Barry Jenkins, director de<i> Luz de lun</i>a, agradece el premio a Mejor película tras una confusión

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Una sorpresiva vuelta de tuerca en los primeros Oscar de la era Trump

Luz de luna resultó ganadora del premio a Mejor película luego de un error durante la ceremonia que designó inicialmente a La La Land
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27 de febrero de 2017 a las 05:00

Era un Oscar sin sorpresas, hasta que dejó de serlo. Y fuertemente. Como en años anteriores, las categorías más esperadas de los premios no pudieron escaparle a las predicciones más populares y los resultados no fueron sorpresivos, excepto el más importante.

El actor Warren Beatty y la actriz Faye Dunaway fueron los encargados de presentar el galardón a Mejor película de la edición 89º de los galardones, el último en ser entregado en una ceremonia que duró casi cuatro horas.

Al momento de abrir el sobre con el triunfante designado, Beatty, actor de Bonny y Clyde y Dick Tracy, vaciló por unos segundos y decidió que su presentadora acompañante nombrara al ganador. Ella dijo “La La Land”.

Lo que siguió fue el mayor infortunio para una velada que se había desarrollado sin problemas hasta ese momento.

Los productores de La La Land –nominada a 14 premios– comenzaron sus discursos de agradecimiento hasta que se dieron cuenta de que, en realidad, el verdadero ganador del Oscar a Mejor película fue Luz de luna, el drama dirigido por Barry Jenkins sobre el crecimiento de un joven negro homosexual en Miami.

Beatty intentó explicar su error aludiendo a que él había visto un sobre con el nombre de Emma Stone (protagonista de La La Land: una historia de amor), pero ya era demasiado tarde.

El escenario y público del Teatro Dolby se llenó de aplausos para la Luz de luna, la “nueva” ganadora, y lamentos para La La Land, ahora convertida en perdedora.

Es que La La Land no pudo igualar el récord de Titanic o El señor de los Anillos: el retorno del rey, aunque haya obtenido las estatuillas a Mejor director (Damien Chazelle) y Mejor actriz principal (Emma Stone), además de otras cuatro.

El resto de los reconocimientos a la labor frente a cámaras sí fueron brindados a los candidatos favoritos de esa noche, quienes fueron anunciados sin error.

Al igual que Stone, los actores Casey Affleck, Viola Davis y Mahershala Ali recibieron los primeros premios Oscar de sus carreras al ganar respectivamente los premios a Mejor actor principal, actriz de reparto y actor de reparto.

Trump nuevamente presente

Si había una figura que sería mencionada durante la 89ª edición de los Premios Oscar, era el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. No faltaron numerosas referencias en la noche que continuaron con la cruzada entre el mandatario y Hollywood, que se ha popularizado desde la campaña del republicano.

Es que las ceremonias de premios al cine han sido las ocasiones más aprovechadas por las estrellas para mostrarse en contra de Trump y sus políticas. Estos Oscar no fueron la excepción.

En su monólogo de apertura, el conductor de la velada Jimmy Kimmel –quien se mostró muy seguro en su rol durante toda la ceremonia, incluso en el sorpresivo final– agradeció a la figura del político por desviar la atención de los pasados galardones, que fueron acusados por su falta de diversidad racial en sus nominaciones.

Y eso fue solo el principio. Kimmel continuó la noche tirando dardos hacia el presidente. Se burló de su crítica a Meryl Streep como una actriz “sobrevalorada” y hasta le tuiteó en vivo, preguntándole si se encontraba despierto.

Tampoco faltaron segmentos clásicos de su carrera televisiva: una cámara oculta con turistas que aparecieron de sorpresa en la entrega, repetidas burlas hacia Matt Damon –con quien Kimmel tiene una riña falsa desde hace años– y Mean Tweets (“tuits con maldad”), el segmento de su programa nocturno en el que las estrellas leen mensajes agresivos hacia ellos.

De esta forma, el anfitrión utilizó todas las cartas bajo su manga que lo hicieron la opción ideal para una ceremonia que requería de cierta perspicacia pero también de alguien que no perdiera el foco en lo relevante: las estrellas de cine.

El momento más lúcido de Kimmel, sin embargo, se vio sobre el final, cuando trató de calmar el escándalo final del duelo entre Luz de luna y La La Land: con una frase conciliadora: “Recordemos, es solo un show de premios”.

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