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Siete voces de mujeres por siete miradas femeninas

Viejas bravas perfila a pioneras que abrieron camino a las generaciones futuras
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18 de noviembre de 2017 a las 05:00
Antes de las marchas multitudinarias, de la militancia, de los espacios conquistados, de los derechos merecidos y ganados, hubo mujeres que crearon un camino, rompieron techos de cristal, generaron oportunidades antes inexistentes, desterraron la palabra imposible de su vocabulario. Muchas de ellas anónimas, otras poco recordadas, la mayoría sin un texto minucioso y extenso que contara su valor en la historia política, social, tecnológica y cultural del siglo XX en Uruguay.

Cuando Mónica Bottero y Virginia Arlington fundaron la editorial Palabra Santa hace seis años sabían que querían escribir sobre esas mujeres. Empezaron a pensar quiénes debían formar parte de ese libro de perfiles y surgió el nombre de Dinorah Castiglioni, la primera cirujana del país. Arlington se reunió con ella, le hizo la primera entrevista. En mayo de 2016, Castiglioni murió. Fue ahí que ambas editoras concluyeron que el libro no podía demorar más y que las historias como la de Dinorah Castiglioni no podían dejar de contarse. Y había que hacerlo con urgencia. Así que pensaron una lista de siete "viejas bravas" que merecían ser retratadas. Allí estaban Ida Holz, responsable de instalar el primer nodo oficial de correo electrónico de Uruguay y de que el país tenga su dominio uy; Mecha Gattás, gestora nata, personaje imprescindible en la vida social y cultural de Punta del Este; Audrey Taylor, sacerdote nacida en Memphis, Estados Unidos, trabajadora incansable en las cárceles uruguayas y norteamericanas; Mirta Vanni, pionera de la aviación en el territorio nacional; Linda Kohen, pintora, exiliada de Europa en la década de 1940 por las leyes antisemitas de Mussolini; Nelly Grandal, integrante de las primeras generaciones de mujeres arquitectas del país; y Alba Cassina, exdiputada y precursora en la lucha política por la igualdad de género.

En el trayecto, Arlington y Bottero decidieron sumar periodistas mujeres para que cada una retratara a una "vieja brava", pero las fundadoras de la editorial no querían quedarse afuera del libro. Narrar esas vidas era demasiado tentador para ambas. Arlington tuvo sus horas y horas de encuentros con Grandal y Bottero hizo lo mismo con Gattás.

"Este libro forma parte de nosotras", contó Arlington, encargada de la edición de los textos.

A este largo recorrido, que ahora se llama Viejas bravas. 7 memorias, se sumaron Diana Cariboni, periodista especializada en información internacional y redactora jefa de la agencia de noticias Sputnik; Paula Scorza, editora digital de El Observador; Valeria Tanco, periodista y autora del libro Miss Terapias; Carolina Bello, colaboradora en varios medios nacionales e internacionales, autora de la novela Urquiza; y Alejandra Casablanca, actual directora de informativos de las radios públicas y responsable de varias coberturas en zonas de conflictos, como Irak, Haití y el Líbano.

Viejas bravas. 7 memorias anticipa su contenido desde la imagen de portada. La fotografía de J. S. Johnston –tomada sobre el final del siglo XIX– muestra a una mujer tirándose al agua. Hay, en la foto, una cuota de desafío, cierta frase subyacente de "a mí no me importa nada". Dos páginas después, el agradecimiento de las autoras:

"A ellas. A todas aquellas que, con una audacia de la que no fueron demasiado conscientes, abrieron los caminos por los que hoy transitamos".

Fue muy habitual que cada una de las autoras se encontrara con una misma respuesta del otro lado. Casablanca, de hecho, inicia su perfil sobre Cassina así: "¿A quién le puede interesar que escribas sobre mi vida?". Después de esa primera aproximación telefónica, la periodista y su entrevistada lograron reunirse. El relato de esos encuentros y de esa vida son el último capítulo del libro.

La buena noticia es que, más allá de las dudas de las retratadas sobre su relevancia, todas abrieron las puertas de sus casas, dedicaron días durante meses a responder preguntas de mujeres que, del otro lado, quería entender a estos motores de vida, como las define Alexandra Morgan en el prólogo. "Estas bravas son mujeres que desde niñas –y no hay excepción– enfrentaron la vida en primera persona. No esperaron a que la lotería natural –tan bien explicada por el filósofo norteamericano John Rawls– les ofreciera su chance sino que fueron protagonistas de su destino y luego del de otros (...). Además de valientes fueron creativas, innovadoras, inquietas, intrépidas y supieron ser felices con lo que lograron. Encuentro en ellas un recato atractivo. Conocen sus capacidades pero no alardean de las mismas. A varias de ellas les debemos un reconocimiento especial como país", escribió Morgan. Viejas bravas es, al fin y al cabo, ese reconocimiento aunque estas siete mujeres sientan que no es necesario, aunque sigan creyendo que no tienen nada para contar sobre sus vidas.

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Editorial: Palabra Santa
Páginas: 189
Precio: $ 400




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