Ni las medidas restrictivas indicadas por el gobierno nacional (entre ellas, principalmente la de quedarse en casa), dada la panemia mundial de covid-19 (coronavirus) que también afecta a Uruguay, le puso freno a quienes faenan vacas ajenas.
Esos delincuentes volvieron a actuar y esta vez sucedió en Curupy del Salvador, un establecimiento agropecuario ubicado en Costas del Bizcocho, en Soriano.
El vacuno faenado en forma ilegal fue un vientre de la raza Aberdeen Angus de cuatro años, una vaca a la que recién se le había destetado el ternero y que presuntamente estaba preñada una vez más –aunque eso no está confirmado, porque no se le había hecho la ecografía–.
La vaca fue encontrada mutilada sobre la costa del mencionado arroyo, que desemboca en el río San Salvador, que atraviesa el potrero donde estaba el animal en la tarde del lunes pasado.
“Es un campo bajo que tiene muchas hectáreas de monte criollo contra la costa. Es algo bastante común encontrar animales carneados en esa zona. Está faltando control”, contó a El Observador Lucas Gremminger, administrador del establecimiento.
El productor estimó una pérdida económica de US$ 800, pero más allá de eso resaltó la necesidad de que se modernicen las denuncias, sobre todo teniendo en cuenta la situación de emergencia sanitaria que vive el país.
“Hice la denuncia por teléfono, pero me pidieron que hiciera la denuncia en el pueblo. La verdad que es una cosa que te da pereza, por varias razones. Primero, la vaca fue carneada en un lugar de difícil acceso y para que llegue la Policía y haga su trabajo se pierde toda una tarde, para ver exactamente lo mismo que se ve en la foto que tomé”, narró. Es en ese sentido que sostuvo que es necesario “modernizar” estas cuestiones.
“Además de la pérdida del animal, el productor tiene que ir hasta el pueblo para hacer la denuncia. Hoy no la podemos hacer por teléfono y que sea válida. Hay que agilizar la denuncia sobre todo hoy con la emergencia sanitaria”, concluyó.
En otro orden, dado que no es la primera vez que el establecimiento sufre el abigeato –es un delito que suele pasar con cierta frecuencia en ese campo, comentó–, Gremminger reclamó un mayor patrullaje porque tiene “la sensación de que hay poco control en la zona”.
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