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¿Todos los productores agropecuarios son millonarios?, y otros mitos y realidades

Muchos se enfrentan a la disyuntiva de achicarse o abandonar la actividad
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15 de enero de 2018 a las 18:40
¿Todos los productores agropecuarios son millonarios, como se escucha decir?
No. Hay grandes, medianos y pequeños productores, como ocurre en otras actividades económicas. De hecho, la inmensa mayoría son medianos y pequeños. En la actualidad hay un problema de baja rentabilidad en el agro, producto de varios factores, como una caída de precios de los productos, en algunos rubros una menor productividad y la adversidad climática, sobre todo para la agricultura.
Los productores se quejan del costo país, que incluye el precio de las tarifas –en especial, los combustibles y la energía eléctrica–, el atraso cambiario y la presión fiscal, entre otros, que afectan la competitividad.
Los productores grandes en general se defienden debido a que tienen actividad diversificada varios rubros, y achican sus inversiones. Los medianos y chicos muchas veces terminan achicando su empresa y, en casos extremos, cambian la producción por otra actividad. O directamente dejan el rubro.

¿Se han perdido productores en los últimos años?
Sí. El dato más contundente lo aportó el Censo Agropecuario 2011. El total de explotaciones censadas fue de 44.890, alrededor de 12 mil menos que en el relevamiento anterior de 2001, en una tendencia ininterrumpida desde el censo de 1956.
De esa cantidad de explotaciones, 36.944 son de productores con menos de 500 hectáreas, 82,3% del total, pero que ocupan solo 22,2% de la superficie total.

¿Cuáles son los sectores que se encuentran en dificultades por esos motivos?
La realidad macroeconómica producto de la política oficial la viven todos. Pero en la adversidad, el caso paradigmático es el de los arroceros. Pese a tener la mejor tecnología y obtener rendimientos superiores a 8.000 kilos por hectárea –el mejor del mundo–, con un costo promedio por hectárea de US$ 1.830 la mayoría no logró un margen de rentabilidad.
Además, los dirigentes de los productores arroceros ya anunciaron que es posible que el costo de implantación del cereal alcance en esta zafra los US$ 1.860, lo que obligará a rendimientos superiores al récord de los últimos años para sacar una rentabilidad.
Por eso la superficie bajó en esta zafra. Varios productores se han instalado ya a desarrollar su actividad en Paraguay y le están pidiendo al gobierno que abra mercados –como México– para colocar arroz cáscara, es decir, sin valor agregado, que les permita sortear "el costo país".
Por otra parte, los agricultores en general están jugados al cultivo de la soja, que duplica en precios al cultivo que lo sigue. La superficie de la oleaginosa se mantendrá en el entorno de 1,1 millones de hectáreas, pero sola no podrá tapar todos los agujeros de la actividad agrícola cuando el trigo, el cultivo estrella del invierno, viene cayendo año tras año en su superficie. De un máximo de 600 mil hectáreas a menos de 200 mil en la zafra pasada. Y, aunque repuntó un poco el precio en los últimos tiempo, no alcanza.
Para poner un ejemplo de caída, la tonelada de soja que llegó a cotizar a US$ 600, en la actualidad vale US$ 360.
El problema de los agricultores, además de ser una actividad a cielo abierto, es que la vienen corriendo de atrás, si se recuerda el diluvio de abril de 2016 que arruinó la cosecha sojera, que repuntó este año a un récord de 3,2 millones de toneladas. Por eso se dice que el agricultor debe medir su negocio en el promedio de cinco años.
La ganadería, el principal rubro del agro, está pasando por un buen momento de producción y de precios, con los altibajos que siempre provocan la puja entre productores y la industria y el precio de exportación, que ha sido bueno en 2017.
El sector que la está pasando peor parece ser la lechería, donde solo el año pasado se perdieron alrededor de 200 productores que dejaron la actividad.
Es el mismo problema que sufre todo el agro: una caída de precios, que se prolonga desde hace tres años, provocó una retracción de las inversiones y una disminución de la productividad.
Al igual que en la soja, la tonelada de leche en polvo entera, principal producto lácteo de exportación de Uruguay, pasó de un techo de US$ 5.000 la tonelada a los US$ 2.886. La crisis de los mercados pegó fuerte y tuvo su punto alto en el bloqueo que ejerció en octubre y noviembre pasado a los lácteos uruguayos un bloqueo de Brasil, el principal destino.
Y en breve se sumarán los productores frutícolas que, tras un invierno inexistente desde el punto de vista de agronómico, deberán reparar las pérdidas históricas en varios rubros, como durazno, pera y ciruela.

¿El precio sigue siendo negocio?
Sí, aunque el pico ya pasó. El precio histórico de la tierra fue US$ 450 la hectárea hasta que comenzó el boom de las materias primas en la década de 2000, en especial desde 2004. Llegó a picos de US$ 5.000 impulsado por un creciente valor de la producción, que llegó tras una década y media a precios nunca vistos.
Esa realidad pasó, los precios de los productos bajaron y los de la tierra también, pero dentro de rangos altos. Según el último dato de Estadísticas Agropecuarias (DIEA), el promedio de la hectárea fue US$ 3.380 en 2016.
Las rentas por campos arrendados también vivieron el mismo proceso y se ajustaron a la baja en los últimos tres años. Si bien es cierto que la agricultura dejó muchas tierras –60% de la producción agrícola se hizo bajo contratos de arrendamiento en el boom de la década pasada–, la baja fue acompañando la caída de precios de la producción.

¿No hay elogios para el gobierno?
Sí. Desde las gremiales ruralistas al gobierno se le reconocen varias acciones. Por ejemplo, los esfuerzos que ha realizado por abrir los mercados para los productos y sus resultados concretos: los avances en la cuota de carne europea 481; el ingreso de carne ovina con hueso a EEUU; la habilitación de China para cítricos y arándanos; las gestiones finales para ingresar con carne vacuna a Japón. Y el mantenimiento de las exportaciones de ganado en pie. Las gremiales valoran el diálogo.

¿Cómo afecta el conflicto entre el gobierno y el agro?
En particular, hasta ahora, las movilizaciones de productores en las rutas solo han llamado la atención y en algunos casos entorpecido el tránsito. No hay medidas en contra del abastecimiento de productos a la población.
En general, según un estudio de la Asociación Rural, por cada dólar producido el agro derrama seis en la economía del país. En los hechos, se nota más en el movimiento de las ciudades del interior que en Montevideo.

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