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Pablo Mieres: “No me imagino como candidato una vez más”

Facundo Ponce de León entrevista al candidato a la presidencia por el Partido Independiente en el ciclo De cerca
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02 de octubre de 2019 a las 22:05

 

Después de cuatro elecciones consecutivas como candidato a la Presidencia por el Partido Independiente, Pablo Mieres anunció que esta será la última. En entrevista con Facundo Ponce de León, en la sexta entrega del ciclo De cerca, Mieres dijo que cree que “todo tiene un límite” y que “está arriba de la mesa la posibilidad de ir generando relevos”. Además, aclaró de forma enfática que no apoyará al Frente Amplio en una segunda vuelta o en un gobierno de coalición. “El Frente Amplio ha fracasado; está en un proyecto que ya terminó”, aseguró.

Lo que sigue es un resumen de la conversación de casi tres horas.

¿Empezás a militar en el 77?

No, un poco después. Salí del Juan XXIII a fines del 76. En el 77 empezamos a ir a facultad con unos amigos. Con dos de ellos, que eran compañeros de clase, Javier Lasida y (Jorge) "el Chileno" Rodríguez, empezamos a decir que había que hacer algo y empezamos a buscar dónde. El Chileno Rodríguez fue después presidente de la Asociación Social y Cultural de Estudiantes de Enseñanza Pública (Asceep) y hoy está en la Secretaría General de la intendencia. Con Javier teníamos una inspiración católica, cristiana. Y yo tenía un vínculo con la parroquia de los vascos a través de los grupos de reflexión.

¿Qué eran los grupos de reflexión?

Era una opción pastoral propia del posconcilio Vaticano II. Una cosa muy de progre y, además, un lugar de libertad en los tiempos de dictadura.

¿Cuánto te marca vivir en dictadura y cómo se vive con esa herida después?

Vivís con la sensación de que no tuviste la libertad ni las posibilidades de actuar con mayor libertad, la que podías haber tenido si fuera una democracia. A la parroquia iba muchísima gente por razones religiosas, pero muchísima gente por razones de poder tener un lugar de libertad, de discusión, de debate. Ahí, los grupos de reflexión lo que hacían era tomar asuntos de la realidad y discutirlos.

Y no se metían en las iglesias...

Nosotros sabíamos que nos vigilaban. Incluso había un famoso tipo, el inspector Alem Castro, que estaba encargado de la pastoral juvenil y que alguna vez vimos en misa. Teníamos una misa de jóvenes que era muy particular, hacíamos canciones medio de protesta. Incluso nosotros organizamos como parroquia, en el 78 creo, un festival en el Palacio Peñarol. Lo llenamos. Fue una cosa muy potente. Nos vigilaban, pero nos dejaban ahí. Una vez incluso le pedí una reunión a (Carlos) Parteli, el obispo. Le reclamé que la iglesia tenía que jugarse más fuerte contra la dictadura. Me dijo: "Aposté a que esto sobreviviera y a que no lo arrasaran. Hay cierta parte de la prédica pública que había que, de alguna manera, graduar para que todos ustedes tuvieran esos espacios de libertad". Me pareció interesante. Discutible, por supuesto. Uno tiene el ímpetu juvenil y quiere ir a la guerra, pero era una interpretación inteligente al menos, y muy franca, honesta, de parte de monseñor Parteli, que era un tipo fuera de serie.

¿Cómo vivís hoy la religión?

Soy católico. Creo en Dios. Siempre creí en Dios y profundamente. Tengo una fe fuerte. Pero no practico, no voy a misa, salvo cuando toca por razones casi que sociales.

Con el tema del aborto fuiste muy firme.

Siempre estuve convencido y siempre he sostenido que defender el derecho del no nacido, del concebido, es una posición de avanzada.

No la ves como una posición conservadora, a pesar de haberte formado en una parroquia progresista.

Para nada. Al contrario, diría que es lo que dentro de unos años, muchos o pocos, será obvio. Porque todos los avances tecnológicos y científicos demuestran que hay vida y que hay una vida que está sintiendo, viviendo y marcándose ya desde el momento de la concepción.

Es como que la equidad de privilegiar a los débiles es un discurso de izquierda en el que vos decís "no, eso no es de izquierda, eso es ser cristiano".

No. Si yo me metí en política, además de porque me gustó siempre, es porque me parecía que el desafío era lograr una sociedad sin exclusiones. Sin excluidos. Sin gente que esté durmiendo en la calle o que esté viviendo desastres espantosos por no satisfacer sus necesidades básicas. Esa es la razón de la lucha.

¿Cuando ingresás al Partido Demócrata Cristiano (PDC)?

En el 77 o 78.

En el PDC que está afiliado al Frente Amplio.

Claro. Hay una lucha ahí en la interna del PDC a la salida de la dictadura porque había un sector que tenía dudas respecto al FA, donde además estaba Juan Pablo Terra, el principal referente, y ganamos los que creíamos que había que permanecer en el FA. En el 83 me tocó una cosa inesperada: asumir la Secretaría General de la JDC (Juventud Demócrata Cristiana). No me tocaba porque yo era demasiado joven, pero la generación mayor ya había salido de la juventud y por distintas razones me tocó a mí. Fue un desafío muy grande. De golpe, con 24 años, asumí una responsabilidad muy grande que me llevó a un honor mayor, que fue estar en el estrado el día del acto del obelisco.

