Seis meses de pandemia en Uruguay > MERCADO LABORAL

El teletrabajo llegó para quedarse y aceleró respuesta por su regulación

La pandemia modificó el tiempo, el lugar y las condiciones en las que se trabaja
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11 de septiembre de 2020 a las 15:09

Por Matías Pérez del Castillo y Cecilia Demarco

Son varios los aprendizajes que resultaron de la pandemia y de las medidas sanitarias que impuso: distanciamiento social y restricción de actividades).

Teletrabajo. Aprendimos que vino para quedarse. La modalidad adquirió un rol protagónico, al transformarse en una herramienta fundamental que permitió trabajar a la vez que cumplir con las medidas sanitarias.

Advertimos que teletrabajar no es sencillo si no se cuenta con la adecuada implementación de los servicios que requiere, lo que en la mayoría de los casos se dio durante la pandemia. Coteletrabajando con parejas con las que se debió compartir espacios y servicios. En ocasiones, también con niños impedidos de ir a la escuela.

Menos sencillo es si no se cuenta con una regulación adecuada. Quedó en evidencia que es necesario que se reglamente la modalidad, atendiendo a sus particularidades, evitando la aplicación de normas generales sobre tiempo de trabajo o de seguridad y salud en el trabajo, que notoriamente no fueron pensadas en función de esta nueva forma de trabajar y que pueden constituirse en obstáculos generadores de contingencias. Favorece contemplar nuevas realidades, como la necesidad de conciliar la vida profesional y familiar, la inclusión de colectivos con dificultades para insertarse en el mercado de trabajo y el ahorro de tiempo de traslado y costos para el trabajador y para la empresa.

Seguro de paro y contención por la reducción de ingresos. Nos sorprendimos porque –en comparación– no estamos tan mal. A diferencia de otros países, especialmente de América Latina, contamos con un sistema de seguridad social con herramientas que dieron respuesta al impacto de la pandemia en las fuentes de trabajo. En particular, el instituto del seguro de desempleo (total o parcial) previsto en el Dec.-Ley 15.180 y sus modificativas, pudo atender el impacto de la pandemia en sectores que vieron su actividad especialmente afectada. Apoyado en dicha ley, el MTSS atendió dichas situaciones mediante la creación de regímenes especiales y en principio temporales.

Quedó, sin embargo, en evidencia que dicho instituto no daba respuesta a todas las situaciones que se presentaban. Ciertos colectivos de trabajadores, como los artistas o los profesionales independientes, quedaron sin protección semejante, aspecto que debe contemplarse en la modificación del sistema previsional que se proyecta.

Actitud de empresas y sindicatos. Nobleza obliga. Es de destacar, salvo tristes excepciones, el rol que en general adoptó el movimiento sindical, limitando la realización de medidas de conflicto, aun en un contexto política y legislativamente dinámico. En el mismo sentido, nos consta los esfuerzos realizados por empresas, tanto para aplicar las medidas sanitarias correspondientes, con la asunción de los costos respectivos, como para promover, en la medida de lo posible, la mayor cantidad de puestos de trabajo.

Colaboración entre actores sociales. Aprendimos que no es descabellada la idea de la colaboración entre los distintos actores sociales (sindicatos y empleadores) y el gobierno, en contraposición a la evitable confrontación que suele primar. Tanto en ámbitos bipartitos como tripartitos, se han encontrado soluciones particulares para atender las particulares circunstancias de la pandemia con el principal objetivo de preservar las fuentes de trabajo y minimizar el impacto de la pandemia en las empresas y el empleo. Ejemplos de ello son los protocolos de actuación acordados para la industria de la construcción, el comercio y lo resuelto en el Consejo Superior Tripartito, al disponer las pautas salariales para los Consejos de Salarios.

En definitiva, la pandemia afectó el trabajo en varias dimensiones. Modificó la forma en que se trabaja, el tiempo que se trabaja, el lugar desde el que se trabaja y las condiciones con las que se trabaja. Repercutió en la suspensión de la labor, y especial y lamentablemente, en su finalización.

Pero también dejó cosas positivas. Evidenció que la matriz laboral normativa y política es adecuada. Dejó muestras de que no es ilusorio proyectar mesas tripartitas en las que se discutan temas de relevancia nacional. Y, por sobre todo, la pandemia aterrizó el trabajo. Lo revaloró. Tener trabajo, antes que un derecho, es una bendición. El desafío es aprender a cuidarlo más.

*Experto en Derecho Laboral y director de Pérez del Castillo & Asociados. 

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