Uno de cada 160 niños tiene autismo en el mundo

Las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) presentan problemas a la hora de identificar sus propias emociones, lo que les provoca dificultades también en la relaciones interpersonales y constituye todo un reto con el que convivir, según explicó la directora de DOMUS Instituto de Autismo de México, Judith Vaillard.

"Las características principales son fallas persistentes en las relaciones sociales, patrones de conducta repetitivos e intereses limitados", agregó la psicoterapeuta.

Además sufren de alexitimia, es decir, la "dificultad de ponerle nombre a las emociones", lo que no quiere decir que no lloren, rían, sientan. Para la experta, precisamente por esto, debe apostarse más por la terapia emocional a la hora de tratar a los pacientes. "Habitualmente se desecha por completo la terapia emocional y en la etapa juvenil y adulta existe una repercusión", aseguró.

El problema no se encuentra en la falta de lenguaje, sino en la comunicación. Existe en ellos "una verdadera dificultad para comprender el entorno social, el lenguaje no verbal, el lenguaje verbal, las señas, los guiños, esto que comunicamos con el cuerpo que para todos nosotros es sencillo pero para ellos es sumamente complejo".

Para relacionarse con gente se requiere una inteligencia dinámica que ellos no tienen tan desarrollada. En estos casos, utilizan la inteligencia estática: una forma de hacerlo es a través de la computadora, donde habitualmente encuentran un "refugio".

De acuerdo con Vaillard, lo predecible –como es el caso de la tecnología– es un alivio para ellos. Por el contrario, ruidos molestos, o cambios bruscos interrumpen su tranquilidad. "De ahí este gran interés que ellos muestran en las cosas muy objetivas, muy constantes, los juegos de vídeo, las computadoras, no porque sean súper genios en eso, en realidad es como una especie de refugio donde no les cuesta trabajo estar", detalló.

Las personas dentro del espectro presentan un "estilo de pensamiento rígido, lineal", con intereses muy restringidos que les arrojan a buscar "un tipo de actividades y rutinas que les dan tranquilidad". Incluso, enfrentarse a la interacción social puede provocarles crisis de ansiedad en una situación extrema.

Desde hace 20 años a esta parte, los casos de autismo van en aumento. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hoy un niño de cada 160 padece un trastorno del espectro autista.

La experta valoró los datos como "alarmantes" y atribuyó el incremento a los factores genéticos predisponentes y los detonantes ambientales que hacen que determinados genes se expresen.

El autismo viene acompañado de una alta frecuencia de problemas médicos concomitantes como alteraciones mitocondriales y alteraciones del sistema inmunológico.

Este trastorno no tiene cura, sin embargo, la calidad de vida de las personas mejora si reciben una atención temprana, personalizada, adecuada a sus necesidades y a lo largo de toda su vida.