Trabajar para el próximo presidente

Desde el histórico acto de Durazno, todo lo que se diagnosticaba está más grave: el dólar más bajo, la inflación más alta, el déficit fiscal más alto. Y desde entonces prácticamente no ha llovido, lo que significa que las exportaciones caerán previsiblemente y las deudas serán mayores. Hay quienes directamente no cosecharán nada.

Es ante ese escenario que se discutirá la próxima Rendición de cuentas y los próximos acuerdos salariales.

Lo que está en juego no es el resultado de esta elección, que en definitiva se dirimirá por otros factores

Lo que está en juego es qué país le queda al siguiente presidente. Por eso, por definición, lo que se discuta y analice en las mesas de trabajo que estén por venir es apartidario. Más allá de que hay medidas que se necesitan con urgencia, lo que está en discusión es como desactivar un conjunto de tendencias que van mal rumbeadas.

Desde enero la situación se ha vuelto más delicada y por eso requiere que lo único innegociable sea la voluntad de dialogar. El mundo nos ve. Lo que se haga tanto desde el gobierno como desde Un solo Uruguay tiene que ser ejemplar, no una lucha, sino la construcción de un diálogo.

Además de todos los problemas del presente se viene una suba sostenida de tasas de interés en EEUU y en el mundo. Esta semana la Unión Europea abandonó sus políticas monetarias expansivas y los datos de empleo mostraron un fuerte crecimiento. La desocupación quedó en 4,1%. Solo en febrero la economía estadounidense incorporó 313 mil puestos de trabajo. La suba de tasas para frenar presiones inflacionarias no va a demorar. Y la discusión es si este año serán tres o cuatro subas de tasas.

Mientras, el área de cultivos que hay que abandonar sube semana tras semana. El maíz, se sabe, escaseará no solo en Uruguay sino en toda la región. El 2018 va a ser un año sumamente difícil de nuevo, eso ya es irreversible.

Lo que está en juego es lo que le quede al presidente que asuma en 2020. Algo manejable si se trabaja desde ya para corregir.

En la Expoactiva todo es mezcla de preocupación y cautela, pero hay algo que sigue vivo. La búsqueda de alternativas, el intento por mejorar, la amabilidad, el que no importe qué vota cada quien. Hay actitud de preocupación pero de no rendirse.

Uruguay tiene tres escenarios por delante: ser la Holanda de América del Sur, repetir las crisis anteriores en lo que podría llamarse la maldición del 2 (crisis en 1982, 2002 y 2022), o seguir en una situación intermedia, con los shoppings costeros concurridos, pero en la ambigüedad de siempre. Al próximo presidente posiblemente le toque el partido jugado. Esquivar un 2022 que repita historias anteriores es la tarea, y eso se logra con exportaciones e inversiones dinámicas.

Aún cuando esta ha sido la Expoactiva más preocupada, donde las visiones van del gris al negro, no puedo evitar sentir un rayo de esperanza. Esta semana próxima deben llegar las lluvias, debe anunciarse una nueva mesa de trabajo, deben varios hacer un click y entender que la caída de exportaciones e inversiones no le sirve absolutamente a nadie. Todos podemos trabajar para que al próximo presidente no le toque algo inmanejable, por menor que sea el margen de maniobra del presente. Gastar para ganar sería pasarle un mochilón a todos en el período 2020 a 2025.