Mundo > Sentencias por sedición

Pedro Sánchez no descarta "ningún escenario" para frenar protestas en Cataluña

Catalanes anitiindependentistas afirman que "nos han robado ya diez años de nuestra convivencia"
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16 de octubre de 2019 a las 13:18

El gobierno español preparaba este miércoles su respuesta a las escenas de guerrilla urbana en Barcelona, que marcaron una radicalización de las protestas en Cataluña tras la condena a dirigentes independentistas por la fallida secesión en 2017.

En la tercera jornada de manifestaciones en esta rica región nororiental de 7,5 millones de habitantes, miles de personas comenzaron a marchar desde cinco ciudades catalanas para converger en Barcelona el viernes, cuando tendrá lugar una huelga general y una concentración multitudinaria.

Un día después de los disturbios de la noche del martes, se prevén nuevas movilizaciones para la tarde del miércoles.

Tras condenar la violencia "generalizada" y aparentemente coordinada en Barcelona y otras ciudades catalanas, el gobierno del socialista Pedro Sánchez convocó a los líderes de los principales partidos para consultar la respuesta a dar.

Sánchez, quien en días pasados evocó la posibilidad de intervenir la autonomía regional como ya hizo la derecha en 2017 tras la fallida secesión, "no descarta ningún escenario" y actuará con "firmeza" y "proporcionalidad", según fuentes del gobierno.

A la salida de su encuentro en el palacio de gobierno en Madrid, el líder del conservador Partido Popular, Pablo Casado exigió una serie de medidas excepcionales, entre ellas aplicar la Ley de Seguridad Nacional, que pondría en manos del Estado las competencias en materia de seguridad de Cataluña.

A poco más de tres semanas de las elecciones legislativas del 10 de noviembre, las cuartas en igual número de años, Cataluña volvió al centro del debate político en España.

Las tensiones podrían incluso impactar el Clásico entre el Real Madrid y el Barcelona del 26 de octubre, que LaLiga de fútbol pidió que se traslade de Barcelona a Madrid ante las "circunstancias excepcionales" en la región.

"El tema es no parar" 

Contenedores ardiendo, barricadas, cargas policiales, manifestantes con la cara tapada: las imágenes de guerrilla urbana en el elegante Paseo de Gracia barcelonés la noche del martes colmaban las tapas de los diarios en España, con titulares como "Batalla campal".

En la capital catalana, 40.000 personas participaron en una manifestación antes de estallar los altercados, con cientos de personas lanzando objetos contra la policía. También hubo enfrentamientos en Girona, Tarragona y Lleida.

El lunes tuvieron lugar los primeros altercados con la policía cuando 10.000 personas bloquearon el aeropuerto de Barcelona, horas después de que el Tribunal Supremo anunciara su condena a duras penas de prisión por nueve separatistas, entre ellos el exvicepresidente regional Oriol Junqueras.

Según el ministerio de Interior español, 51 personas fueron detenidas en los hechos violentos, que llevaron a 125 personas a requerir asistencia médica, según fuentes sanitarias.

Mientras se registraban nuevos cortes de rutas y de vías férreas, desde cinco ciudades catalanes partieron las "marchas por la libertad", para llegar a Barcelona el viernes tras recorrer 100 kilómetros.

"Esto es una gran demostración de fuerza. El tema es no parar", dijo a la AFP Jordi Soler, un estudiante de doctorado de 25 años, que salió de Girona. "Esto es muy pacífico y está bien", aunque "a veces hay que ser más contundente", apuntó.

A ese marcha se unió el presidente catalán, el independentista Quim Torra, quien evitó pronunciarse sobre los hechos violentos.

Nacida de la frustración a dos años del fracasado intento de secesión que dejó a los separatistas sin rumbo claro, los hechos violentos muestran una radicalización de una parte del movimiento independentista, que se vanagloriaba de haber sido hasta ahora pacífico.

Una pintada de "Torra traidor" en Barcelona mostraba el distanciamiento entre los activistas más radicales y el gobierno catalán.

"Se ha iniciado un camino de no retorno", indicaron en un comunicado los Comités de Defensa de la República (CDR), grupos autoorganizados con expeditivos métodos de protesta.

"No caigamos en la trampa de aquellos que nos quieres desmovilizar con el falso argumento de la violencia", señalaron, llamando al gobierno regional independentista a "romper con el Estado español".

