Meghan Markle: cómo el estilo de la reina comienza a ganarle a Hollywood
El gusto moderno y sofisticado de la duquesa no adhiere a la línea más conservadora de la reina, que prefiere las polleras y vestidos
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25 de julio de 2018 a las 05:00
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Primero fue un smoking que combinaba pantalón negro y blazer blanco. Era 1984. El acontecimiento, un concierto de Genesis en la ciudad de Birmingham. La imagen fue noticia en algunos diarios británicos. No era habitual que una mujer usara una pieza tan masculina (pese a que Yves Saint Laurent ya había inmortalizado casi dos décadas antes su icónico tuxedo). Menos habitual era que lo llevara una integrante de la realeza. Claro que Diana de Gales nunca fue una princesa más. Cuatro años más tarde, Lady Di llegó al estadio de Wembley –donde se realizaba una competencia de perros– vestida, nuevamente, de smoking. Esta vez el traje era todo negro con un chaleco en verde esmeralda. La responsable de ambos conjuntos fue la diseñadora inglesa Margaret Howell. La princesa Diana –exmujer de Carlos, madre de William y Harry, fallecida en un accidente en París en 1997– fue una mujer avant garde; su estilo sigue siendo, décadas después, una referencia; y su imagen aparece, de tanto en tanto, en comparación con la de sus nueras.
Pasaron 30 años desde que Diana eligió ponerse un smoking. Pero la pieza, en 2018, parece que aún no es lo más acorde con la vida protocolar y pública de la familia real británica.
En octubre los duques de Sussex –el príncipe Harry y su mujer Meghan Markle– tienen una gira real por Australia y Nueva Zelanda. Según publicó el diario Daily Mail (el segundo más leído en Inglaterra) en su edición de domingo, Markle ya había planificado los distintos conjuntos para los variados acontecimientos públicos que implican este tipo de viajes oficiales. Uno de ellos era un smoking diseñado por Stella McCartney. Sin embargo, su marido consideró que la opción no era la más adecuada.
"A Meghan le dijeron que necesita dejar de vestirse como una estrella de Hollywood y comenzar a vestirse como una integrante de la realeza", confesó una fuente del equipo de vestuario que visitó el palacio de Kensington en las últimas semanas al tabloide británico.
Todo indica que las elecciones de vestuario de una duquesa/princesa/reina deben estar más cercanas al concepto clásico de la femineidad. Esto es, en resumidas cuentas, llevar pollera, vestidos y medias opacas. O, al menos, eso es lo que la reina Isabel II prefiere y, por supuesto, espera. Así lo dice el Daily Mail.
El conflicto está en que el estilo –moderno, sofisticado, hollywoodense, muy elogiado por las voces más especializadas en asuntos de moda– está compuesto por prendas consideradas masculinas. En los últimos meses la duquesa usó muchos pantalones y, de tanto en tanto, los acompañó con blazers.
¿Quién lleva los pantalones?
Las imágenes la muestran sonriente, desenvuelta, carismática, en el punto justo entre sobria y llamativa, muy certera en sus elecciones. Algunas de las fotos recientes la muestran con los siguientes modelos: un vestido tipo trench de la casa canadiense Nonie; un pantalón oversize con una camisa a rayas de Ralph Lauren; un vestido camisero en tono marfil de Givenchy; un vestido con cinturón y botones de Altuzarra con un blazer sobre los hombros; un traje negro de Alexander McQueen. Markle entiende que, evidentemente, si hay que ser elegante la sastrería es un lugar seguro. Y si a eso se le suma el acceso total a las mejores casa de moda del mundo, fallar es difícil.
Pero en este mundo de exigencia extrema que es la realeza británica con entender de moda no alcanza. Hay que estar a la altura. Y para ello hay que cumplir con una serie de reglas que son, entre otras tantas, las que siguen: abandonar, para siempre, su carrera como actriz (Markle fue protagonista durante varias temporadas de la serie Suits); no tener redes sociales ni blogs (la duquesa tenía el sitio The Tig del que se tuvo que despedir cuando se comprometió con el príncipe Harry); por supuesto, no sacarse selfis; pintarse las uñas de colores claros; que las polleras jamás sean por encima de la rodilla y que las piel de las piernas siempre esté cubierta por medias; esperar que la reina dé el primer bocado para después empezar a comer.
De pronto la mujer del príncipe rebelde, la mujer que se auto proclama feminista y que dio un discurso poderoso sobre la igualdad de género en 2015 en un acontecimiento de ONU Mujeres del que fue embajadora tiene que, de la noche a la mañana, acatar un montón de órdenes.
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