La buena noticia de que la economía puede estar empezando a zafar del estancamiento fue contrarrestada por otro golpe fiscal a toda la población con los aumentos de las tarifas de los servicios públicos. El caso más grave es UTE. Tal como ocurrió el año pasado, el gobierno está aprovechando su gestión eficiente para aumentar sus ingresos a expensas de los hogares y las empresas. En 2015, el presidente del ente había anunciado que sus tarifas bajarían, pero el gobierno lo dejó en blanco al decidir aumentarlas para recaudar más. Este año la administración Vázquez siguió igual curso. UTE estimó que bastaba un incremento del 3% para cubrir sus erogaciones en inversiones, gastos corrientes y otros rubros.
Pero el ministro
Danilo Astori anunció un aumento del 7,5%, o sea cuatro puntos y medio destinados a engordar las arcas del Estado. En las otras empresas públicas principales –ANCAP,
ANTEL, OSE y ANP– la suba de tarifas que regirá a partir de enero está acompasada a la inflación de este año pero por encima del incremento en sus
costos operativos. Es cierto que el gobierno necesita apremiantemente recursos para reducir la brecha en sus cuentas. Esta necesidad es consecuencia del despilfarro de los ingresos públicos durante las dos primeras administraciones del Frente Amplio, culpa que el gobierno de la alianza de izquierda jamás ha reconocido.
Esta deseable pero soslayada actitud de transparencia haría algo más digerible los sucesivos ajustes fiscales que pagan todos los uruguayos a través del aumento de impuestos directos e indirectos. Los hogares y la estructura productiva necesitan en forma imperiosa que el gobierno afloje lo antes posible la voracidad recaudatoria con que los ahoga, especialmente si se confirma cierta reactivación de la actividad.
Esta perspectiva se fortaleció con la modesta mejora sorpresiva del desempeño de la economía por tercer trimestre consecutivo. El Banco Central informó que la actividad volvió a expandirse en el período julio-setiembre, a un ritmo de 2% interanual. El resultado aceleró el previo dato interanual del 1,5%, con la mayor suba en los últimos seis trimestres. La mejora permite anticipar que el ínfimo crecimiento del 0,5% del Producto Interno Bruto previsto para este año pueda ser levemente ajustado al alza.
Con excepción de la construcción, que mantuvo su tendencia a la baja con una caída del 3,9%, todos los sectores de actividad registraron mejoras en el tercer trimestre, lideradas por las inversiones y el consumo interno. Aumentaron también las exportaciones de bienes aunque cayeron algo las ventas de servicios. Este rubro puede mejorar algo en el segundo trimestre al impulso del comienzo de la exitosa temporada turística que se anticipa.
Factores internacionales como la debilidad del dólar y las bajas tasas de interés incidieron decisivamente en el resultado trimestral. Si el mejoramiento se confirma en el último trimestre, tomará cuerpo la exigencia de la gente y de las empresas de que el gobierno encare empezar a aliviar el agobiante peso tributario.
Además de las nuevas tarifas de los servicios públicos anunciadas por Astori, el gobierno proyecta más aumentos de impuestos que castigan hasta a los jubilados. Es hora de parar un poco la mano, si se afirma el mejoramiento de las cuentas fiscales que acaba de insinuarse.