Suero abrió el libro de las anécdotas

“Yo nací y mi padre prácticamente me puso la camiseta de Nacional, y hoy si no sos hincha de Nacional te va a costar entrar en mi casa”, dijo el médico que ingresó a la sanidad de Nacional en el año 1965 y que desde la década de 1970 es jefe de la sanidad.

Suero es reconocido por su labor en Uruguay y en el mundo, situación que motivó que muchos jugadores de las principales ligas llegaran a Montevideo para confiar en las manos del galeno de Nacional.

El médico habló sobre su continuidad en la actividad: “Tuve la suerte de que no me echaron, porque el fútbol es muy de echar. Siempre digo que en el fútbol amigos amigos no hay, hay conocidos, hay compañeros, pero amigos no hay. En el fútbol, llegado el momento, si te tienen que prender fuego, te van a prender fuego”.

El médico explicó a El Observador que la entrevista con Decano se realizó en su consultorio y que accedió con el fin de contar algunas anécdotas de su larga historia. Acerca de su carrera como galeno en el club albo, explicó a la web: “Desde el punto de vista médico he tenido bajones y subidas, pero a mi lo que me importa es que Nacional gane, y yo me juego a que Nacional gane. Me juego todo. Y estuve en las tres finales del mundo (1971, 1980, 1988)… y que tu cuadro, al que vos lo tenés adentro del corazón, gane, es mortal”.

“En una época no tenías certificado del control antidopaje y veías que terminaba el partido y (los jugadores) seguían corriendo dos horas más. Y decías: ‘¿Y éste, corriendo después de terminado?’. En aquella época no había control de dopaje. Pero la gran satisfacción que tengo es que Nacional nunca utilizó nada, nada que pudiera estimular o cambiar un resultado, y tenemos la satisfacción de que nunca lo hicimos y porque si vos agarrás a cientos de jugadores que pasaron por Nacional, ellos te van a decir: ‘A mi no me dieron nada’. Esa es la gran satisfacción y gran tranquilidad nuestra. Quizás una posición un poco idiota para un médico de fútbol, pero sin embargo esa es la nuestra”, subrayó.

Sobre el tema del dopaje, agregó a Decano: “El problema es que muchas veces dependes de la mente de los jugadores, porque vos no le diste nada pero alguno la puede tomar. Tuve problemas hace poco tiempo: cuando terminó un partido un jugador se acercó a Luvizzio (otro de los médicos de Nacional) y le dijo: ‘Mira que me van a hacer control antidopaje y yo tomé Viagra’. ‘¿Qué tomaste?’, le preguntó el médico. ‘Viagra’, respondió. ‘¿Pero, ¡¿vos tenés 21 años y tomaste viagra?!’. Entonces fuimos a preguntar al médico de Educación Física por lo que había sucedido y nos dijo: ‘No está penado, pero ese idiota que tomó Viagra pudo haber tomado cualquier cosa y esa otra si salía lo prendía fuego’. Esos son riesgos que corrés con la mente de los jugadores de fútbol, porque no son todos lúcidos, hay algunos que son más chiquitos”.

Sobre su tarea como médico en el club agregó otras historias: “Vos podés agrandar o rebajar una lesión, pero en general no lo hacés. Podés agrandarla un poquito porque el técnico lo quiere sacar y para que no lo saque por razones técnicas, vos decís que la lesión que tiene es un poco más grave y lo saca por la lesión. Y eso a veces se hace. Así como se venda la pierna que no está lesionada. Se torció un tobillo y le ponés una venda visible en la que pierna sana y le van a pegar a esa”.

Suero relató la experiencia que vivió con Hugo de León: “El estuvo en Gremio, y de Gremio pasó a Santos o Sao Paulo, y estando en Santos o Sao Paulo empezó a tener el problema de los veteranos, porque los tendones se les empiezan a quedar, y a Hugo le empezó el dolor en el tendón de Aquiles. Y no podía ni saltar. El club brasileño no daba pie en bola, vino a Montevideo y lo operé con la técnica que es nuestra, que no se utiliza en el mundo, que exige un pos operatorio de 21 días y tras la que después pueden volver a jugar al fútbol. Cuando el tendón de Aquiles se rompe requiere 60 días. Entonces le dije: ‘Hugo, mirá que yo te opero, vos jugás en Brasil, pero quedate tranquilo’. Le había hecho prometer que no iba a hacer lío. Lo operé, a los 21 días se sacó el yeso y volvió a jugar y lo vieron bien. En el club le miraron la pierna y le dijeron: ‘A vos no te operaron, te hicieron un tajito de piel y chau’. Y Hugo le dijo al médico del equipo: ‘Vos no me digas eso porque el que me operó es mi hermano, y no me va a mentir…’ Entonces Hugo agarró Placar, la revista de fútbol de Brasil, y las dos páginas del medio las llenó matando al médico de Brasil. Y Hugo siguió jugando sin problemas”.

Sobre las lesiones, comentó: “Las lesiones son patrimonios del jugador y del club. Yo no soy el dueño de las lesiones. El jugador tiene derecho a que oculte la lesión que tiene. Por tanto yo no puedo hacerlo pública y esa es una de las razones por las que trato de decir lo mínimo posible, y eso genera un poco de rechazo. Porque los periodistas quieren que les dé la última de la última, y yo lo que le voy a decir es la verdad, por eso trato de disparar y de no hablar. Es una conducta de autoprotección, porque si hablás mucho metés mucho la pata”.
En la entrevista de la página partidaria, el galeno finalizó: “Los hinchas de Peñarol en general, y no crea que esto es por agrandarme, me dicen por qué Peñarol no tendrá la sanidad de Nacional. Y esto no lo digas, pero es así, a través de los últimos años hemos tenidos buena preponderancia debido a que los jugadores nos marchan bien. Eso en parte es por suerte, no porque somos mejores, tenemos suerte y aprendimos a manejar la cosa”.