El Galaxy Note 7 sigue dando de qué hablar. El dispositivo, que fue lanzado a mediados del año pasado, fue discontinuado pocos meses después debido a las continuas quejas de sus usuarios de que las baterías de litio explotaban o se incineraban.
Ahora, mientras la empresa surcoreana prepara el lanzamiento del Galaxy Note 8, con el que pretende recuperar su credibilidad, parece haber encontrado otra manera de limpiar su nombre.
La compañía anunció en un comunicado de prensa que todos los Note 7 que fueron desechados tras la cancelación de su producción pasarán por un proceso de reciclaje. De este proceso se espera extraer unas 150 toneladas de metales raros como cobre, cobalto y oro. Además, se reciclarán pantallas OLED, componentes internos, memorias y módulos de cámara.
Samsung no es la única empresa que se ha tomado en serio la reducción del impacto ambiental aplicando esta modalidad en sus cadenas de producción. De hecho, según el sitio Engadget, se espera que este tipo de medidas sean algo completamente normal en los próximos años.
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