Obispo de Salto propone dar otro nombre a las uniones homosexuales

En una carta difundida este miércoles, Galimberti señala que de aprobarse el proyecto se convertirá en un “duro golpe” que “caerá sobre el matrimonio y la familia”.

“La manera de llamar al proyecto de ley contiene una cuota de engaño”, afirma, ya que al llamarle “matrimonio” se equipara la unión homosexual con la de un hombre y una mujer, “una unión afectiva pero también corporal plena, con capacidad de engendrar nueva vida y de brindar a los hijos una complementación diferente y complementaria de las figuras de madre y padre, tan importantes para un mejor desarrollo psicológico”.

“¿Por qué relativizar y desvalorizar una institución, hoy tan golpeada como la familia, introduciéndose profundas modificaciones que van a confundir más que aclarar?”, se pregunta el obispo.

La palabra “justicia” quiere decir “a cada uno lo suyo”, recuerda Galimberti. Por esto “demos a las parejas de varón y mujer derechos que les corresponden, entre ellos, el de llamarse con toda propiedad ‘matrimonio’. Y demos a las uniones homosexuales un nombre distinto, por ejemplo: compañeros permanentes”, señala.

“¿Por qué no respetar esa lógica elemental que aprendemos desde nuestros primeros balbuceos, de llamar a cada cosa por su nombre, en lugar de implantar ‘a prepo’ la lógica de Babel?”, cuestiona el obispo, quien afirma que detrás de esta “insistencia se adivina una oscura intención de desarmar una estructura vincular”.

Al igual que Sanguinetti, Galimberti recuerda una manifestación convocada en París en protesta por la aprobación de una ley similar. Esta ocurrió en enero, y al respecto la fundadora de la organización gay Homovox declaró: “Soy francesa, soy homosexual, la mayoría de los homosexuales no queremos ni el matrimonio ni la adopción de los niños, sobre todo porque no queremos ser tratados del mismo modo que los heterosexuales porque somos diferentes, no queremos igualdad, pero sí justicia”, cita Galimberti en su comunicado.

El obispo pide a la comunidad católica “elevar oraciones y dar un claro testimonio de fe, según la cual, Dios creó desde el inicio al hombre y la mujer como diferentes y complementarios”. En el mismo sentido, Sanguinetti cuestionó en su blog la actitud de los católicos y se preguntó qué le pasa a los uruguayos no protestan ante la inminencia de esta ley. “¿Sólo podemos salir a la calle por razones políticas o por plata?”.

En la misma línea el obispo de Minas, Jaime Fuentes escribió este martes una columna en El Observador en la que califica la iniciativa legislativa de “gravísima injusticia”. “Es así por varios motivos. El primero de ellos es que el matrimonio y las uniones homosexuales son realidades diferentes y, por tanto, deben ser tratadas de manera diferente”.

Al respecto, Fuentes recuerda la resolución de la Corte Europea de Derechos Humanos sobre el tema. El organismo señaló en 2010 que no existe derecho humano al casamiento entre personas del mismo sexo: el derecho al matrimonio es de un varón en relación a una mujer y de una mujer con un varón.

Paso seguido, el obispo se pregunta: “¿No se ha pensado que legislando a favor de una minoría, se discrimina a la inmensa mayoría de los matrimonios y familias uruguayas? Todos ellos, hasta ahora, se llaman lo que son: marido y mujer. A partir de la ley, los que se casen serán “cónyuge A y cónyuge B”. ¿Es justo cambiar el Código Civil de manera tan grotesca?”