Durante dos días estuvo en coma. En el tercer día, comenzó a mostrar signos de mejora y en el cuarto día, habló por primera vez. "Quiero ir con mamá", dijo con voz débil, según se relata en el artículo.
"Es un milagro que ella todavía esté viva. Es una niña fuerte y sus órganos se han recuperado bien", dijo uno de los médicos a The Washington Post, y agregó que necesitará muchas cirugías plásticas para llevar una vida normal.
Al quinto día de estar internada, apareció su padre. Viviendo en Líbano, había descubierto el destino de los miembros de su familia desaparecidos cuando vio algunas fotos en Facebook.
Una de las mujeres encontradas acurrucada en un arbusto era su esposa. La niña en sus brazos era su hija de 5 años, Heba. Buscó en las morgues hasta que las encontró y las llevó a enterrar en Trípoli. Solo más tarde descubrió que había una niña no reclamada en el hospital, su otro hija.
Mishaan al Abed, el padre de Sarah, sólo había visto a la niña una vez, porque vivía en el Líbano mientras su familia permanecía en Siria. Le enviaba dinero a su esposa e hijos, quienes permanecieron en las afuera de la ciudad de Abu Kamal, en la frontera sirio-iraquí. "Ella no me conoce, y yo no la conozco", dijo al Abed sobre su hija, mientras la abrazaba y alimentaba.
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