The Sótano es quinceañero. Esta columna cumple 15 años de publicación ininterrumpida. Hizo su debut el miércoles 1º de septiembre de 2004. Las noticias principales publicadas en la edición de El Observador de esa fecha decían: “FMI da buenas señales pero advierte sobre vulnerabilidad”, “De Rato instó a “aumentar la calidad” de las políticas macro”, “Cordero salió del país pero no hay registros oficiales”, “Patrulleros de UTE procurarán evitar los robos de cables”, “Alza del 1,05 % en el salario en julio”, “Proyectan hotel de 50 pisos en Punta Ballenas” (el subtítulo aludía a una realidad futura de película: “El complejo contaría con 350 habitaciones, casino, centro comerciales y helipuerto”), “Abre hoy la 99ª Exposición Ganadera en la Rural”, “Atentado checheno lleva el terror otra vez a Moscú”, “Un centenar de detenidos en protesta frente a la Casa Rosada”, “Vuelve la locura tricolor” (la nota iba acompañada de una foto de Abreu con un niño en brazos), “El domingo vayan a ver a Recoba”, “Directiva evalúa iniciar juicio a Bueno [Carlos] y Casal”, “El Chino carga una pesada mochila: la gente en contra”.
En la página 2, en la sección Opinión, en un pequeño recuadro a la derecha debajo, aparecía la sección Pensamiento. La cita del día era de Fermín Bosco y decía: “Un país cuyos habitantes no leen es más vulnerable al engaño”. Quince años después, los uruguayos leen cada vez menos. Por lo tanto… Ha pasado bastante tiempo desde entonces. El país y el mundo son diferentes (aunque no tanto como uno quisiera) y la cifra de mi edad es más abultada. No estoy tan seguro de que el paso del tiempo otorgue al ser humano mayor sabiduría, pero hago todo lo posible para creérmelo.
De todo lo que ha pasado desde el 1º de septiembre de 2004 a la fecha, mucho pasó a ser parte de ese pasado que pertenece al olvido, es decir, ya no interesa a nadie. De las noticias de interés colectivo y consideradas de relevancia que entonces prevalecían, el 90 y pico por ciento de las mismas perdió relevancia. El ver su contenido en el espejo retrovisor realza la certeza de que los diarios sirven para enfatizar el gran espejismo que es la vida, puestodo durapoco, como demasiado poco, principalmente la vigencia de las noticias. La verdad incluida en el Libro del Eclesiastés es irrefutable: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”. Esta afirmación, a diferencia de la noticia más importante de la edición de hoy, no perderá vigencia pasado mañana.
Del 1º de septiembre de 2004 a la fecha ha pasado una cantidad de cosas que hoy pertenecen a los libros de historia, los cuales preservarán su vigencia. La iglesia católica tuvo tres papas, Uruguay tres presidentes (uno de ellos reelecto), EEUU tres presidentes (uno negro y dos de ellos reelectos), han muerto figuras públicas mundiales que parecían eternas (los espejismos del poder también terminan) como Fidel Castro, Augusto Pinochet, Muammar Gaddafi y Saddam Hussein, hubo cuatro mundiales de fútbol, habiendo Uruguay participado en tres de ellos, han salido a la venta nuevos medicamentos para todas las enfermedades imaginables (pero todavía está muy lejos el sueño de la humanidad respecto a que el promedio de vida llegue a los 100 años de edad), el streaming terminó con las pequeñas y grandes empresas que se dedicaban al alquiler de videos, ha habido un aumento exponencial de la adicción a la tecnología digital, W. S. Abreu sigue jugando el fútbol, aumentó la venta de los autos eléctricos y de los sitios en internet en los cuales lo usuarios se contactan con gente con el propósito de encontrar pareja, etc., etc. Y los diarios han finalmente aceptado que su futuro no está en el papel sino en el formato digital. Tal vez por eso usted me está leyendo aquí, en una pantalla similar a la de su televisor.
Un colega, quien trabaja en otro diario, me decía que no conocía en el periodismo un caso similar a The Sótano, y afirmaba que es récord para Uruguay, pues se ha venido publicando de manera interrumpida durante ya 16 años, 15 de ellos en papel, de lunes a viernes, como un relojito. Sin pausas, hiatos por enfermedad, ni vacaciones. ¿Caso único en el periodismo mundial? He consultado al Guinness World Records y estoy a la espera de la respuesta. El primer The Sótano publicado se titulaba: “Hola, desde aquí abajo los saludo”. Hoy, tantos años después, como si el tiempo no hubiera pasado y la vida continuara siendo un sagrado milagro en tiempo presente, les digo, lectores: “Hola, desde aquí abajo les agradezco”. Mi persistencia y entusiasmo han sido alimentadas por su fidelidad, la cual en definitiva, es la que hoy celebro.
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