¿Y cuando entramos en democracia?

Ahí empieza obviamente la carrera electoral, la ocupación de lugares, las candidaturas.

PDC en el 84, 89...

En el 89 es Nuevo Espacio. El PDC se va del FA con (Hugo) Batalla del PGP. Pero ese PGP y Unión Cívica forman el Nuevo Espacio, de Batalla, en el 89.

Perdés en la primera.

Pierdo la interna y me quedo en el PDC. Hago la campaña del 94 con el PDC en el Encuentro Progresista. Ahí aprendí una cosa que nunca más: no hacer política contra mis convicciones. Esa campaña del 94 fue terrible, al PDC le fue espantoso y quedó afuera del Parlamento. Además, estaba haciendo campaña porque no me quería ir del PDC, pero, a su vez, quería estar en el Nuevo Espacio. A Rafael (Michelini) le fue muy bien. Después del 94, cuando el PDC ratifica que va a continuar en el Encuentro Progresista-Frente Amplio, yo ya tengo un lugar en el Nuevo Espacio y en el 96 nos vamos con un grupo de demócratas cristianos. En el 99 fui como candidato a vice de Rafael y salgo electo diputado.

¿Y cuando el Nuevo Espacio decide irse al Frente Amplio?

En realidad el Partido Independiente no fue intención mía: nos obligan a salir, como dice la murga. Primero se fue Batalla con (Julio María) Sanguinetti, y después Rafael con el Frente. Yo no voy a hacer política contra mis tripas. Quedé afuera del Parlamento por diez años, pero hice lo que creía que había que hacer. 

¿Te puedo hacer una interpretación incómoda? Porque cuando estás con Batalla y él dice de volver con Sanguinetti, vos le decís que no, pero Batalla gana las elecciones y queda como vice de Sanguinetti. Cuando Michelini vuelve al Frente Amplio, después gana. Siempre que hay una opción ganadora, Pablo Mieres va para atrás.

El problema es quién gana. Si yo estoy convencido de que esa propuesta está bien y es la que yo creo, acompaño. No hay un drama ahí de poder. Te lo digo con franqueza. El Encuentro Progresista estuvo a un punto de ganar las elecciones (en el 94) y ahí yo estaba en el combo ganador. Pero me sentía muy mal porque no estaba convencido de que ese era el camino por las cosas que decían, por las propuestas. Para mí lo importante es que vos estés en línea con lo que creés que hay que hacer con el país. Si mañana tengo que acordar con alguien que va a ganar, y creo que va a hacer las cosas que hay que hacer, vamo' arriba. Voy a estar contento

¿Ya sabés con quién vas a acordar?

Tengo bien claro con quién no puedo acordar.

¿Con quién no?

Con el FA. El FA ha fracasado; está en un proyecto que ya terminó.

¿Pero tus convicciones y tus tripas no están muy cerca del relato del Frente Amplio?

¿Cuál relato? ¿El de Venezuela? No, estoy en las antípodas. ¿El relato sobre una transparencia que traicionaron? ¿De cómo mantienen hoy todavía corruptos como a (el senador de la lista 711 Leonardo) De León? Estoy lejos de eso. ¿El FA que iba a cambiar el ADN de la educación, el que iba a bajar las rapiñas? ¿Eso significa que me viene bien cualquier cambio? No, para nosotros el tema es qué cambio hay que hacer. Tiene que tener ciertas garantías de que no suponga un retorno al pasado. Los partidos tradicionales tienen en su seno viejos vicios. Cuando uno ve algunas gestiones de intendencias, ahí está el acomodo, el clientelismo. Lo otro es la preocupación por los débiles. El cambio tiene que ser con una recuperación de políticas sociales diferentes a las del Mides actual pero potentes. Esas son garantías que nosotros queremos en un proceso de cambio que, tengo la sensación, los uruguayos quieren.

¿Y dónde creés que te ven a ti?

Donde estamos parados, en la centroizquierda. Somos el partido socialdemócrata. Hay mucha gente que votó al Frente que está desconfiada. Tienen desconfianza a blancos y colorados, y con buenas razones. Ahí el PI es la garantía del cambio, y la fuerza que tiene va a impedir que la balanza se incline hacia la derecha.

¿El PI es “la garantía del cambio” y al final no queda ahogado entre los que son más grandes?

No necesariamente. En esta elección del 27 de octubre se definen las cuotas de poder entre los distintos partidos, y la cantidad de votos que tengamos nosotros va a definir para qué lado va el candidato al que le toque representar el cambio. Si él tiene que negociar con Cabildo Abierto es una cosa, si tiene que negociar con el Partido Independiente es otra. Acá hay dos partidos tradicionales que tienen más votos que nosotros, pero solos difícilmente puedan gobernar. Mucha gente que vota al PI quiere un cambio pero no quiere volver a lo de antes.

