Los agentes del orden dispersaron una protesta del domingo,.<br>

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Tras los atentados, el miedo y el racismo resurgen en Bélgica

Los ultraderechistas protestan y surgen divisiones entre francófonos y flamencos en el gobierno
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29 de marzo de 2016 a las 05:00
Bélgica fue sacudida por los atentados del pasado martes y no puede hacer el luto en paz. El domingo se disolvió un homenaje debido a incidentes de ultraderechistas y se canceló uno que iba a realizarse ayer por miedo a más incidentes. Para el sábado convocan a una marcha contra los islamistas, pero las autoridades no la avalan porque consideran que de todas formas es radical.

Ayer iba a realizarse en el Atomium, uno de los símbolos de Bélgica, un homenaje a las víctimas de los atentados en el metro y el aeropuerto de Bruselas hace una semana. El anuncio de la suspensión del acto, llamado "Reza por Bélgica", fue dado por uno de los que habían convocado a él, Emmanuel Foulon.

El mismo grupo también había convocado a una marcha contra el miedo en el país el domingo, pero fue suspendida por pedido de las autoridades policiales, que pidieron no verse sobrecargadas.

"Es triste y lamentable que algunos priven al conjunto de belgas de un momento así", de concentrarse en honor a las víctimas mortales del doble atentado, dijo Foulon a la Agencia Belga.
Aún así algunas personas se reunieron en la céntrica plaza de La Bolsa y unos 400 miembros de grupos vinculados a la ultraderecha irrumpieron con carteles y cantos de protesta.

"Cómplices terroristas, cómplices terroristas", "Estado, cómplice del Estado Islámico", le gritaron a los manifestantes pacíficos, que respondían al grito de "el fascismo no pasará".

La Policía utilizó sus camiones lanza agua contra los manifestantes y luego detuvo a una decena de ellos.

Claudi Pérez, que escribió una crónica para el diario español El País, describió cómo quedó todo después de dispersada la protesta. "El incidente ha terminado con una decena de detenidos, pero también con la sensación de que a día de hoy ni siquiera es sencillo homenajear a las víctimas. Ese es el riesgo ahora en Bruselas, en Bélgica. La posibilidad de que los atentados provoquen una onda expansiva de radicalidad, que acabe alterando incluso el debate político", expresó.

En efecto, la tirantez se ve también en la política. Ayer el alcalde de Bruselas, Yvan Mayeur, acusó al partido político derechista N-VA por los incidentes. Este grupo es de la zona flamenca del país y tiene a uno de los suyos, Jan Jambon, como ministro del Interior.

"La imagen de Bruselas que se dio en los altercados del domingo en la plaza de La Bolsa no es la real. Son los flamencos los que quieren venir aquí con sus extremismos, los fondos de la N-VA y de Bart De Wever", declaró ayer al periódico Le Soir, con mención a uno de los políticos del partido.

"Voy a pedir explicaciones al Parlamento. Estos incidentes cambian el juego para mí: confío en los servicios que evalúan la amenaza, pero ya no confío en Jan Jambon, el ministro del Interior", agregó.
Unos días antes uno de los líderes del partido había dicho que "hay que limpiar todo el bazar", en otra demostración de las diferencias entre los miembros del gobierno.

Batalla cultural

En tanto, el movimiento político de extrema derecha "Generación Identitaria" convocó a una manifestación para el sábado 2 de abril en el distrito bruselense de Molenbeek bajo el lema "Expulsemos a los islamistas".

La marcha está fijada en la plaza del Ayuntamiento de Molenbeek, un barrio con una fuerte población musulmana y de donde procedían algunos de los autores de los atentados de París y Bruselas.

"¡Islamistas fuera de Europa!", reza el comunicado de la organización en el que convocan la marcha, colgado en la red social Facebook. Molenbeek es, para ellos, un "caldo de cultivo islamista" y un símbolo "de la guerra que no se está produciendo en Mosul o Palmira, sino entre nuestras paredes!".

El movimiento de ultraderecha declaró que "es hora de acabar con los 'je suis' (yo soy), velas y manifestaciones de la paz para hacer sonar la señal de la reconquista".
La marcha fue prohibida por la alcaldesa de Molenbeek, Françoise Schepmans, que dio una explicación lógica: "Cuando luchamos contra el extremismo, luchamos contra todos los extremismos (...), no nos planteamos dejar que un grupo de locos enfadados se exprese", respondió.

El movimiento extremista no desconvocó la protesta y la alcaldesa advirtió de que en caso de que se viole la prohibición la policía "estará presente para disolverla".

"Generación Identitaria" es un movimiento político de extrema derecha fundado en Francia en 2012 pero con ramificaciones en otros países europeos, que tiene como pilares la lucha contra el multiculturalismo mediante el fomento de la identidad nacional y la crítica contra el Islam en Europa.

La organización difundió una foto en sus redes sociales en la que equipararon la situación en Molenbeek con batallas históricas entre cristianos y musulmanes, con un mensaje que rezaba "732 Poitiers, 1571 Lepanto, 2016 Molenbeek" en referencia al año de cada evento.

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