Visitar Noruega es sentirse como en un cuento

Noruega, una lengua blanca sobre el Atlántico, es un hermoso enclave natural, donde disfrutar de paisajes de ensueño y el mejor salmón del mundo.

Cada país posee atractivos o atributos propios o que lo distinguen de otras naciones. Noruega es sinónimo de fiordos, formados cuando los glaciares se retiraron y el agua del mar inundó los valles. La sublime combinación de diferentes aspectos naturales formaron estos pasadizos de ensueño, enmarcados por acantilados con cascadas, mucho verde y maravillosa flora y fauna. Hay más de mil fiordos en Noruega, pero los más conocidos son el Nærøyfjord, el Sognefjord, el Lysefjord y el Geirangerfjord. Además de navegarlos para apreciar su apabullante belleza, en los fiordos se encuentran diferentes pueblitos, cada uno con sus características arquitectónicas y naturales. Esta ruta natural deja atónitos a todos los viajeros, por un paisaje sin igual, que se refuerza por su mitología e historia, orgullos de los noruegos.

El punto de inicio en esta recorrida por los fiordos debe ser Bergen, otrora capital del país durante los siglos XII y XIII, pero que tiene sus raíces en el siglo XI. Es un gran centro cultural con una vibrante vida, incluso porque muchos estudiantes se instalan aquí. La segunda mayor ciudad de Noruega después de Oslo fue declarada Patrimonio de la Humanidad. Desde la capital se puede llegar en bus, barco, auto o tren, sin embargo es recomendable este último medio de transporte, cuyo recorrido de 7 a 8 horas a través de las montañas es conocido como uno de los más bellos del mundo.

La ciudad es animada, jovial y caminable. Bergen es famoso por las siete montañas que rodean el centro de la ciudad, por el Festival Internacional de Bergen y por Bryggen, uno de los sitios medievales mejor conservados de toda Europa y el barrio más visitado. Ubicado sobre un muelle, es un lugar visualmente tan perfecto que parece un set de filmación. La historia de este pueblo pesquero se remonta a los comerciantes de la llamada Liga Hanseática, proveniente originariamente de Alemania. Los hanseáticos vivieron aquí entre el siglo XIV y el XVIII.

Es interesante visitar el Museo Schøtstuene, lugar de reunión de esta congregación con costumbres particulares, como que sólo se comunicaban entre sí en alemán y frisio y tenían prohibido relacionarse con mujeres. También en ese lugar se realizaban las ceremonias de iniciación de los niños que, desde los 14 años, llegaban a Bergen para convertirse en comerciantes. No muy lejos se encuentra el Museo Hanseático, cuyo valor histórico radica en ser el más antiguo de todos los que miran a los muelles, pero además porque en él se recrea de manera exhaustiva la vida de los hanseáticos de la época. La recomendación es visitar ambos museos.

El ambiente en Bryggen es muy alegre y distendido en sus famosos pubs y cervecerías, así como en sus opciones gastronómicas. Es el lugar donde se come el salmón –según dicen- mejor del mundo. Otro lugar curioso es el mercado de pescado de Torget. Son varios los edificios del siglo XII que deben visitarse, como la deslumbrante Mariakirken (la Iglesia de Santa María) de casi mil años. Otra de las iglesias interesantes es la de Fantoft, del 1150, que fue reconstruida en su forma original tras incendiarse en 1992.

Dejando atrás el paisaje de ciudad comienza la aventura, y a unas cuatro horas de Bergen se encuentra Sognefjord, conocido como el fiordo más romántico y para quedarse estupefacto con su belleza. Además es el más largo, de 204 kilómetros y 1700 metros de altitud. En la zona se encuentra también otra maravilla natural, el Parque Nacional Jotunheimen, donde se encuentra el pico más alto del país: el Galdhøpiggen. El parque es popular entre quienes gustan de hacer actividades al aire libre, sobre todo montañismo, trekking y escalada. Sin embargo, todas las miradas se las llevan los glaciares, las manadas de renos y la naturaleza inconmensurable del lugar. La iglesia de Urnes, en la localidad de Luster, es muy visitada y también es Patrimonio de la Humanidad.

Imponente, el paisaje de montañas, valles, lagos, glaciares, senderos...es increíble la perfección que se conforma en este sitio, como si todo lo que está desordenado en el mundo volviera a su lugar. Aquí, el glaciar de Jostedal, el más grande de Europa, tiene su propia leyenda que alude a su azul profundo que simboliza la venganza de una mujer enojada de su prometido infiel, al que le regaló una caja de la que salió un espíritu azul y blanco que en poco tiempo lo cubrió todo de hielo. En el Parque Nacional de Jostedalsbreen hay un museo que explica el origen de los glaciares. Es posible explorar el fiordo en barco, con guía; también disfrutar de hermosas vistas haciéndolo por la ruta panorámica en coche a lo largo de la orilla norte del fiordo hasta más de 500 metros de altura.

Hacia el norte el escenario se vuelve más impactante aún: Geiranger es un pequeño pueblo rodeado de laderas. Desde aquí parte un barco que recorre las aguas verdes del fiordo hasta Hellesylt, antiguo pueblo vikingo. El Geirangerfjorden es considerado la perla de los fiordos noruegos y se ha descrito como único y de perfección natural excepcional, al punto que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por UNESCO. Nærøyfjord, a 120 kilómetros de Geirangerfjord, también posee este galardón por su impactante belleza y majestuosidad. Altitudes que llegan a los 1.400 metros, más los 500 metros hacia abajo del mar, cascadas, nieve y más belleza natural, son algunos de los espectáculos únicos de esta zona.

Esta ciudad es famosa por su arquitectura de estilo art nouveau, construida íntegra en piedra y ladrillo; levantada sobre siete islas, que con sus canales comunicantes y su perfección, parece de muñecas. Imperdible es el mirador Fjellstua, situado en lo alto de un monte, que ofrece unas vistas magníficas de la ciudad y el archipiélago, luego de subir sus más de 400 escalones. Hacia el norte el viaje seguirá por lugares como la ciudad de Molde, conocida como la Ciudad de las Rosas, y Trondheim, toda construida en madera.

La carretera Trollstigen es una de las principales atracciones; ubicada al suroeste, esta espectacular ruta está compuesta de 18 horquillas de 180º, que conforman un camino impresionante y un tanto osado, pero de una belleza increíble ya que tiene su recorrido entre los fiordos. Y para complementar este bello camino se construyó una enorme plataforma en lo alto de la carretera, que funciona como centro turístico e incluye un albergue de montaña, un restaurante con mirador y hasta un museo. La Trollstigen está abierta desde mediados de mayo a finales de noviembre. El resto del año la carretera y el centro turístico permanecen cerrados por la dureza del clima. Varios siglos atrás no existía la carretera como tal, sino un sendero, el que muchos aventureros eligen transitar a pie en un gran desafío físico.