Es evidente que no vas a ganar las elecciones.

Es evidente. Por eso te digo: el tema es a quién apoyamos. Esto significa garantía de transparencia y la preocupación por políticas sociales. Si nosotros queremos revertir este desastre que es la convivencia entre los uruguayos, la llave son políticas potentes sobre primera infancia.

El Sistema Nacional de Cuidados va en esa línea.

Pero es una cosa muy chiquita. Hay que agarrar gurises de 0 a 3 años y armar una especie de CAIF reforzado con equipos multidisciplinarios, incorporar a los padres. De 0 a 15 empezás a blindar a las nuevas generaciones y de esa manera empezás a revertir ese proceso. En eso sí vamos a ser absolutamente exigentes, si no, esto se va al diablo. Ese es otro gran problema: no hay políticas contra las adicciones. Esto tiene que ver con la gente que duerme en la calle. Hay un vacío insólito de un gobierno de izquierda.

Sos parlamentario. Los tenés ahí al lado, ¿les hablás de esto?

Sí, hablamos. Ellos defienden lo que se ha hecho. Yo soy de los que creen en serio que la gran mayoría de los que hacemos política lo hacemos de buena fe.

¿Y por qué la gente no cree esto?

Porque la gente solo ve los fracasos de la política. Estamos al final de un ciclo. La gente creó una esperanza con el Frente y es muy fácil decir que son todos iguales. Entonces vienen los salvadores, los mesías.

La alternativa de que delegues el liderazgo del partido, ¿fue una opción para ti?

Eso debería pasar en algún momento y me parece que es parte del crecimiento del partido. Es decir, la posibilidad de ir generando relevos. Me parece que eso está arriba de la mesa. Yo soy por cuarta vez candidato a presidente y al Senado y, bueno, todo tiene un límite.

¿No te imaginás como candidato una vez más?

No, sinceramente no. Espero que esta vez tengamos un nuevo impulso de crecimiento y generar en el próximo período nuevas figuras.

¿El Partido Independiente podría pactar una coalición con Cabildo Abierto, el Partido Nacional, el Partido Colorado?

Con Cabildo Abierto es prácticamente imposible por diferencias ideológicas importantes. Con los partidos tradicionales hay algo muy curioso y es que ellos se han ido corriendo hacia donde estamos nosotros. Si mirás los programas de Lacalle Pou y Talvi, tienen muchas más coincidencias con nosotros de las que había con los programas del Partido Colorado y el Partido Nacional en 2014. Nosotros estamos en el mismo lugar.

Esas diferencias programáticas son de gente técnica, muy vinculada a la gente académica, pero captar el caudal de votos no está ahí.

Ese es un problema que ha tenido el Partido Independiente. Es un partido serio, con una propuesta programática potente, estudiada. Dedicamos en 2018 cuatro jornadas con decenas de técnicos en lo que después se convirtió en el programa. Pero, claro, es un partido que tiene ese límite, es un partido medio de élite.

¿Alguien de tu entorno cercano no te dice que quizás vos como líder sos esa figura también, porque tu liderazgo está muy asociado a esa seriedad?

No me lo han dicho, pero creo que todos los sentimos. Yo lo siento, creo que hay un límite. También hay muchas voces –Chiesa, Sotelo, Bottero– que empiezan a mostrar que el partido tiene más elenco, otras sensibilidades y me parece que eso puede hacer crecer al partido, ¿no?

Si Mónica Bottero o Gerardo Sotelo te pidieran dos o tres consejos para empezar con la política bien…

No puedo decirles mucho porque son grandes comunicadores. Es muy difícil transmitirles consejos. Claro, tienen que ir incorporando otro modo de decir que es más propio de la política.

¿Y cómo es?

Es la oratoria, el discurso. Vienen del periodismo y hay un aprendizaje. Pero tiene que ver con la forma. No sé si eso sería un aprendizaje para ellos. Un consejo que daría es que hay que hablar con el corazón. Lo digo yo que tengo aspecto de intelectual, pero cuando hablo en un barrio, en una casa de familia, hablo con el corazón.

Pero controlás la emoción, ¿no?

Puede ser que tenga un mecanismo automático.

En esto del descreimiento, ¿no será que aunque todos puedan tener buenas intenciones también hay ambiciones de poder?

Todos tenemos ambiciones de poder, no solo en política. Trabajé en instituciones y, pucha, si habrá ambiciones de poder ahí. Acá las hay pero tienen otra proyección porque hablamos de la cosa pública, de los colectivos, de la ciudadanía. Son ambiciones legítimas, el tema es cuáles son los límites, hasta dónde llegás para tratar de alcanzar el poder. Hay límites que no hay que traspasar en ningún caso, aunque eso signifique no llegar al poder. Es algo maquiavélico.

Aquí podés ver todos los contenidos del ciclo De Cerca

De Cerca es producido por Mueca Films y presentado por TV Ciudad, El Observador y WILD Fi.

Otros fragmentos de la entrevista a Mieres en De Cerca

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