Hoy se pueden encontrar smartphones, tanto de alta gama como de los más económicos, con carcasa externa de plástico, cristal o metal.
Estos tres materiales tienen grandes diferencias, cada uno con sus ventajas y desventajas, más allá de valoraciones estéticas.
A continuación, presentamos distintos aspectos en los que se diferencian estos materiales y cuál de ellos destaca en cada uno.
Un problema muy común en los smartphones con pantalla táctil (hoy en día, todos) es el hecho de que las huellas pueden quedar marcadas, dando así un aspecto sucio al dispositivo.
En este sentido, los teléfonos con carcasa de cristal son los que más sufren este problema. Los de plástico y los de metal, en cambio, tienen menor tendencia a atrapar las huellas del usuario.
Otra dificultad tiene que ver con el agarre del dispositivo. Al sostenerlo con una sola mano, es común que el usuario sienta que el teléfono se le resbala. Esto no depende únicamente de la forma y el tamaño del aparato sino también del material de fabricación.
Los de cristal son, nuevamente, los que más sufren este problema. Su superficie lisa y extremadamente pulida los hace una pesadilla en este sentido, por lo que muchos usuarios deciden utilizar una funda de silicona para evitar este problema.
Los de metal y los de plástico, en cambio, ofrecen un mejor agarre.
El control de la temperatura interna del teléfono es otro aspecto que depende muchísimo del material de construcción y, además, afecta el rendimiento de los componentes internos.
En este punto es el plástico el que sale peor parado, puesto que el policarbonato es un pésimo conductor de la temperatura, motivo por el cual los componentes internos deben soportar temperaturas muy elevadas.
Por este motivo, para protegerse del sobrecalentamiento, es común que el dispositivo en estas situaciones reduzca su rendimiento.
Los dispositivos de cristal ofrecen un mejor resultado, aunque tampoco son los mejores en cuanto a control de temperatura.
Las carcasas metálicas, en cambio, actúan a modo de disipador de calor de los componentes internos, por lo que constituyen un sistema de refrigeración que permite bajar la temperatura interna del teléfono. Esto ayuda a mejorar la durabilidad y el rendimiento.
Se suele asumir que, como los smartphones metálicos tienden a calentarse más, esto significa que no tienen buen control de temperatura. En realidad, el caso es el contrario. Precisamente, es esa capacidad de intercambio calórico con el exterior que los hace mejores.
Los de plástico y los de cristal, en cambio, tienen mala conductividad de temperatura, por lo que mantienen el calor en el interior.
La durabilidad de los dispositivos también depende de los materiales con los que éstos están construidos.
El plástico, por ejemplo, es el que se desgasta con mayor rapidez. Sin embargo, tiene la ventaja de que ofrece mayor resistencia a los impactos cotidianos en la parte externa (aunque no necesariamente en los componentes internos).
El metal es más propenso a mostrar cicatrices de este tipo de caídas, lo cual es estéticamente molesto, pero tiene gran resistencia en la protección de los componentes internos, por lo cual su funcionamiento no se vería afectado.
Los de cristal son los que más sufren en este tipo de accidentes. Si bien suelen venir blindados, una mala caída podría ser fatal para estos dispositivos.
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