Que era imprescindible, que llega tarde, que incumple una promesa y que lo habían reclamado hace más de un año. Tanto economistas locales como representantes de la oposición han insistido en los últimos días con esas premisas, en respuesta a la decisión del gobierno de aumentar la carga impositiva sobre los sueldos para tratar de equilibrar el déficit fiscal.
La medida, que es arriesgada desde el punto de vista político, generó también propuestas desde sectores y líderes políticos, todos con la intención de no apelar a un incremento del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Pero al repasar la viabilidad de aplicación y el impacto de esas iniciativas, se observa que nada es tan sencillo y no existen recetas únicas para conseguir el objetivo.
Desde el
Frente Amplio y el
PIT-CNT surgió casi de inmediato el pedido de dejar afuera del ajuste a las franjas más bajas, y hacer efectivo el incremento del IRPF recién desde los sueldos de
$ 50 mil, a lo cual accedió el gobierno en una señal que merecería un análisis aparte. Pero también hubo planteos diversos que fueron desde eliminar la devolución de aportes al Fondo Nacional de Salud (Fonasa) hasta bajar los premios de juegos de azar y carreras de caballo.
Como se verá, la mayoría de las ideas alternativas a subir el IRPF pasan por aumentar otros tributos o recortar gastos considerados por los impulsores como superfluos o prescindibles.
El Secretariado Ejecutivo del Frente Amplio, que fue recibido por el presidente Vázquez el jueves para acordar la suspensión del incremento impositivo a quienes ganan entre $ 33 mil y $ 50 mil, agrupó varias de las propuestas que surgieron desde sectores de izquierda.
Además de las que aparecen desarrolladas en la página siguiente, se suman, por ejemplo: flexibilizar la política monetaria para bajar las tasas de interés que pagan las Letras de Regulación Monetaria, mejorando el déficit del BCU; topear los cargos gerenciales en las sociedades anónimas del Estado; y aumentar el IVA o el Imesi al consumo de bienes suntuarios.