Antes de la reunión del presidente Donald Trump con Kim Jong-un en Singapur, que concluyó con un acuerdo para seguir negociando, algunas empresas e inversores intrépidos comenzaron a considerar las posibilidades de que las dos potencias pudieran llegar a negociar.
Unas cuantas empresas grandes han tratado con vacilación de comunicarse con contactos en Corea del Norte, comentó Wook Yoo, socio de Bae, Kim & Lee, un despacho de abogados surcoreano. No queda claro cuántas ni cuáles empresas están considerando la idea. Los ejecutivos de estas empresas se muestran renuentes a hablar de sus planes abiertamente. Los que inicialmente están tanteando el terreno en Corea del Norte temen violar las sanciones estadounidenses e internacionales, que al parecer no disminuirán pronto. Incluso si se avanza, el mundo todavía estaría enfrentándose a un líder que desvió millones de dólares de la economía de su país para construir armas poderosas lo cual ocasionó escasez de alimentos entre sus ciudadanos..
No obstante, a algunos en el mundo empresarial les parece que la idea es interesante.Corea del Norte tiene una población relativamente joven, al igual que una tendencia emprendedora subyacente. Cuenta con una enorme cantidad de recursos, como terrenos excepcionales y mineral de hierro; además, Corea del Sur ha ofrecido a su contraparte del norte un plan de modernización que incluye construir ferrocarriles y plantas de energía.
"Ahí es donde se va a ganar dinero", comentó el profesor asociado de la Universidad de Sídney y autor de un libro sobre la economía de Corea del Norte, Justin Hastings. Es decir, "si puedes descubrir la forma de que no te expropien", agregó Hastings, citando los antecedentes de Pionyang en la confiscación de activos.
Un cambio repentino en el clima empresarial de Corea del Norte tampoco sería algo inusitado: a principios de esta década, Birmania, antes cerrada al comercio, se abrió rápidamente, atrayendo a grandes empresas de todo el mundo.
"Quieren que la inversión estadounidense venga a Corea del Norte", afirmó em abril a CNN el asesor presidencial de alto nivel de Corea del Sur, Chung-in Moon, y agregó: "Sí, quieren una Trump Tower. Quieren McDonald's y todo ese tipo de cosas".
Casi tres cuartas partes de las empresas surcoreanas estarían dispuestas a hacer inversiones en Corea del Norte una vez que se levanten las sanciones, según una encuesta realizada a 167 empresas y publicada la semana pasada por el diario Maeil Business Newspaper en Corea del Sur.
Tratándose de negocios, Corea del Norte no es para los débiles. Su economía tiene la mitad del tamaño de la sexta
ciudad más grande de Corea del Sur.
Para las empresas, sería necesario garantizar la electricidad y el agua. Yoo comentó que Corea del Norte carecía de formas básicas de resolución de controversias empresariales para las empresas extranjeras.
Las pocas empresas chinas, japonesas y surcoreanas que se han aventurado a ingresar a Corea del Norte han visto confiscados sus activos. Xiyang Group, una minera
china, acabó de construir su primera mina ahí en 2012 solo para ver a Corea del Norte expulsar a sus empleados del país y asumir el mando. Xiyang dijo que perdió alrededor de US$ 45 millones en el proyecto.
El Parque Industrial Kaesong, un centro de manufactura que construyó Hyundai en el lado norcoreano de la frontera hace más de una década, cerró en dos ocasiones antes de que Corea del Norte congelara los activos surcoreanos hace dos años. Las 123 empresas que operaban en el complejo declararon que, en conjunto, perdieron 1300 millones de dólares.
Además, la fuerza laboral norcoreana carece de habilidades básicas, según mencionaron los que han visitado el país.
"La brecha más grande que estamos tratando de acortar —y es muy, pero muy grande— es el gran aislamiento de Corea del Norte", dijo el fundador de Choson Exchange, una organización sin fines de lucro, Geoffrey See. "Si observas a otros países que se abren, ya tienen una diáspora para regresar con conocimientos", acotó
El solo hecho de recibir una respuesta puede ser difícil, comentó See. Recordó que envió un correo electrónico hace una década a un funcionario de Piongyang sobre la apertura de Choson Exchange. Pasaron dos meses antes de que recibiera una respuesta.
"Hay intereses creados en Corea del Norte", afirmó el investigador de la Universidad Leiden en los Países Bajos, Christopher Green, quien ha entrevistado a los desertores norcoreanos. "La economía es subdesarrollada y hay personas que ya están ganando dinero ahí. Lo último que una empresa norcoreana querría es el ingreso de una empresa surcoreana como Samsung".
Hyundai tiene planes futuros para el complejo de Kaesong, incluyendo una zona para la tecnología que podría albergar a 2000 empresas y 600.000 empleados, según su página web. Incluso tendría un campo de golf.
A pesar de la carencia de habilidades básicas de los norcoreanos, el país cuenta con una generación de aspirantes a emprendedores dispuestos a aprender, comentaron See y otros.