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Susana, Darín y un regreso a las fiestas del Punta del Este de antes
Piense en el Punta del Este de antes. En ese que era súper exclusivo, privado, casi que inaccesible; que solo se veía en las páginas de las revistas, en programas de televisión muy puntuales; que no aparecía, claro, en las redes sociales. En ese Punta del Este había personalidades que se repetían: Susana Giménez –símbolo del balneario uruguayo desde siempre–, Valeria Mazza y su marido Alejandro Gravier, las hermanas Rosella y Patricia della Giovampaola –responsables de llevar la alta costura europea a la costa de Maldonado–, por solo mencionar algunos.
Las fiestas, en el Punta del Este de antes –en el que las marcas y las empresas no eran tan fundamentales–, se hacían en las casas de los veraneantes. Una noche durante el verano, un anfitrión abría las puertas de su mansión y recibía a sus amigos. Giuseppe Cipriani, uno de los hombres del verano y responsable del emprendimiento gigantesco que estará terminado para 2024 en el mismo lugar donde hoy está el viejo hotel San Rafael, sabe lo que eran aquellas fiestas. Así lo contó en entrevista con El Observador el relacionista público y director de la agencia de comunicación Grupo Mass, Wally Diamante.
Cipriani adquirió su casa de La Barra en 1994 y la llamó Gin Tonic. Con el mismo espíritu de las fiestas de la década de 1990, el empresario nacido en Venecia, Italia, invitó la semana pasada a varias de las figuras más influyentes de Punta del Este a cenar en su hospedaje de verano. Y, allí, entre las alfombras persas y las carpas que parecían salidas de un cuento de Las mil y una noches, estaban Susana Giménez, Ricardo Darín, Griselda Siciliani, Julieta Ortega, las hermanas della Giovampaola, Bárbara Lombardo, Soledad Fandiño. los empresarios Eduardo Costantini y Cristiano Rattazzi, la diseñadora Evangelina Bomparola, el matrimonio de Valeria Mazza y Alejandro Gravier, y la modelo uruguaya Victoria Saravia.
Durante la noche se sirvieron distintos platos mediterráneos, típicos de los restaurantes Cipriani del mundo, acompañados de otro trago clásico de la cultura italiana, tal como el Bellini.