El gobierno catalán pidió calma para evitar una reacción de Madrid: "No les regalemos lo que buscan", dijo su número dos, Pere Aragonés.

"No puede ser así"

"Estamos hasta la coronilla" del independentismo, clamaban el miércoles catalanes que quieren seguir dentro de España, en un ambiente "enrarecido" por las recientes penas de cárcel a nueve líderes separatistas y las violentas protestas del martes noche.

Una situación tensa que ha puesto de nuevo de relieve la distancia entre los separatistas, que controlan el gobierno y el parlamento catalanes, y los antiindependentistas.

Uno de los escenarios de tensión se encuentra en las universidades, donde está convocada una huelga estudiantil el jueves y el viernes en repudio a la sentencia del Supremo.

Julia Moreno, presidenta de la asociación de estudiantes "S'ha acabat" (Se ha acabado), opuesta al separatismo, dijo a AFP que desde el lunes muchos estudiantes no van a clase, por adhesión pero también tal vez "por miedo o por intimidación".

El ambiente es "tenso" y "enrarecido" en las aulas, según esta estudiante de Derecho y Ciencias Políticas en la Autónoma de Barcelona.

"Pretenden imponer su ideología a todo el resto, y esto no puede ser así", añade refiriéndose a los estudiantes simpatizantes con el independentismo.

"Estamos hartos de este proceso (soberanista); nos han robado ya diez años de nuestra convivencia, y queremos abrir una nueva etapa de serenidad", abundó en declaraciones a la prensa Fernando Sánchez Costa, presidente de Sociedad Civil Catalana (SCC), una plataforma partidaria de la unidad de España.

Sánchez Costa anunció una manifestación para el 27 de octubre en Barcelona, coincidiendo con la fallida declaración de independencia de Cataluña hace dos años. 

Según el vicepresidente de SCC, Álex Ramos, es hora de "dirigir la energía al día a día, a la salud, a la educación", y no al proyecto soberanista en que infructuosamente insiste el gobierno regional catalán.

Una brecha emocional 

A pie de calle, la indignación era manifiesta con algunas de las acciones de los últimos días, como el bloqueo parcial del aeropuerto de Barcelona por parte de unos 10.000 manifestantes, este lunes.

"Lo peor que puedes hacer es cerrar un aeropuerto, porque envías el mensaje de 'que se jodan todos'", protestaba Iñaki Hernández, un muchacho de 25 años que desde los 19 trabaja en el mundo de la hostelería en la capital catalana.

En el campo antiindependentista son muchos los que acusan al gobierno separatista catalán de ignorarlos. Un dato refleja la división: según un sondeo publicado en julio por un instituto dependiente del ejecutivo regional, un 44% de catalanes apuesta por la secesión, frente a un 48,3% que se opone a ella.

Astrid Barrio, politóloga de la Universidad de Valencia, destaca que la sentencia ha abierto una brecha entre partidarios y contrarios a la independencia.

"En el momento en que se activa este factor emocional, la distancia se hace enorme, y no parece que en los próximos días esto se vaya a calmar"", advierte esta analista, que aboga por consensos entre ambas partes dentro de Cataluña, para evitar "un empate de impotencias constante".

Sonia Andolz, politóloga de la Universidad de Barcelona, señala que tras la agitación de estos días se encuentra una contradicción fundamental del lado de los partidos independentistas que dirigen Cataluña.

"Se encuentra con las contradicciones propias de estar liderando un movimiento antisistema, porque pretende erosionar el Estado y ponerlo contra las cuerdas, pero a la vez manteniendo cargos de poder e institucionales dentro del propio Estado", apunta.

En esa línea, la patronal catalana, Foment del Treball, dio un toque de atención al gobierno catalán, que ha dicho simpatizar con las protestas, aunque censuró los "comportamientos violentos" del martes.

En su comunicado, la patronal advirtió del "riesgo para la actividad económica" que supone la violencia, y lamentó que el diálogo político "es el actor que todavía no ha intervenido en el conflicto político de Cataluña y el resto de España".

Igualmente, criticó la "extrema contradicción" que supone alentar las movilizaciones por parte de un gobierno catalán que "tiene el deber y la obligación de preservar la seguridad ciudadana y el normal funcionamiento de los servicios públicos".

Fuente: AFP

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