Así se construyó el comunicado que este martes divulgó el gobierno en el que no se pronuncia sobre la legitimidad de la reelección del presidente Nicolás Maduro y, en cambio, manifiesta dos conceptos repetidos desde hace un año y medio: que la "peor solución" para el pueblo venezolano es "profundizar su aislamiento internacional" y que la única salida es mediante un "diálogo nacional" que sea "amplio e inclusivo".
A la hora de expresarse el gobierno tuvo que sopesar, al menos, tres variables: la reputación del país ante la comunidad internacional, la relación bilateral con Venezuela y la política interna.
Hay quienes dicen que la política exterior no es otra cosa que la proyección de la política interna. Y este caso parecería agregar un argumento a esa hipótesis.
Fuentes del gobierno dijeron a El Observador que a la hora de escribir el comunicado terminó pesando la importancia de la cuestión interna. Uno de los informantes dijo que el tema Venezuela es "caro" para este gobierno por la complicada situación interna y las sensibilidades que despierta dentro del Frente Amplio.
En este sentido, el gobierno buscó una declaración "equilibrada" que resguardara al Ejecutivo –y principalmente a la cancillería- de acumular nuevos moretones de parte de algunos sectores de la coalición de izquierda, como el Partido Comunista o Casa Grande.
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Otra de las fuentes de gobierno consultadas señaló que al momento de tomar la decisión se "valoraron todas las alternativas" y que se terminó escogiendo por el "mínimo denominador común".
No es que en el gobierno estén convencidos que las elecciones del domingo gozaran de plenas garantías. Pero lo que sí creen con firmeza es que la estrategia de presionar y aislar al gobierno de Maduro no contribuye en nada.
Es más, hay quienes dentro del gobierno ven que Venezuela va camino a convertirse en la nueva Cuba y que eso da lugar al ingreso de actores extra regionales –como Irán o Rusia- que están determinados a que el régimen de Maduro se mantenga a flote.
La estrategia uruguaya ha sido "seguir el juego" de Venezuela para que en algún momento el régimen chavista "baje la guardia" y, al no sentirse tan amenazado, se abra un espacio de diálogo.
La declaración del gobierno se opuso a la reacción de algunos actores de la comunidad internacional –el Grupo de Lima, Estados Unidos y la Unión Europea- y al mismo tiempo generó el rechazo de la oposición política.
Pero nada de eso es novedad. Apenas un capítulo nuevo de una historia que por repetida no deja de ser preocupante.
El Partido Nacional pidió al gobierno uruguayo que desconozca la validez de las elecciones en Venezuela por considerar que son "claramente fraudulentas, en una nación donde impera un régimen autoritario". A su vez, solicitó al gobierno que señale la "ilegitimidad de Maduro como presidente electo", según indicó en un comunicado el Directorio blanco.
"Llama la atención el silencio mantenido hasta ahora por el Poder Ejecutivo para condenar una realidad que es claramente antidemocrática y violatoria de los Derechos Humanos", agregó el comunicado, emitido poco antes de que Cancillería se pronunciara sobre las elecciones del domingo en Venezuela.
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