Salones con paredes descascaradas de la humedad
Un balde y una manguera en la biblioteca para escurrir el agua y evitar estropear los libros
Algunos salones acusan la falta de mantenimiento
La biblioteca se inunda con aguas servidas y tiene humedad en las paredes

Nacional > HUMANIDADES

Una facultad en estado de decadencia que espera por un proyecto salvador

Inundaciones, humedades, olores nauseabundos y cortes de luz son parte de la institución
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27 de agosto de 2018 a las 05:00

Pasillos con paredes húmedas, ampolladas y hasta descascaradas. Salones con el revoque a la vista en paredes y techos, donde abrir la ventana –incluso en pleno invierno– es la única forma de cortar el olor a humedad que abraza apenas se ingresa. Una biblioteca subterránea, sin ventilación ni luz natural, que cuando llueve mucho suele inundarse de aguas servidas. Mobiliario en desuso amontonado por doquier en los espacios comunes, por falta de un lugar para depósito. Una pequeña cantina también subterránea con apenas 11 mesas para repartir entre más de 5.000 estudiantes, 300 docentes y 100 funcionarios. Estas son algunas de las imágenes que mejor describen la situación edilicia en la que se encuentra la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República (Udelar).

Ubicada en el cruce de las calles Uruguay y Magallanes, la facultad funciona en un viejo edificio, que originariamente albergó a la Scuola Italiana de Montevideo. Durante la dictadura supo ser sede de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración y en los primeros años de la década de 1990 recibió a la Facultad de Humanidades. Hoy el edificio no solo resulta chico para la cantidad de estudiantes que concurren día a día, sino que además ha quedado desactualizado ante las nuevas necesidades de la enseñanza. A su vez, los años de construcción han comenzado a pasar factura y la falta de recursos dificulta el mantenimiento.

Semanas atrás cuando el rector de la Udelar, Roberto Markarian, concurrió a la comisión de Hacienda de Diputados en el marco de la discusión por la Rendición de Cuentas, señaló que la universidad tiene varios proyectos de construcción trancados por falta de presupuesto. Entre ellos, destacó la necesidad de un edificio nuevo para la Facultad de Humanidades.

"Queremos hacer una Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, que está en un edificio periclitado (en decadencia). Donde venga la plata, la vamos a meter ahí", manifestó Markarian.

Sin embargo, por ahora la plata parece que no va a llegar a la Udelar, dado que en el proyecto de Rendición de Cuentas –que ahora está a estudio de la Cámara de Senadores– el gobierno otorgó a la institución unos $ 430 millones, cuando la institución solicitó para poder cumplir con todas sus metas unos $ 9.133 millones y $ 568 millones para el Hospital de Clínicas. Por su parte, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto del Poder Ejecutivo, sin ninguna partida extra para la universidad.

Facultad en problemas

F. DE HUMANIDADES
Algunos salones acusan la falta de mantenimiento
Algunos salones acusan la falta de mantenimiento

Para Álvaro Rico, decano de Humanidades el problema principal que enfrenta la facultad es el crecimiento constante de la demanda estudiantil, un fenómeno que se viene dando desde hace unos siete años. Según indicó, por año se inscriben unos 1.200 alumnos nuevos, lo que dificulta las capacidades locativas, tanto de salones como de espacios de esparcimiento.

Esto ha obligado a la facultad a dispersar sus cursos entre seis locales diferentes en todo Montevideo. Algunos de ellos son la Facultad de Psicología (Tristán Narvaja y Paysandú), el aulario de Ciencias Sociales (Gonzalo Ramírez y Eduardo Acevedo) y la ex sede de la Facultad de Información y Comunicación en Parque Batlle. En tanto, próximamente se inaugurará la casa de posgrados José Pedro Barrán, un reciclaje ubicado sobre la calle Paysandú, lo que el decano calificó como "un logro".

"Tenemos una sede central enorme en su estructura, pero poco funcional para los requerimientos de enseñanza", comentó Rico. Al respecto, señaló lo dificultoso y costoso que resulta acondicionar un edificio viejo para las necesidades tecnológicas actuales.

