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Por qué todavía a algunos médicos les cuesta adoptar la historia clínica electrónica

La herramienta es cada vez más utilizada, pero hay grupos a los que les cuesta apropiarse de la tecnología
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01 de agosto de 2020 a las 05:04

Del papel a la computadora. La hoja y la lapicera parecen herramientas obsoletas para almacenar información. Pero todavía hay quienes se muestran resistentes a ello. La historia clínica electrónica (HCE) no es ajena a los obstáculos que supone la transformación digital.

Se estima que hay más de 100 organizaciones de salud en todo el país que están “interoperando” en el sistema. Es decir, que pueden ingresar a un mismo sitio para acceder a la información de un paciente. Uno de los que gestiona este sistema es la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información (Agesic) que depende de Presidencia de la República. Desde ese organismo informaron a Cromo que “todos los prestadores integrales” cuentan con algún sistema de HCE en al menos una de sus áreas de servicio.

Desde 2017 está la ordenanza que establece obligaciones a los prestadores de salud para hacer realidad la historia clínica electrónica nacional. Es un sistema cada vez más utilizado. Las últimas cifras muestran que 54.728.675 documentos clínicos fueron subidos a la plataforma y se realizaron 11.872.059 consultas hasta el momento.

Uruguay ha intentado analizar este tema con encuestas. La última, divulgada en 2019 con datos de 2018, revela que la mitad de los adultos uruguayos reconoce que se atendió con algún médico que la utilizó, “siendo mayor la incidencia de este indicador entre los usuarios de los prestadores privados de salud y los usuarios que concurren más frecuentemente a sus instituciones”.

La amplia mayoría (77%) de los que se atendieron con médicos que utilizaron esta tecnología reconoce que éste pudo acceder rápidamente a su historia y no necesitó preguntarle sobre enfermedades o consultas previas. Uruguay ha mostrado avances en la adopción de tecnologías para las consultas con pacientes. Ante la pregunta de con qué frecuencia el médico utiliza una computadora mientras está en contacto con los pacientes, la respuesta de “todos los días o casi todos los días” ha venido en un crecimiento ostensible desde 2014. Ese año era solo el 38%, en 2016 fue el 62% y en 2018 el 80%.

Los que tienen resistencias

Si bien Uruguay ha marcado un camino y la adopción es creciente, hay a quienes les cuesta. La doctora Mercedes Chá lideró una investigación que aborda los factores de resistencia para su uso por parte de los médicos. El trabajo, divulgado en la Revista Médica del Uruguay el mes pasado, concluye que la “incorporación de las TIC en el quehacer de los profesionales médicos es uno de los principales desafíos de este proceso, que conlleva superar barreras para su uso y apropiación”.

Chá realizó un estudio en un instituto de salud del interior “de mediano tamaño”, de 500 funcionarios. En esa encuesta de carácter cualitativo se tomaron datos de 16 médicos que mostraron resistencias a la hora de adoptar esta herramienta.

Casi el 90% de quienes muestran esta resistencia son mayores de 40 años, algo que Chá vincula con el concepto de brecha digital. Es decir, algunos grupos demográficos usan dispositivos e internet con mayor prevalencia que otros.

Qué molestias mostraron

Uno de los médicos expresó una “interferencia” en el vínculo con el paciente. Aseguró que demoraba en prender la computadora y estaba más pendiente en buscar en la historia clínica. Eso generó una “transformación en la forma de comunicación”.


“Desde mi consulta, casi la mitad del tiempo lo miro a la cara al paciente, yo estoy acostumbrado a otra relación en la cual hay idiomas no verbales de los que yo puedo sacar conclusiones”, indicó.  Otro médico dijo: “La electrónica le saca tiempo al trato directo con el paciente”.

El factor tiempo es otro elemento que atribuyen los médicos. Al principio, era un desafío utilizar el sistema para algunos de ellos. Luego, cuando se adquieren las habilidades para ingresar al sistema, el acceso se automatiza.

Algunos mostraron miedo. “Lo más importante es que yo tenía miedo a que la historia clínica electrónica no fuera amena ...para usarla en los tiempos que tenemos marcada la consulta. Ahora, a mí, me lleva menos tiempo que la de papel”, dijo un entrevistado.

 “Miedo ancestral, digamos, de lo nuevo... El temor de equivocarme o de que de repente tenía ahí y se te borraba todo lo que había hecho otro incluso… Escribir hace 60 años que sé, computación no”, expresó otro.

Hubo algunos que mostraron resistencia ya que el sistema tecnológico no utiliza el lenguaje que ellos aprendieron en la facultad cuando eran estudiantes.
 “Querer poner el diagnóstico correcto como nosotros lo manejamos en los libros y como lo tenemos protocolizado”, dijo un médico en la encuesta. Quiere decir que el sistema utiliza una terminología a la hora de diagnosticar y los médicos poseen otra.

En el estudio realizado por Chá, algunos entrevistados que en un inicio mostraron resistencia a su uso, pasaron luego a ser usuarios “convencidos y defensores”. “Algunos otros optaron por no usarla en aquellos sectores donde todavía pueden elegir”, señala la investigación.

Estas diferencias en el valor que los médicos le dan a la historia clínica electrónica puede representar inconvenientes para algunos. 

Según Chá, algunos tienen una visión “más fragmentada” y no tienen interés en ver la opinión de otros médicos.

 “Otros tienen una visión más amplia y les interesa lo que opinan otros colegas. Y el que no escribe en la historia clínica electrónica podría ser visto como un obstáculo para el otro”, comentó.

El vínculo del paciente
Desde septiembre del año pasado, el gobierno implementó un sistema que permite a los usuarios ingresar a la historia clínica electrónica. Se llama Mi historia clínica digital.  

Según explicaron las autoridades en ese momento, esta aplicación se fundamenta en ofrecer equidad para todos los usuarios en el acceso a su información clínica. Hasta ahora, la realidad era bastante heterogénea. Algunos prestadores ofrecen algún acceso y otros menos.

Las autoridades explicaron que “probablemente” no todos los usuarios puedan acceder a la totalidad de su historia clínica de manera electrónica, ya que una persona de edad avanzada seguramente tenga la mayor parte de su historia clínica en papel, pero sus últimos datos estén ingresados al sistema.
Desde que está operando el sistema, más de 3.500 personas utilizaron e ingresaron a su historia clínica digital.

En la investigación realizada por Chá, los pacientes no expusieron que la computadora haya sido un obstáculo durante la consulta, según la declaración realizada por los médicos en la encuesta.

Chá explicó que algunos médicos pueden tener miedo a la mala interpretación que puedan hacer los pacientes a lo que allí aparezca. 

Según comentó, algunos pueden hacer una interpretación que no sea fiel a la realidad o que necesiten de algún tipo de contención. 

“Los pacientes pueden leer claramente… pueden entender y pueden ver y saber lo que uno ha escrito sobre ellos. Pro y contra, pro porque entienden, en contra porque a veces malinterpretan lo que uno escribe”, dijo uno de los entrevistados en este estudio médico.

 

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