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Mocos y catarros en niños: los mitos y qué hacer ante las molestias que provocan

No siempre es necesario recetar antibióticos por un resfrío y fiebre
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19 de abril de 2018 a las 12:00

El frío suele venir acompañado de resfríos, gripes y catarros y más aún en niños pequeños. Según indican a El País de Madrid Elena Blanco y Gonzalo Oñoro -pediatras del Hospital Universitario La Moraleja, en Madrid- es habitual que los niños que concurren a la guardería se contagien 10 o 12 catarros por invierno.

Es común que los padres no se preocupen por un goteo acuoso y transparente. No obstante, cuando la sustancia se vuelve más viscosa y de tonalidad más verde, comienza a ser alarmante. Incluso, si empeora deriva en una consulta médica. "El moco es una primera barrera de defensa de nuestro organismo. En su composición contiene leucocitos, que segregan una enzima que se llama peroxidasa y sirve para eliminar a los virus y las bacterias. Esta enzima, entre otros efectos, oxida el hierro, lo que provoca el cambio de color del moco del transparente al amarillo y de este al verde. Es algo parecido a lo que sucede con los moratones tras un golpe. Por ello el cambio de color del moco es algo habitual en un catarro y no debe preocupar a los padres", sostienen los expertos.

En esta línea, es necesario romper con un mito: la asociación de mocos verdes con gravedad de resfriado y la utilización de antibiótico para estos casos. Blanco y Oñoro explican que se debe a una práctica heredada de la medicina de adultos. Sin embargo, los niños no necesitan un tratamiento de este tipo por tener mocos verdes.

Para que los padres entiendan por qué no es necesario el antibiótico a pesar de los mocos y la fiebre, los médicos deben tener paciencia y explicar en detalle la decisión. De lo contrario, solo reclamarán la receta del tratamiento tradicional.

Otros mitos

Existen muchos otros mitos, según los pediatras del Hospital Universitario La Moraleja. Uno de gran preocupación para la mayoría de los padres es el de "los mocos ya le han bajado al pecho". Lo que en realidad sucede es que "la evolución de infecciones de la vía respiratoria baja como las bronquitis y las bronquiolitis siempre es la misma". Primero, el moco se encuentra solo en la nariz -en la fase catarral-. Luego, a los tres o cuatro días se encuentra en la vía aérea inferior. No significa que moco baje al pecho, sino que el virus provoca infecciones que primero están en la nariz y luego hasta el pulmón, explican los especialistas.

En los casos en que el pequeño tiene una bronquiolitis, es recomendable que estén bastante tiempo en posición vertical. Los pulmones están diseñados para la respiración de pie. "Incorporemos o no al niño, el virus que provoca la bronquiolitis llegará a los pulmones en los casos en que tenga capacidad para hacerlo", sostienen.

Qué hacer cuando comienza a ser una molestia

La sociedad Española de Urgencias de Pediatría, sugiere evitar los ambientes secos en la casa, no forzar a los niños a comer si no tienen hambre, ofrecerle líquidos y realizarles lavados nasales. "Para hacer el lavado nasal colocaremos al niño tumbado y de lado y administraremos con fuerza el suero por un lado de la nariz. La intención es que el moco salga por la otra por lo que hay que realizarlo con un poco de "mala leche", como les solemos decir a nuestros pacientes", indican.

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