Tinder en tiempos de coronavirus: ¿qué pasa con los uruguayos?

Desde el 13 de marzo, el gobierno exhortó a la población a salir lo menos posible y a hacer un uso responsable de la libertad. La sociedad acató el pedido y ese uso responsable abarcó hasta las aplicaciones de citas.

El confinamiento preventivo disparó el consumo de internet e hizo que mucha gente se volcara a usarla como fuente de entretenimiento. Si bien existen muchas maneras de distraerse con ella, como por ejemplo mirar series y películas, jugar videojuegos e informarse, las aplicaciones de citas siguen siendo una alternativa viable a la hora de conocer gente y pasar el rato.

Desde Tinder informaron a Cromo que a nivel mundial las conversaciones diarias se incrementaron un 20% en el período de febrero a marzo y que en ese mismo tiempo se registró una mayor duración de esas charlas al registrar que eran un 25% más largas. Como los datos no pueden aplicarse linealmente a Uruguay, Cromo entrevistó a 15 varones y mujeres de entre 18 y 35 años.

Los testimonios uruguayos

Seis de los 15 usuarios consultados dijeron haberse conectado más veces por día y pasado más tiempo con la aplicación que antes de la pandemia. Algunos de ellos ingresaban unas diez veces por día y le dedicaban aproximadamente 30 minutos por cada momento de conexión. Si se hacen cuentas, eso da un total de cinco horas diarias. Sin embargo, ese tiempo no se mantenía todos los días, sino que disminuía con el correr del tiempo ya que las conversaciones migraban de Tinder a WhatsApp.

Quienes aumentaron su uso de Tinder afirmaron que lo hicieron por el aburrimiento de estar encerrados y por la prudencia de no salir a conocer gente en el marco de la emergencia sanitaria. Al principio solo hablaban con sus “match”, pero en este último tiempo, en el que los casos activos de covid-19 en Montevideo no superan los 50, optaron por tener citas tomando los recaudos necesarios, como usar tapabocas y encontrarse en espacios abiertos.

Cinco usuarios contaron que redujeron el uso de Tinder por la pérdida de interés al no “poder conocer gente físicamente”. “No quiero perder tiempo hablando con alguien que sé que no voy a poder ver ahora”, dijo Agustina, una médica de 30 años que usa la aplicación para conocer gente fuera de sus ámbitos personal y profesional.

Similar fue al motivo que dio Facundo, quien aseguró que no era el momento de conocer gente ahora hasta que queden poquitos casos activos. “No sería responsable de mi parte andar conociendo gente cuando todos están haciendo un gran esfuerzo quedándose en su casa. No me parece”, aseguró el informático de 28 años. Los tres entrevistados restantes dieron un porqué diferente: el miedo de infectarse y de contagiar a sus seres queridos.

Por su parte, los cuatro entrevistados restantes indicaron que usan Tinder igual que antes porque entran para “perder el tiempo” y, a veces, hasta de forma automática. Además, señalaron que usan mucho la app para hacer “zapping” (el acto de pasar de un canal a otro rápidamente) de perfiles mientras intercalan actividad con WhatsApp, Facebook e Instagram.

“La verdad es que la uso (la app) porque estoy al pedo y para ver qué hay”, dijo Martín, un estudiante de Arquitectura de 22 años, quien dijo que si se da la posibilidad de conocer a alguien, lo hace y que si no se da esa chance no le afecta. Como Martín, Camila también expresó que no estaba pendiente de Tinder y que no tenía mucho tiempo de estar en la app por la facultad. “La uso de a ratos para darme un respiro de los libros”, dijo la estudiante de Comunicación.

¿Por qué Tinder?

La popularidad es una característica clave. Al tener más usuarios, mayores son las probabilidades de hablar con otros y, por ende, de concretar citas. Además, porque la gente tiene más poder de decisión al existir más usuarios para decir a simple vista “me gusta” o “no me gusta”. “Es la aplicación que tiene más gente para conocer. Si tuviera pocos no la usaría”, contó Felipe, un contador de 34 años.

Los entrevistados también ponderaron dos elementos más como altamente valorados: la definición del rango de edad y la definición del límite de distancia máxima en donde pueden estar los demás.

Al delimitar el rango de edad, la persona se asegura de que solamente le aparezcan los perfiles que están dentro del rango etario fijado. De esa manera, si un adulto de 30 años quiere conocer a alguien de entre 25 y 35, basta con solamente ajustar ese parámetro.

“Otras aplicaciones no me dejan poner para conocer gente de mi edad”, argumentó Matías, quien también agregó que probó otras apps, pero que dejó de usarlas porque le hablaba gente mucho más grande. De manera parecida, Paula aseveró que solamente prefiere conocer gente de más o menos su edad para estar “a la par y tener una vida parecida”.

Al establecer una distancia máxima a la redonda, el usuario también se asegura, por lo general, de que el otro viva a una distancia a la que está dispuesto a desplazarse. “A mí no me interesa conocer un ‘loco’ que viva a 50 kilómetros porque sé que nunca lo voy a ver”, contó Matías, quien vive en Montevideo y que puso como distancia máxima cuatro kilómetros.

El estudio previo

En 2016, un grupo de estudiantes del posgrado en Marketing de la Universidad ORT Uruguay hizo una investigación sobre el uso de Tinder en Uruguay. Entre algunos de sus descubrimientos destacan que poco más de la mitad de los 1.200 encuestados usa Tinder para ahorrar tiempo al conocer otras personas y para “economizar esfuerzos”, así como para “encontrar a alguien para tener una o más citas”. 

En cuanto al perfil promedio del usuario de Tinder, existe dos grandes grupos: quienes usan la aplicación porque se sienten solos y para conocer gente, y quienes buscan conocer gente para concretar relaciones sexuales. El común denominador de ambos grupos es que, en general, son personas que se sientan más cómodas para conocer gente a través de una aplicación.

“Todos los entrevistados reconocen que la función de estas aplicaciones es conectar personas, si bien algunos de ellos limitan la finalidad a encontrar personas que busquen relaciones superficiales, que no superan el ámbito digital o que su fin es concretar encuentros casuales. De esta forma, quienes utilizan o han utilizado estas plataformas, en general buscan divertirse a través de ese juego de atracción física y verbal, mientras que a aquellos que jamás las han probado les gustaría encontrar pareja estable a través de estas redes”, dice la investigación llevada a cabo por Melissa Nogués, Alejandra López y Stephanie Better.

Al igual que en el contexto del confinamiento opcional, el aburrimiento, la dificultad de conocer gente a partir de los métodos tradicionales, la desinhibición que permiten estas plataformas y la posibilidad de conocer a más cantidad de personas en menor tiempo y costo vuelven a Tinder una opción altamente considerada.

“Lo cierto es que estas apps son cada vez más aceptadas y parte de la rutina de una generación que entiende el encuentro virtual como una alternativa al encuentro físico porque tienen ciertas ventajas: ahorro de tiempo (‘no tengo que salir todos los fines de semana’), evitar ser rechazado (‘evito salir y rebotar porque ninguna me dio bola’) y ahorro de dinero (‘no tengo que chupar alcohol y pagar entrada’)”, concluye el estudio.