas porque está en etapa de adaptación.
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Su familia podrá visitarla los miércoles y sábados de 13 a 17 horas en un salón previsto para eso, y también podrán hacerlo el día de su cumpleaños, que será el próximo martes.
El tribunal de Gualeguaychú consideró por unanimidad a Galarza "autora penalmente responsable del delito de homicidio calificado por ser una persona con la que mantenía una relación de pareja" desde hace cuatro años, a pesar de que ella alegó que su relación era "ocasional".
La joven llevaba en prisión preventiva desde enero.
La sentencia determinó que la acusada utilizó un arma de fuego reglamentaria para "menoscabar" la vida de Pastorizzo, a quien disparó por la espalda "a quemarropa" mientras viajaban en una moto, tras lo que cuando el joven ya estaba "mortalmente herido" en el suelo, volvió a disparar contra él.
Asimismo, la sentencia afirmó que no pudo acreditarse que Galarza hubiera sido víctima de violencia de género, como alegaba su defensa.
El Observador y EFE
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