Hace exactamente 55 años, el jefe del departamento de policía de Los Ángeles, Jack Clemmons, entraba a la casa de
Marilyn Monroe advertido por un llamado telefónico de parte del psiquiatra de la actriz. Clemmons encontró que el cadáver de la estrella había sido cambiado de posición, y que varios elementos del cuarto habían sido sustituidos por otros.
Marilyn había muerto por una sobredosis de barbitúricos, un fármaco ansiolítico que le había sido diagnosticado para contener su depresión y neurosis. Fue por esto que su muerte fue clasificada como un posible suicidio, pero las circunstancias extrañas en la escena, así como la gran cantidad de barbitúricos que le fueron recetados, llevaron a muchos a sostener que la responsabilidad debía haber sido atribuida a sus médicos.
De trabajar en una fábrica de municiones de guerra, Marilyn se convirtió en la niña mimada de
Hollywood al interpretar a varios de los personajes femeninos más icónicos de su época. Femme fatale y chica PlayBoy, la actriz tuvo tres cortos matrimonios y fue acusada de mantener relaciones con los hermanos Bobby y
John F. Kennedy, rumores fogueados tras una versión sensual del feliz cumpleaños al expresidente de Estados Unidos en una celebración a la cual no acudió su esposa.