Pánico a 10 mil metros

Es la flota con este tipo de nave más grande del mundo, con la cual vuela a 100 destinos en el continente americano. En número de pasajeros transportados, es la tercera en tamaño de Estados Unidos, después de American y Delta, y por encima de United.

Hasta ahora nunca había sufrido un accidente con víctimas mortales, por lo que era considerada casi un milagro de la industria aeronáutica. El martes perdió el invicto. Pasadas las 10 de la mañana de ese día, el Boeing 737-700 que iba de Nueva York a Dallas con 149 personas a bordo sufrió una explosión en una de las turbinas cuando se encontraba a 9.906 metros de altura, la que destrozó una de las ventanillas ubicada sobre al ala.

A raíz del enorme agujero que se produjo, una pasajera que estaba sentada junto a la ventanilla fue succionada, aunque en forma heroica dos pasajeros hombres impidieron que el cuerpo fuera arrastrado por completo fuera del avión. Sin embargo, todos los intentos posteriores por salvarle la vida a la mujer fueron inútiles.

Jennifer Riordan, de 43 años de edad, ejecutiva del banco Wells Fargo, murió momentos después de ser transportada a un hospital debido a las esquirlas de turbina que impactaron en su cabeza. Los pilotos del avión accidentado, un hombre y una mujer, hicieron un trabajo extraordinario, salvando a la nave, la cual debió aterrizar de emergencia en Filadelfia.

El avión tiene 18 años de uso y había sido revisado por los mecánicos de la aerolínea dos días antes del accidente. ¿Cuál fue la causa de lo que pudo ser una catástrofe de grandes proporciones? ¿Se trató de un error en la parte de mantenimiento de una de las aerolíneas más seguras del mundo, de una falla en el diseño de los motores, o bien la fatiga del material produce una falla grave en las turbinas que hasta ahora se desconocía?

La respuesta a esta pregunta importa mucho, pues el Boeing 737 es el avión más usado por las aerolíneas del mundo.