La gente ha estado dibujando mapas desde hace miles de años. Una agrupación de puntos en las paredes de las cuevas de Lascaux en el sur de Francia, por ejemplo, se piensa que forman un mapa prehistórico del cielo nocturno. El libro Map: Exploring the World recoge 300 mapas de todas las épocas y continentes: desde cartas de navegación y mapas digitales hasta mapas astronómicos.
John Hessler, especialista en cartografía moderna en la Biblioteca del Congreso en Washington DC, EEUU, explica en la introducción del libro, que los mapas no solo muestran nuestra concepción de los territorios, sino también el progreso histórico de la humanidad.
La revista New Scientist seleccionó seis ejemplos que ofrecen más detalles de la Tierra y de la Luna.
El estadounidense Buckminster Fuller abordó la proyección de la superficie de la Tierra en un poliedro de 20 caras. No hay "arriba" ni "abajo" ni "norte" ni "sur": solo "dentro" y "fuera". El mapa de arriba, elaborado en 1954, no tiene una orientación "correcta". Muestra las zonas de temperatura de la Tierra: las más frías en azul y verde y las más cálidas en rojo.
"La luna no es copia de la Tierra", concluyó el astrónomo Johann Heinrich von Mädler después de pasar 600 noches mirando el cielo a través de un telescopio junto Wilhelm Beer. Juntos realizaron este detallado mapa de la Luna. Fue publicado por primera vez en cuatro volúmenes antes de aparecer en un libro 1838.
Las rayas de colores representan las 27 corrientes de lava que salieron del Monte Vesubio entre 1631 y 1831, su extensión y su trayectoria. El mapa fue creado por el geólogo John Auldjo.
Esta imagen de Nueva Orleans incorpora las estimaciones satelitales de la profundidad del agua apenas cinco días después de que el huracán Katrina inundó la ciudad. Las áreas verdes son los más afectadas con más de tres metros de profundidad.
Esta imagen muestra los hábitos de viaje de las personas durante el brote de Ébola en África Occidental en 2014 mediante la superposición de información obtenida de 150.000 teléfonos móviles. Fue elaborado en un intento de comprender cómo se produjo la propagación del virus.
Este segmento del río Willamette en Oregon, entre Albany y Monmouth, fue escaneado con láser para medir con precisión la elevación del terreno. La técnica determina la distancia recorrida por el rayo láser. La tierra alta se muestra en azul oscuro, mientras que las zonas más bajas están en blanco.
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