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Puigdemont se apronta para un gobierno que no sabe si asumirá

Tras las elecciones de diciembre, se debe formar un nuevo Ejecutivo regional
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14 de enero de 2018 a las 05:00
Por Raphael Minder, The New York Times News Service

Después de una elección apretada, los políticos por lo general debaten sobre cómo formar un gobierno de coalición. Sin embargo, la discusión que siguió a las elecciones regionales en Cataluña es más fundamental que la mayoría.

Todavía no está claro quién podría dirigir físicamente el siguiente gobierno de esta inquieta región española: las conversaciones sobre la coalición incluyen a líderes que están en un exilio autoimpuesto o en la cárcel.

Es posible que los jueces españoles tengan la última palabra cuando determinen si los políticos separatistas son elegibles para un puesto en el gobierno aunque esperen un juicio por cargos de sedición y rebelión tras la declaración unilateral de la independencia de Cataluña en octubre.

El viernes pasado, la Corte Suprema de España rechazó una apelación presentada por Oriol Junqueras, líder del partido separatista Esquerra Republicana, quien buscaba pagar una fianza después de dos meses en una cárcel de Madrid.

"Aún estamos en una situación de completa incertidumbre, en la que desafortunadamente los asuntos políticos y judiciales se están mezclando, pues el sistema judicial español tendrá una influencia muy fuerte en el resultado político", dijo Pablo Simón, profesor de Política en la Universidad Carlos III de Madrid.

Incluso aunque se hubiera liberado a Junqueras, su reclamo de convertirse en el presidente de Cataluña habría chocado contra el del exgobernante de la región, Carles Puigdemont, cuyo remodelado partido ganó de manera inesperada la mayoría de los escaños entre las agrupaciones separatistas el pasado 21 de diciembre.

Desde Bélgica, Puigdemont reclama su derecho a reelegirse, sin especificar si planea regresar a Cataluña.

Apareció en Bruselas a finales de octubre, junto con otros miembros de su antiguo gabiente, poco después de que el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, respondió a la declaración de independencia destituyéndolos de sus cargos y tomando el control de Cataluña.

Entonces Rajoy convocó unas repentinas elecciones regionales con la esperanza de que los votantes rechazaran definitivamente la independencia.

Lo que sucedió, por el contrario, fue que los tres principales partidos separatistas ganaron 70 de los 135 escaños en el parlamento catalán, con el 47,5% de los votos: casi la misma proporción que lograron en las elecciones de 2015.

Aunque los separatistas conservaron por margen estrecho la mayoría parlamentaria, sus cifras totales pueden no ser suficientes, pues ocho de sus 70 legisladores elegidos están o bien en una cárcel en Madrid o bien en Bélgica junto con Puigdemont y se rehúsan a regresar a España y arriesgarse a la detención.

Puigdemont exige garantías a las autoridades españolas para retomar su papel como presidente legítimo de la Generalitat de Cataluña. Después del 21 de diciembre, solicitó reunirse con Rajoy para negociar fuera de España, lo que fue rechazado.

El presidente del gobierno español describió como "absurda" la idea de que Puigdemont pudiera gobernar Cataluña desde Bélgica.

Cuando los partidos separatistas se encontraron en un punto muerto poselectoral hace dos años, Puigdemont, exalcalde de Girona, surgió como el candidato mayoritariamente aceptado.

Sin embargo, ahora sus problemas legales, aunados a su éxito electoral, lo lanzaron a un papel muy distinto, uno en el que podría convertirse en un obstáculo para la formación de un nuevo gobierno.

"La gran paradoja es que el mes pasado Puigdemont resultó ser un activo electoral sorprendente, que se las arregló para dirigir a su partido casi solo desde Bélgica, pero ahora sus declaraciones complican todo", dijo Simón.

El parlamento catalán se reunirá de nuevo el 17 de enero, de acuerdo con la agenda de Rajoy, y luego votará la integración de un nuevo gobierno.

No está claro quiénes estarán sentados en el hemiciclo ni si los separatistas inelegibles tratarán de pasar sus escaños a candidatos sustitutos.

Incluso si los separatistas salvaran ese gran obstáculo, pueden batallar para encontrar el camino hacia adelante tras cuatro meses de agitación política que incluyeron un referéndum inconstitucional y un torpe intento de declarar la independencia.

El más pequeño de los partidos separatistas –Candidatura de Unidad Popular (CUP), de extrema izquierda– insiste en que Cataluña puede separarse de España en forma unilateral, lo que podría apartarlo de otros partidos que se mostraron más cautelosos respecto de sus planes.

"Lo que suceda ahora con el movimiento de independencia depende de varias cosas que desconocemos, pero quizá sobre todo de Puigdemont, un líder cuya característica principal es ahora ser completamente impredecible", dijo el columnista político Josep Ramoneda.

Después de viajar a Bélgica, dijo Ramoneda, Puigdemont "puede hablar cuanto quiera sobre su legitimidad, pero también está tratando de zafar de una situación personal muy difícil".

Describió los esfuerzos de Puigdemont de obligar a Rajoy a llegar a un acuerdo negociado como "fantasía pura".

De hecho, las elecciones catalanas podrían haber dado a Rajoy menos libertad para maniobrar, pues el Partido Popular quedó en último lugar.

Pero el que ganó individualmente más votos fue otro partido unionista, Ciudadanos, de cuyo apoyo en Madrid depende el propio gobierno minoritario de Rajoy.

Independentistas quieren investir a Puigdemont

Los dos grandes partidos independentistas catalanes acordaron investir nuevamente al presidente catalán cesado por el gobierno español, Carles Puigdemont, aunque todavía no decidieron cómo hacerlo pues está en Bélgica, informaron ambos sectores esta semana.

En las elecciones del 21 de diciembre, los independentistas renovaron su mayoría absoluta en el parlamento regional con 70 diputados sobre 135 y la lista de Puigdemont, Juntos por Cataluña (centroderecha, 34 diputados), fue la primera del bloque seguida de cerca por Izquierda Republicana de Cataluña (ERC, 32).

Puigdemont, quien partió a Bélgica después de que el parlamento regional declarara la independencia el 27 de octubre, se reunió en Bruselas con la número dos de ERC, Marta Rovira, para negociar la investidura.

Ambos llegaron a un acuerdo para iniciar la legislatura e investir al expresidente catalán como titular de la Generalitat.

Sin embargo, otras fuentes descartaron que el acuerdo esté completamente cerrado a causa de la situación judicial de Puigdemont, acusado de rebelión y sedición en España, lo que puede provocar su detención si vuelve al país.

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