Romanticismo, risas y acrobacias en un circo de película

Vestido con chaleco azul oscuro, chaqueta y pantalón negro, sobre las 21.30 horas del pasado miércoles, Ricardo Arjona dio inicio al estreno sudamericano de su gira Circo Soledad, que presenta al disco homónimo.

El concierto que el cantante guatemalteco brindó en el Estadio Centenario fue una fusión perfecta entre música, show y circo. El artista emergió en una plataforma situada dentro de un mobiliario similar a un armario que era parte de la espectacular escenografía. Con un griterío que sonó a bienvenida y los acordes del tema Ella, el cantante comenzó la presentación del álbum editado en abril de este año y que se convirtió en el decimoquinto trabajo realizado en estudios. El último show del artista en Montevideo había sido el 1º de octubre de 2014, cuando presentó su disco "Viaje".

La euforia del público –15.000 personas, en su mayoría mujeres- cambió por completo cuando anunció que el tercer tema era El Problema. La canción tuvo un intervalo para dar espacio a Sin daños a terceros. "¡Hola Uruguay!", dijo Arjona que no necesita carta de presentación.

Mientras transcurría el recital Arjona se mostró bromista, sonriente y de buen humor. El show, un formato concierto-circo, se desarrolló con espontaneidad, gracia y espíritu de diversión. Un payaso jugando con dos pelotas de fútbol, un equilibrista en una minibicicleta y haciendo maniobras con un aro, una malabarista dominando clavas y una artista realizando danza aérea en telas, fueron una constante alrededor del intérprete pero sin descuidar nunca la esencia y el resto del espectáculo.

Los músicos de Cuba, Colombia, Costa Rica, México, Guatemala y Estados Unidos le dieron un marco ideal para que Arjona brillara en toda sus intervenciones, y vale precisar también que demostró mantener intacto su caudal vocal. Al excelente sonido en los instrumentos y una gran puesta en escena, se le sumó una destacada escenografía y una imponente pantalla gigante. Las imágenes reflejaban al artista, y también proyectaban videos de sus canciones y una imagen que recreaba la entrada de acceso a un circo, y posteriormente el ingreso al circo es la cara de un payaso.

Acompáñame, Desnuda, Lo poco que tengo, Realmente no estoy tan solo y Sin ti, sin mí, fueron interpretaciones que después de 20 minutos de música terminaron de darle al concierto mayor intensidad, complicidad, emoción y romanticismo, con un cantante que manejó correctamente los tiempos de los temas y sus participaciones. En su repertorio la sorpresa fue Historia de taxi, que en vez de sonar en balada fue cantada a ritmo de salsa, con toda la tribuna Olímpica acompañando a pleno baile.

Se escucharon también las letras de Si el norte fuera el sur (con crítica a Donald Trump incluída), Cuándo, Dime que no y Cómo duele, cantadas entre el artista y el público, en una relación que parece ser mejor con el paso de los conciertos y de los años.

En Señora de las Cuatro Décadas, el momento de decidir quién sería la elegida fue toda una ceremonia, que finalizó con una mujer bajando desde el tercer anillo de la tribuna Olímpica; gracias a un cartel que decía que no se iría hasta que no fuera invitada a subir al escenario.

La anécdota inesperada de la noche fue que en primera fila, cuando un hombre le pidió casamiento a su novia, con anillos y declaración. Arjona se percató del momento y sin dejar de cantar bajó del escenario y los felicitó, ante la sorpresa del muchacho y la chica, que se abrazaban emocionados.

El show, de unas dos horas y cuarto de duración, finalizó con la canción Mujeres, con los artistas del circo en escena y el público cantando. Así se cerró un concierto redondo y atractivo. Al final el artista dijo: "Gracias Uruguay! Y espero que este no sea el último".