La semana comenzó con un sacudón político: a casi dos años de que cuatro partidos de la oposición denunciaran ante la Justicia de Crimen Organizado presuntas irregularidades en ANCAP, el fiscal Luis Pacheco resolvió pedir el procesamiento sin prisión de nueve exjerarcas, entre ellos el del expresidente del ente y exvicepresidente de la República, Raúl Sendic. Además de acusarlo de haber cometido abuso de funciones en varias operaciones de ANCAP, Pacheco pidió a la jueza Beatriz Larrieu que le impute reiterados delitos de peculado por el uso de las tarjetas corporativas del ente para compras personales. Sendic gastó $ 538.973 y US$ 38.325 entre 2010 y 2013.En ese mismo período, todo el directorio gastó $1.675.851 y US$121.381
Parecía que nada podía robarle el protagonismo a la noticia que desde la oposición y el oficialismo esperaban desde hacía bastante tiempo, sin saber que ese sería el resultado.Pero este jueves, una movida oficialista hizo que los ojos de la opinión pública dejaran de mirar a Sendic y los otros exjerarcas de ANCAP y se posaran en el pasado reciente que todavía les duele a los uruguayos. El semanario Búsqueda divulgó un informe realizado por legisladores oficialistas en base a información que habían solicitado al Banco República (BROU) que indica que entre 2000 y 2005, los exdirectores blancos y colorados usaron unas 400 veces las tarjetas corporativas del organismo y gastaron un total de US$ 21 mil. La información fue recibida por el Frente Amplio a fines de octubre pero demoró casi seis meses en hacerse pública.
Apenas había comenzado el jueves cuando los periodistas Sergio Silvestre y Gabriel Pereyra del informativo de radio Sarandí llamaron al exdirector blanco Pablo García Pintos para que explicara sus gastos. Al preguntarle a qué había destinado adelantos de dinero que figuran en el informe, el exjerarca respondió que era para hacer aportes al Partido Nacional.
La reacción de los líderes nacionalistas no se hizo esperar. El senador y líder de Alianza Nacional, Jorge Larrañaga, escribió: "Tarjetas corporativas del BROU: que se investigue todo lo que haya que investigar".
Minutos antes el senador y líder del sector Todos, Luis Lacalle Pou, manifestó en su cuenta de Twitter que "clara y serenamente" se debe "ser firme con las conductas desviadas, sean donde sean". "No podemos ser duros con los otros si no actuamos en consecuencia con los nuestros", escribió".
La rapidez en pronunciarse sobre el caso era, por lo menos, esperable. El sector herrerista del Partido Nacional, al que pertenece el senador que quiere ganarle la presidencia al Frente Amplio en las elecciones de 2019, es el que puede verse más golpeado por los dichos de García Pintos, pese a que hace años que no está vinculado a la actividad política.
García Pintos no solo fue director blanco del BROU cuando Luis Alberto Lacalle Herrera presidió el directorio del Partido Nacional, sino que mientras el padre de Lacalle Pou fue presidente de la República (1990-1994), fue secretario de Presidencia.
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Esas opiniones no se alejan en absoluto de la declaración que este jueves sacó de forma urgente el directorio nacionalista. No solamente rechazaron "enfáticamente las declaraciones de García Pintos" y afirmaron desconocer "el origen de los aportes por él realizados en su condición de director del BROU, a los que estaba obligado por la Carta Orgánica del Partido". También convocaron de urgencia a la Comisión de Ética para que analice sus gastos y los de Carlos Rodríguez Labruna.
Ambos reconocieron en entrevistas radiales que habían hecho gastos con las tarjetas corporativas para regalos de casamientos. Rodríguez Labruna afirmó en declaraciones al programa Así nos va de radio Carve que regalaba para casamientos porque eran "de personas vinculadas a la institución". Algo muy similar había dicho minutos antes García Pintos en radio Sarandí.
Los otros dos exdirectores, Milka Barbato y Daniel Cairo, eran colorados y gastaron US$ 785 y US$ 1997 respectivamente. El secretario general del Partido Colorado, Adrián Peña, ya solicitó a la Comisión de Ética de su partido que analice ambos casos, pese a que ninguno de los dos sigue adherido a esa colectividad política.
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