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Los niños son los principales afectados por los conflictos armados en el mundo
Unicef hace un llamamiento a los países para que presionen a los combatientes para que respeten y protejan a los menores
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03 de enero de 2018 a las 05:00
Los actuales conflictos armados en distintas partes del mundo afectan de manera desmedida a los niños que no solo mueren y son heridos en los combates, sino que además sufren reclutamiento forzado, violencia sexual, mutilación y son usados como escudos humanos, según denuncia Unicef.
En 2017, los niños fueron víctimas de ataques "a una escala espantosa por el desprecio total de las normas internacionales que protegen a los más débiles", subraya el organismo de la ONU a cargo de la protección de la infancia al hacer balance del año.
Suelen sufrir daños por culpa de grupos armados rebeldes, de prácticas ilegales de ciertos ejércitos, de grupos terroristas y de las minas y artefactos explosivos sin estallar. Esta lamentable realidad puede verse en Siria, Ucrania y otros escenarios de guerra.
Los datos recopilados por Unicef este año, demostraron que 700 niños fueron asesinados en el conflicto de Afganistán hasta setiembre. En Irak y Siria fueron regularmente utilizados como escudos humanos, víctimas de asedio armado, blanco de francotiradores, además de los años de violencia y bombardeos que vienen arrastrando.
Por su parte, en Yemen, 5.000 niños murieron o fueron heridos durante los 1.000 días del conflicto armado entre una coalición militar dirigida por Arabia Saudí y los rebeldes de la comunidad chíi de los hutíes. A pesar de la información recabada, se estima que la cifra de afectados es aún más alta.
A su vez, el conflicto en Yemen causó una grave crisis alimentaria, que repercute en que 1,8 millones de niños se encuentren malnutridos. Cerca de 400.000 están gravemente desnutridos y necesitan tratarse para sobrevivir.
En Birmania, los niños de la minoría musulmana rohinyá sufrieron violencia generalizada en los últimos meses. También fueron testigos de la destrucción de sus aldeas, por lo que se vieron forzados a abandonar sus comunidades y a desplazarse, la mayoría hacia campamentos de refugiados en Bangladesh.
Con este panorama a la vista, Unicef considera que en zonas remotas del estado noroccidental de Rakáin -donde históricamente estuvieron instalados los rohinyá- los niños siguen sufriendo de las tensiones que persisten entre el Ejército birmano y grupos armados formados sobre bases étnicas.
En África, la extensión del conflicto interno en República Democrática del Congo (RDC) a la región central de las Kasai, repercutió en el desplazamiento forzado de 850.000 infantes. Allí también están afectados por la destrucción de 400 escuelas y 200 centros de salud.
En Europa, concretamente en el este de Ucrania, 220.000 niños viven bajo la permanente amenaza de las minas antipersonales y de los dispositivos explosivos abandonados en cualquier parte. Esto conlleva a que muchas veces los niños tropiecen o simplemente recogen como si se tratase de un juguete.
Frente a esta situación alarmante, Unicef pidió a los países que usen su influencia para que las partes combatientes en los conflictos cumplan con respetar y proteger a los niños, así como la infraestructura básicas para sus vidas.
En 2017, los niños fueron víctimas de ataques "a una escala espantosa por el desprecio total de las normas internacionales que protegen a los más débiles", subraya el organismo de la ONU a cargo de la protección de la infancia al hacer balance del año.
Suelen sufrir daños por culpa de grupos armados rebeldes, de prácticas ilegales de ciertos ejércitos, de grupos terroristas y de las minas y artefactos explosivos sin estallar. Esta lamentable realidad puede verse en Siria, Ucrania y otros escenarios de guerra.
Los datos recopilados por Unicef este año, demostraron que 700 niños fueron asesinados en el conflicto de Afganistán hasta setiembre. En Irak y Siria fueron regularmente utilizados como escudos humanos, víctimas de asedio armado, blanco de francotiradores, además de los años de violencia y bombardeos que vienen arrastrando.
Por su parte, en Yemen, 5.000 niños murieron o fueron heridos durante los 1.000 días del conflicto armado entre una coalición militar dirigida por Arabia Saudí y los rebeldes de la comunidad chíi de los hutíes. A pesar de la información recabada, se estima que la cifra de afectados es aún más alta.
A su vez, el conflicto en Yemen causó una grave crisis alimentaria, que repercute en que 1,8 millones de niños se encuentren malnutridos. Cerca de 400.000 están gravemente desnutridos y necesitan tratarse para sobrevivir.
En Birmania, los niños de la minoría musulmana rohinyá sufrieron violencia generalizada en los últimos meses. También fueron testigos de la destrucción de sus aldeas, por lo que se vieron forzados a abandonar sus comunidades y a desplazarse, la mayoría hacia campamentos de refugiados en Bangladesh.
Con este panorama a la vista, Unicef considera que en zonas remotas del estado noroccidental de Rakáin -donde históricamente estuvieron instalados los rohinyá- los niños siguen sufriendo de las tensiones que persisten entre el Ejército birmano y grupos armados formados sobre bases étnicas.
En África, la extensión del conflicto interno en República Democrática del Congo (RDC) a la región central de las Kasai, repercutió en el desplazamiento forzado de 850.000 infantes. Allí también están afectados por la destrucción de 400 escuelas y 200 centros de salud.
En Europa, concretamente en el este de Ucrania, 220.000 niños viven bajo la permanente amenaza de las minas antipersonales y de los dispositivos explosivos abandonados en cualquier parte. Esto conlleva a que muchas veces los niños tropiecen o simplemente recogen como si se tratase de un juguete.
Frente a esta situación alarmante, Unicef pidió a los países que usen su influencia para que las partes combatientes en los conflictos cumplan con respetar y proteger a los niños, así como la infraestructura básicas para sus vidas.
