Estilo de vida > Entrevista a la fotógrafa Tali Kimelman

"Para valorar la fotografía es necesario educar"

Después de años de búsqueda y de trabajo para marcas y medios del mundo, presenta su propio proyecto: bosque.uy
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27 de enero de 2018 a las 05:00

Otra de #CaboPolonio

Tali Kimelman tenía 25 años, una maestría en ingeniería biomédica en curso y ninguna experiencia en fotografía cuando llegó a Japón con una cámara de tres megapixeles en la mano. Hasta el momento su vida había transcurrido entre indecisiones profesionales que, de todas formas, no le habían impedido el éxito. Había estudiado ingeniería y estaba trabajando en Chicago, donde vivía con su novio. Sin embargo, en Japón algo apretó un obturador interno que hasta ese entonces había estado oculto. Lo que siempre había buscado era la fotografía.

En su vuelta al país comenzó un curso básico, pero su aprendizaje fue casi autodidacta. Se especializó en postproducción y comenzó a llamar la atención de revistas, fotógrafos y empresas. Pronto sus fotos comenzaron a aparecer en campañas y su profesión se disparó. Hoy es una fotógrafa reconocida, con un proyecto personal a punto de ser lanzado (ver recuadro) y con imágenes que pueden verse en marcas y medios como Coca-Cola o The New York Times.

¿Tiene una mirada que la identifica ¿La encontró enseguida o la desarrolló con el tiempo?

En general, creo que uno mismo no se da cuenta de cuando aparece su mirada. Incluso de si la tiene. Me pasa que sí veo las miradas de otros fotógrafos, las identifico y entiendo su estilo. Puede ser que en el último tiempo me dé más cuenta que antes cuando algo tienen mi sello particular. Pero antes me parecía que nada unía mis trabajos.

¿Y cómo definiría esa mirada actual?

En un momento fui más hacia la perfección. Buscaba que las escenas fueran perfectas. Es un poco lo que tiene la publicidad, que te muestra lo que parece imposible, aspira a la perfección, a lo hermoso. Eso me dejó de interesar. Y fue también lo que me dejó de interesar de la postproducción. Me dejó de interesar modificar la realidad para que todo sea mejor ¿Mejor para quién? De todos modos, ahora tampoco trabajo solo con el bruto de una foto, pero hago otras cosas, o intento no buscar esa perfección sino resaltar lo bueno que tienen las cosas por sí solas.

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Esa perfección era parte lo que le pedía la publicidad. Hoy sigue trabajando en ella. ¿También la dejó de lado allí?

Sí. Porque en realidad creo que la publicidad se corrió de ese lugar también. Siento que ahora las imágenes publicitarias buscan otras cosas. Por ejemplo, la piel casi sin textura ya no existe. Hoy lo que se busca es lo natural.

¿La mirada se pude dividir entre comercial y artística?

Uno es uno y vuelca lo que es; haga lo que haga. Se va a ver tu personalidad y por eso te buscan. Yo trato de adaptarme a lo que quieren y hacer lo que están buscando, pero siempre sugiero ir para donde pienso que hay que hacerlo. Ahora me contrataron de un hotel para fotografiar habitaciones. Generalmente las fotos de esos lugares son muy descriptivas, perfectas. Y les dije ¿por qué no hacemos algo distinto, me quedo a dormir ahí, destendemos la cama y le saco a ese caos? Y les encantó. Pero me habían contratado para lo otro en realidad. Pero la perfección absoluta ya no sirve.

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Un pueblo en la oscuridad

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¿Cómo ve el circuito fotográfico/artístico en Uruguay ahora? ¿Hay nuevas miradas a las que vale la pena seguir?

Está naciendo. Hay fotógrafos que trabajan desde hace muchos años y son capos totales, clásicos. Pero creo que está naciendo una generación de fotógrafos increíbles. Las escuelas de fotografía ayudan mucho en ese sentido y están generando algo bueno. Evidentemente hay un boom de la fotografía a nivel mundial por todo lo que representa la imagen hoy, pero creo que las escuelas juegan un papel importante ayudando a la gente a generar un cuerpo de trabajo que tenga consistencia. Que no todo sea sacar un montón de fotos lindas que no tienen nada que ver entre ellas, sino pensar en algo que tengo un hilo conductor. Y para eso se necesita laburar, es difícil que salga naturalmente. Personas que hace fotos lindas hay un montón y hay varios en Instagram. Pero creo que un proyecto personal, que además siempre es genuino, le deja mucho más al observador. Es la conexión de un artista con su arte.

¿Y cómo influyó el Centro de Fotografía?

Ellos han cambiado todo. Traen gente del exterior y hacen cursos subvencionados por ellos mismos. Hacen un trabajo increíble. La gente viene del exterior y se sorprende que funcione tan bien. Yo he escuchado fotógrafos de Buenos Aires decir "ojalá tengamos algo así allá". Acercó mucho la fotografía al público general con las fotogalerías abiertas, por ejemplo. Y eso es muy importante, porque para que la gente empiece a valorar la fotografía es necesario educarla.

¿Es más fácil llegar a exponer en salas ahora?

Es muy caro enmarcar y encuadrar, y eso hace que las muestras sean poco viables. Tampoco hay muchas salas de exposición. Hay algunas lindas, pero son poquitas. Por eso el surgimiento de los Fondos Concursables es una buena noticia porque si tenés todo impreso y enmarcado es más fácil y la sala no tiene que financiar todo.


¿Cómo cambió Instagram la fotografía?

Cambió la cultura visual. La gente aprende a distinguir cuál es la foto que está buena de la que no. Eso me parece muy importante. Ejercita el proceso de selección de imágenes. Y cuando subís una foto también ejercita la postproducción. Si le dedicás tiempo, como no fotógrafo podés mejorar mucho la capacidad de mostrar y transmitir conceptos y criterios a través de la imagen. En mi caso, con el tiempo se convirtió en una plataforma expositiva.

El proyecto Baño de bosque

Kimelman trabaja en fotografía desde 2006, pero hasta el momento no había encontrado un proyecto personal al que dedicarle tiempo. Por eso bosque.uy, que muestra al Arboretum de Punta Ballena y con el que ganó los Fondos Concursables para presentar una muestra a fin de año, es un paso importante en su carrera. "Recorrí varios lugares buscando alguno que me llamara la atención. Cuando llegué al Arboretum encontré una energía muy especial. Y es una experiencia inmersiva en la naturaleza, que es algo a lo que no estamos acostumbrados en el día a día." Baño de bosque está acompañado de un libro editado de forma artesanal que se presenta este sábado en el restaurante Lussich, a pocos metros del Arboretum, de 19 a 21 horas.

La web de Baño de bosque es www.bosque.uy

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