<b>La masacre en el liceo de Parkland puso en alerta a otras instituciones educativas</b>

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Una escuela secundaria de Nueva Jersey obsesionada por la seguridad

Gastan cientos de miles para evitar una masacre como la de Parkland
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26 de febrero de 2018 a las 05:00
El gran edificio de ladrillos se eleva sobre una loma. Los nombres de los alumnos "atletas del mes" desfilan en un cartel luminoso, cuatro vigilantes están alertas y un coche de la policía está instalado en la entrada.

Bienvenidos a East Brunswick High School, una escuela secundaria de buena reputación de los suburbios de Nueva York donde la seguridad es desde hace años una inquietud permanente.
¿Cómo mejorar la seguridad de los 2.100 alumnos frente a los tiroteos repetidos que han enlutado a Estados Unidos? "Es un pensamiento recurrente durante todo el día", explica el director de las escuelas de este distrito, Victor Valeski.

No esperaron la masacre en el liceo de Parkland en Florida, que dejó 17 muertos el 14 de febrero, para reforzar la seguridad. Comenzaron a reaccionar tras el drama de la escuela primaria Sandy Hook, que dejó 26 muertos -20 de ellos niños- a fines de 2012 en el vecino estado de Connecticut, explica Valeski.
Desde hace dos años, desplegaron 70 policías jubilados, no armados, para proteger los 11 establecimientos del sector y a sus 8.200 alumnos.

El porte de una credencial de identificación es obligatorio en el edificio, para controlar cada persona que ingresa.


Desde el inicio de las clases en la mañana las puertas de la escuela están cerradas con llave, a excepción de la puerta principal, que da sobre un vestíbulo que sirve de cámara de seguridad.

Los corredores y las partes comunes cuentan con cámaras de vigilancia de última generación instaladas hace tres años, pero no los salones de clase.

El jueves pasado, al día siguiente de la tragedia de Parkland, los responsables de este distrito decidieron "pasar a la etapa superior" que preparaban hace dos años y medio, explica Valeski: el reclutamiento de policías armados, que a partir del lunes tendrán una presencia permanente en el liceo y en los otros establecimientos del sector, durante ocho horas diarias.

Valeski no quiere precisar cuántos serán ni cómo se repartirán entre los edificios. Pero estos policías adicionales costarán al distrito unos US$ 430 mil anuales, además de los US$ 1,7 millones anuales para los guardias no armados.

"Es un monto significativo" pero "es una prioridad importante para la dirección, para mí mismo y para toda la ciudad", explica Valeski, que trabaja en la educación hace 25 años, y cuyo hijo estudiaba en la universidad Virginia Tech durante la masacre de 2007 que dejó 32 muertos.

Pero hace todo lo posible para evitar que estos gastos de seguridad se coman el presupuesto destinado a la educación, y trata de ahorrar al máximo en los costos administrativos.

"No queremos crear un ambiente que se parezca a una fortaleza. Queremos escuelas que se parezcan a escuelas, pero queremos asegurarnos de que cuando los alumnos entran al edificio y trancamos las puertas (...) todo el mundo haya sido controlado y sabemos que no ha ingresado nada al edificio que pueda causar un problema".

No excluye instalar detectores de metales, y le gustaría mejorar aún más la comunicación en caso de alerta. "Las escuelas que consiguieron bloquear todos los accesos y salvar a sus alumnos lo hicieron en cuestión de segundos", dice.

Sin embargo, la idea de armar a los profesores lanzada por el presidente Donald Trump no le convence.
"En general, nuestros profesores no lo desean, y creo que sería una enorme responsabilidad para ellos, mientras están enseñando, tener también que ser responsables de esa manera", reflexiona.

Solidaridad con Parkland


Muchos estudiantes parecen confiar en las medidas adoptadas. "Tengo la impresión de que hacen lo necesario, todo el mundo se siente mucho más seguro", dice Alexis Olvera, un alumno de 18 años.
"Me siento mucho mejor", el nivel de seguridad "es bueno ahora que tenemos un policía más con un arma", dice también Sameh Beshay, de 16 años.

Vanessa Russo, de 16 años, está más nerviosa. "No resolvemos el problema de las armas con más armas. Deberían más bien ocuparse de los alumnos que tienen tendencias violentas", opina.
Los alumnos se dicen unidos en su apoyo a los estudiantes de Parkland, y están listos a responder a su llamado a movilizarse y el 14 de marzo próximo saldrán del edificio para reclamar al gobierno y al Congreso un control más estricto sobre las armas.

La iniciativa es también apoyada por Valeski, un exmilitar para el cual "los fusiles de asalto tienen su lugar en el ejército", y "no entre los particulares".

"Parte de su crecimiento aquí consiste en aprender lo que es la militancia", dice. "Si no les gusta lo que hacen sus representantes electos, quizás un día ellos mismos se hagan elegir. Es una generación que está motivada para eso".

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