El presidente electo de Brasil, Lula da Silva, tras vencer a Jair Bolsonaro

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Un discurso pacificador, leído e invocando a Dios, ante la demora de Bolsonaro en aceptar el resultado

Electo por tercera vez, Lula volvió a fijar como meta la de su primer gobierno, en 2003: que todos los brasileños tengan tres comidas diarias. “No hay dos Brasil”, enfatizó
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31 de octubre de 2022 a las 08:59

Su mano de cuatro dedos sobre la bandera verde-amarelha y una única palabra: democracia. Pocas definiciones tan elocuentes sobre el sentido de su triunfo como el tuit con que Luis Inácio Lula da Silva celebró su victoria sobre Jair Bolsonaro en las elecciones que lo ponen nuevamente, y por tercera vez, en la presidencia de Brasil.

"Vamos a encontrar una salida para que el país vuelva a vivir democráticamente", resumió el ganador en su discurso donde prometió que su prioridad será, como en el 2003, que todos los brasileños coman tres comidas al día.

El compromiso de “restablecer la paz" fue el ordenador del mensaje del presidente electo, que arrancó con un agradecimiento espontáneo al pueblo y a Dios, pero siguió con un balance de 20 minutos, leído para no olvidar nada ni desviarse de su objetivo pacificador.

"Estoy aquí para gobernar este país en una situación muy difícil, pero con la ayuda del pueblo vamos a encontrar una salida para que el país vuelva a vivir democráticamente", afirmó el líder del Partido de los Trabajadores (PT).

"Esta elección puso frente a frente a dos proyectos diferentes de país, pero hubo un solo ganador, el pueblo brasileño. Esta es la victoria de un inmenso movimiento democrático que se formó dejando de lado intereses político y personales para que la democracia salga victoriosa", aseguró.

"A nadie le interesa vivir en un país dividido en permanente estado de guerra. Este país necesita paz y unión. Voy a gobernar para todos los 215 millones de brasileños, incluso para quienes no me votaron. No existen dos Brasil"", dijo Lula, de 77 años, tras derrotar por un estrecho margen al ultraderechista Jair Bolsonaro, que buscaba la reelección.

Según los cómputos finales, con el 100% de las mesas escrutadas, Lula aventajó a su rival por 1,8% -2.140.000 votos- sobre un total de 118.550.000 votos válidos. El ganado obtuvo 60.346.000 votos y el perdedor 58.206.000.

Algunas denuncias de intendentes de localidades alejadas ante el Tribunal Superior Electoral estimaron que hasta 3 millones de personas no pudieron emitir su voto por los bloqueos policiales o el cobro de los viajes que debían ser gratis. Presumiblemente votantes de Lula en su mayoría.

El ganador acusó al mandatario derrotado de haber puesto en marcha la máquina del Estado al servicio de su reelección y de haber diseminado el odio en el país.

"La mayoría del pueblo dejó bien claro que desea más y no menos democracia, más y no menos inclusión social, más y no menos respeto y entendimiento entre los brasileños. El pueblo desea más libertad, igualdad y fraternidad en nuestro país. El pueblo quiere comer bien, vivir bien, quiere empleo bien remunerado, quiere políticas públicas de calidad, quiere libertad religiosa y libros en lugar de armas", afirmó.

Lula recordó durante toda su campaña que durante su primer Gobierno (2003-2010), Brasil había salido del mapa del hambre de la ONU pero que actualmente hay 33 millones de brasileños en riesgo alimentario, es decir: comiendo salteado.

"No podemos aceptar como normal que millones de personas no tengan que comer o que consuman menos de las calorías que necesitan", afirmó tras los resultados de este domingo.

El líder progresista afirmó que es inconcebible que un país como Brasil, que es una de las mayores potencias agropecuarias del mundo, el tercer mayor productor de alimentos y el primero de proteínas animales, no "pueda garantizar que todos los brasileños tengan diariamente un desayuno, un almuerzo y una cena".

"Este será nuevamente el compromiso número uno de mi Gobierno", reafirmó el presidente electo en un discurso de cerca de veinte minutos que concluyó afirmando que "combatir la miseria es la razón por la que viviré hasta el fin de mi vida".

Durante su discurso, Lula da Silva, prometió además luchar por la deforestación cero en la Amazonia y dijo que retomará el control de las actividades ilegales en esa región, donde promoverá el desarrollo sustentable.

"Brasil y el planeta necesitan de una Amazonia viva. Un árbol en pie vale más que la deforestación, el río limpio vale más que todo el oro extraído con las aguas contaminadas por mercurio", manifestó.

El líder izquierdista también se dirigió a la comunidad internacional y dijo que "Brasil está de vuelta" y dejará de ser un "paria".

"Brasil es un país grande y no puede estar relegado al nivel de paria que se encuentra actualmente", apuntó, tras recordar que durante su gestión anterior fueron creados los Brics, la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur) y se reforzó el Mercosur.

"No nos interesan los acuerdos comerciales que condenan a nuestro país al eterno papel de exportador de commodities y materias primas. Reindustrialicemos Brasil, invirtamos en la economía verde y digital, apoyemos la creatividad de nuestros emprendedores y emprendedoras. También queremos exportar conocimiento", aseguró.

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