De hecho, los problemas eléctricos son una constante en la facultad, dado que el cableado es antiguo y no soporta la presión eléctrica de tantas computadoras, estufas y acondicionadores de aire. "Salta el tapón y se apaga todo. Si estás trabajando en la computadora y no guardaste, fuiste", manifestó el decano.

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Un dilema similar supone la cañería. "Estamos intentando cambiarla por tramos porque es muy vieja y cada tanto aparece algún caño perforado" y el consiguiente desborde del agua. En este sentido, el espacio que se encuentra más comprometido es la biblioteca, dijo. Ubicada en el subsuelo, sobre las cámaras sépticas, ya ha sido víctima de varias inundaciones con aguas servidas.

En la última inundación se debió levantar la moquete de goma que recubría parte del piso porque el olor fecal que desprendía era insoportable y "no se pudo sacar con nada", comentó un funcionario a El Observador. En tanto, otra funcionaria señaló que, aunque no se inunde, los días de lluvia deben trabajar con el olor nauseabundo que emanan las cámaras.

Las cañerías viejas hacen que el agua se filtre también por techos y paredes. En la biblioteca la situación es tal que en la "sala de libros valiosos" utilizan baldes y mangueras para atajar el agua y escurrirla sin que estropee los libros. En el resto del edificio, hay salones de clase que son una sola mancha de humedad, con la pintura descascarada y el revoque a la vista. "Los estudiantes y profesores se quejan. Los más osados llegan a presentar su reclamo en la división de Arquitectura de la universidad, pero por ahora no hay recursos para darles respuesta", dijo a El Observador un funcionario de la facultad.

Otro desafío que enfrenta Humanidades y preocupa al decano es la falta de lugar para archivo y depósito. En la biblioteca el espacio para circular entre las estanterías altas de aluminio es minúsculo, lo que se suma a la falta de luz natural y ventilación. Por momentos, al fondo de la biblioteca, entre tanto olor a libro viejo, la falta de aire se hace sentir.

"Nos donan archivos o colecciones importantes y no tenemos espacio donde ponerlos. Además, no solo implica un sitio donde ubicarlos, sino también un acondicionamiento y personal para atender al público", afirmó Rico.

Según advirtió, el espacio también escasea para guardar los materiales del área de arqueología de la facultad. En tanto, la falta de un depósito hace que los muebles que no se utilizan permanezcan amontonados en cualquier rincón del edificio, a la vista de todos.


Una luz (tenue) en el horizonte

F. DE HUMANIDADES
La biblioteca se inunda con aguas servidas y tiene humedad en las paredes
La biblioteca se inunda con aguas servidas y tiene humedad en las paredes

Más allá de la situación por la que atraviesa la Facultad de Humanidades, el decano Álvaro Rico manifestó que en las últimas semanas se ha encendido una luz en el horizonte, ya que la Udelar está a punto de sellar un acuerdo con la Intendencia de Montevideo para realizar un canje de padrón, por el cual la comuna cedería un terreno amplio, ubicado en Eduardo Acevedo y Canelones, y la universidad le daría a cambio cinco padrones de su propiedad.

En ese predio de la intendencia, donde actualmente hay un galpón, la Udelar construiría la nueva sede de la Facultad de Humanidades. Con este propósito ya comenzó a trabajar una comisión encargada de pensar el proyecto.

El decano explicó que la idea es incluir la nueva obra en el plan quinquenal 2020–2025 de la Udelar, con el objetivo de iniciar la construcción en 2021. Sin embargo, adelantó que primero la Universidad deberá discutir y fijar a la interna las prioridades presupuestales de la institución.

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Por esta razón, Rico señaló que no se trata de una solución a corto plazo, pero manifestó que hay esperanza de que en el próximo período se pueda comenzar a proyectar la nueva facultad. Subrayó que tanto desde la Udelar como desde la intendencia "hay mucho interés" en que el proyecto se concrete porque de esa manera se estaría consolidando como zona universitaria los barrios de Parque Rodó y Cordón.

"La ventaja que tiene ese lugar es que estaríamos en una zona universitaria, ya que en el barrio se encuentra el aulario de Ciencias Sociales, la Facultad de Ciencias Económicas, Facultad de Comunicación y la Facultad de Ciencias Sociales.

Más hacia el centro están Derecho y Psicología. Esto consolida la movida estudiantil y dinamiza la zona", comentó el decano.

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