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Terminada la violencia, Irlanda del Norte atrae a viajeros

Veinte años después de la paz, el turismo explota el conflicto que ensangrentó a esta nación integrante del Reino Unido
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21 de abril de 2018 a las 05:00
En las paredes de Belfast-Oeste, los grafitis rinden homenaje a los desaparecidos y preservan las huellas del conflicto que ensangrentó a Irlanda del Norte. Hoy, son los exprisioneros republicanos y lealistas quienes les cuentan la historia a los turistas.

Peadar Whelan, 60 años, 16 de los cuales pasados entre rejas por haber intentado matar a un policía británico a finales de los años 1970, es uno de esos guías poco corrientes.

Este republicano convencido vive de sus recuerdos de los troubles (disturbios), que estallaron en 1989 y duraron 30 años, entre nacionalistas mayoritariamente católicos y partidarios de la unión con Gran Bretaña, esencialmente protestantes.

"Hablamos de disturbios pero era la guerra", corrige al comienzo de su visita en la escuela católica Saint Comgall, en Falls Road, una calle poblada mayoritariamente por nacionalistas y católicos.

Las paredes de ladrillo del edificio, actualmente abandonado, todavía presentan los impactos de las balas de los francotiradores lealistas.

Guías que pertenecían a bandos opuestos pasean a los visitantes

Falls Road fue escenario de numerosos enfrentamientos entre nacionalistas y unionistas. El ejército británico instaló allí un puesto de vigilancia, en lo alto de la torre Divis, que bordea la carretera.
"Oficialmente, se trataba de proteger a los católicos", dice Peadar Whelan.

Pero, para él, la operación buscaba sobre todo controlar el sector siguiendo una lógica "colonial de ocupación". El objetivo del sexagenario es contar la historia norirlandesa desde el punto de vista del combate republicano, un discurso "censurado durante mucho tiempo", según él.

Al llegar a un jardín del recuerdo, en memoria de los militantes nacionalistas y combatientes del Ejército Republicano Irlandés (IRA), Whelan habla de los "voluntarios" caídos en los enfrentamientos, que el otro bando califica más bien de "terroristas".

Luego, lleva a su grupo de turistas, una decena de personas, al oeste de Falls Road, frente a un gran fresco en el que brilla la sonrisa del militante republicano Bobby Sands, muerto en su celda en 1981 tras una huelga de hambre de 66 días.

Sin remordimientos

Whelan destaca la solidaridad que reinaba entre los prisioneros republicanos. "Tenía 19 años, acababa de llegar a la cárcel después de tres días de torturas y de malos tratos", rememora. "Bobby me acogió con su bolsa llena de galletas, de libros, de frutas".

Luego, se detiene al pie del "muro de la paz" que separa desde 1969 a los católicos de Falls Road de los protestantes de Shankill Road.

Al otro lado del muro, es Noel Large quien dirige la visita, tiene la misma edad y los mismos años de cárcel a sus espaldas que Whelan, pero él combatía en el bando lealista. Segundo de cinco hermanos, este hombre de rostro demacrado y manos llenas de tatuajes "creció en el miedo y la desconfianza respecto a los católicos", cuenta.

Con 17 años, se enroló en un grupo paramilitar, la UVF (Ulster Volunteer Force). El joven participó en asesinatos, intentos de asesinato y asaltos. Detenido en 1982, fue juzgado y condenado cuatro veces a cadena perpetua, con lo que acumuló 357 años de prisión.

El "muro de la paz" que separa desde 1969 a los católicos de Falls Road de los protestantes de Shankill Road

Salió finalmente en 1998 gracias al acuerdo de Viernes Santo. "Lo que hice no sirvió de nada, solo empeoró las cosas", considera hoy este padre y abuelo.

Whelan, por su parte, no se arrepiente: "Yo soy quien soy, era quien era". En la actualidad, ambos hombres de trayectorias opuestas ponen en práctica, cada uno por su lado, su talento de narradores, paseando a los visitantes por unos barrios que conocen de memoria, al pie del "muro de la paz" de 4 kilómetros de largo.

En Irlanda del Norte hay un centenar de muros como este, pero este es el más largo. Se supone que todos serán demolidos antes de 2023.

Pero Whelan no cree que vayan a desaparecer tan pronto, considerando que si bien "la guerra ha terminado", la gente sigue preocupada por la posibilidad de que vuelvan los enfrentamientos, aunque cree que el proceso de paz "es sólido".

Por su parte, Large afirma que Irlanda del Norte ha encontrado la paz pero que "la reconciliación" no ha tenido lugar. Según él, "harán falta generaciones antes de que la gente pase a otra cosa y se pare a pensar en los troubles".

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