Opinión > Análisis / Blasina

86 a 0

El dólar amaga despertar de su larga era del hielo pero el rezago es muy grande
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20 de noviembre de 2016 a las 05:00
Luego de pasar un año empantanada, la economía uruguaya busca retomar el crecimiento. Una reciente encuesta de Deloitte mostró que la mayoría de los empresarios cree que "lo peor ya pasó". Quienes ven una perspectiva por delante son 25% del total en una encuesta realizada entre el 29 de setiembre y el 20 de octubre. En la encuesta anterior, seis meses antes, los pesimistas eran 21%. Eso también empieza a abarcar al agro. En algunos sectores importantes, como la lechería, puede considerarse que "lo peor ya pasó". Los precios sumergidos seis meses atrás han repuntado y permiten abrigar moderadas expectativas.

Los productores están logrando buenas cosechas en general de trigo, cebada y colza, las siembras de verano tienen un buen comienzo.
Pero es muy difícil que la aceleración de la economía llegue a velocidades importantes de crecimiento sin una corrección cambiaria que cambie una situación de rezago que tiene en estos momentos cifras muy contundentes.

En esa misma encuesta más de dos tercios de los empresarios considera que el clima de negocios es apenas "regular". La evaluación sobre la situación presente sigue siendo negativa pero aumenta la cantidad de empresarios que esperan una mejora para dentro de un año. Y para que eso se concrete es necesario un sinceramiento cambiario.

En el exterior el dólar sube con una fuerza como no había tenido en los últimos tiempos. Este jueves en el mundo alcanzó un máximo en 13 años. Ayer viernes ya alcanzaba máximos en 14 años.

Si observamos lo que pasaba en Uruguay hace 13 años, lo que se ve es llamativo. Este jueves el dólar cerró en Uruguay a $ 28,886, casi idéntico al de 13 años atrás. El promedio del dólar de noviembre de 2003 había sido de $ 28,786. El dólar en Uruguay está atravesando una era del hielo de 13 años. En el mundo hay movimientos fuertes. El efecto Trump ha provocado una suba importante del dólar en el mundo. Gana respecto al yen, frente al euro y al dólar australiano.

El dólar sube, las bolsas también, y en diciembre la Reserva Federal aumentará las tasas, lo que presumiblemente ayudará a sostener la firmeza del dólar en el mundo.
Mientras tanto, aquí el dólar amaga despertarse de su larga era del hielo. Pero el rezago es muy grande y es un freno al crecimiento.

Si desde 2003 al presente el dólar hubiese acompañado a la inflación cotizaría a $ 54. Puede decirse que esa cuenta tan simple da un resultado absurdo. Pero tampoco tiene sentido un dólar congelado 10 años con una inflación anual cercana a 10%. Ha erosionado la reserva de valor de quienes ahorraron en dólares, pero sobre todo ha cambiado el entusiasmo que tenía la producción hacia una actitud mucho más defensiva.

Un cambio de lógica que refleje la situación mundial es necesario en Uruguay para consolidar la reactivación y llevar el crecimiento lo más alto que sea sostenible en la nueva fase del ciclo que está empezando.

Los productores uruguayos deben competir con los de Oceanía. Pero es una carrera extremadamente desigual. Además de la tecnología y un ambiente de estabilidad permanente que permite planificar, Australia y Nueva Zelanda han depreciado sus monedas 25% en los últimos dos años para compensar la baja de precios de las materias primas. Y tienen una inflación del orden de 2% por año. Si además de los aranceles más altos que deben pagar los productos uruguayos hay un desfase cambiario a favor de Oceanía será muy difícil que la economía crezca en forma intensa por las exportaciones.

Acelerar el crecimiento de la economía devolviendo algo de la competitividad cambiaria consolidaría el crecimiento de las exportaciones. Una acelerada de la economía en 2017 aseguraría la impresión por ahora primaria de que "lo peor ya pasó". Mantener un tipo de cambio congelado llevará a que los productores de trigo y cebada, que están levantando muy buenas cosechas, los arroceros y ganaderos sigan muy cerca del empate, que en el caso de los ganaderos es con tendencia declinante y lleva a que las inversiones se realicen con cautela.

Aunque lo peor haya pasado en muchos mercados de materias primas y en algunos indicadores de la economía local, falta consolidarlo.

El dólar debe terminar el año arriba de $ 30, de lo contrario estaría cayendo aún en términos nominales. Si el ciclo se da vuelta y consolida el crecimiento, Uruguay habrá demostrado una inusual capacidad de resistencia a las situaciones adversas.

Tomando 13 años para atrás la suba de la inflación le gana al dólar 86% a 0%. Ahora esa goleada en contra tiene que empezar a revertirse. Es lo que está pasando en el mundo y debe pasar aquí para consolidar una nueva fase de crecimiento. Es una defensa, además, hacia un marco regional que sigue siendo extremadamente frágil. l

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