En el marco del proyecto europeo Flora, que pretende establecer el papel de los flavonoides en algunas enfermedades, los investigadores modificaron genéticamente tomates para enriquecerlos con antocianinas, que son antioxidantes de la clase de los flavonoides.
Los investigadores, cuyo trabajo será publicado el domingo en la revista Nature Biotechnology, del grupo británico Nature, convirtieron en polvo esos tomates genéticamente modificados y los utilizaron para dar de comer a ratones a los que les faltaba un gen protector y, por tanto, susceptibles de sufrir varios tipos de tumores y de morir en corta edad.
"No sabemos cómo funciona. Es improbable que esos datos se expliquen sólo por la presencia de los antioxidantes", reconoció Marco Giorgio, del Instituto Europeo de Oncología.
La agencia estadounidense de control de alimentos y medicamentos (FDA) señaló en 2007 que "no hay una indicación sólida" que pruebe que el consumo de tomates ricos en antioxidantes reduce el riesgo de ciertos cánceres, excepto quizá el de próstata o estómago.
(AFP)