Eliana Tournaben y Cecilia Trullén proyectan actividades culturales para 2012 en su café Mojana

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Café con arte

Las cafeterías SOA y Mojana encuentran en el arte una fórmula para emprender y diferenciarse
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12 de diciembre de 2011 a las 12:10

Una cafetería puede ser un espacio de reunión, una parada para escaparse del frío del invierno o del sofocante calor del verano, el lugar de encuentro de una cita laboral, amorosa o simplemente la excusa que permite salir de casa para darse un gusto.

En la actualidad algunos locales montevideanos ofrecen más, ya que solo servir comida o funcionar como punto de encuentro no es suficiente para hacer de la experiencia algo disfrutable y lograr diferenciarse de los demás.

En oposición a las grandes cadenas que se abren en el mundo, aún persisten y siguen naciendo los pequeños cafés, que con un toque pintoresco o una propuesta variada buscan ofrecer algo diferente.

Dentro de ese grupo es que una serie de locales montevideanos se hace un espacio y agrega a la experiencia de deleitar el paladar la de agasajar el espíritu con un poco de arte.

C&N Emprendedores conversó con las emprendedoras detrás de las propuestas.

Contacto natural

SOA, que es la sigla de “simplemente obras de arte”. Se trata de una galería de arte con servicio de cafetería de Nuez y Chocolate. La propuesta nació hace dos años, cuando abrió en la calle Constituyente y Juan Manuel Blanes, de la mano de Vivian Honisberg (40).

“Soy productora audiovisual, pero la historia viene por el lado de mi madre, que toda la vida estuvo vinculada comercialmente con el arte”, explicó Honisberg, quien durante 10 años trabajó en la compra y venta de cuadros de forma independiente.

Con SOA encontró la oportunidad de abrir un espacio para mostrar el arte contemporáneo. “No imaginaba en este pequeño mercado una galería clásica, porque a pesar de que tenemos muy buenos artistas y con gran trayectoria, las galerías imponen una distancia con el arte y yo quería que las personas tuvieran un contacto más natural”, dijo.

La forma que encontró de habilitar ese espacio fue proponiendo algo diferente: la gastronomía.

Las personas se acercan con la excusa del café, pero en realidad se están vinculando también a la propuesta paralela de SOA; de esa forma va apareciendo el cliente que se interesa por el arte uruguayo, según entiende Honisberg.

El arte también es negocio

Todas las obras están a la venta. Se presenta un promedio de cuatro o cinco artistas por año, se hace un vernissage, una cena privada con clientes y críticos de arte y un catálogo. Además, tienen artistas en trastienda con los cuales trabajan independientemente de lo que está en exposición. Si llega un cliente y manifiesta que está buscando algo diferente a la muestra, SOA tiene varios artistas que pueden ser candidatos para posibles ventas.

En SOA Arte Café, las obras de arte también son una punta del negocio.

Los cuadros que se exponen están a la venta como en cualquier galería y por cada obra vendida la casa se lleva un porcentaje que Honisberg prefirió no revelar.

“Todavía hay muchas cosas que aprender en cuanto a cómo funciona el negocio, sobre todo por parte de los artistas”, explicó Honisberg.

No es novedad que el mercado uruguayo es pequeño, y es un factor que también pesa en los emprendimientos artísticos.Según Honisberg, el tamaño del mercado dificulta la profesionalización tanto para ella como para el artista. “Hay muchos factores que pesan y que trascienden lo puramente artístico”, explicó.

Honisberg se inspiró en cafeterías del exterior para poner su art café. “Vi cafeterías diferentes a las que solemos tener acá. Esto es un producto de una cosa global; el arte se está empezando a mover mucho más en el circuito comercial”, explicó.

Muchas personas quedan encantadas con el café, comentó la emprendedora, pero no se acercan a la exposición. “Igualmente son bienvenidos, el fin no es que todos los que entren compren un cuadro”, explicó Honisberg.

La emprendedora tiene “clarísimo” que no se va a hacer millonaria con este emprendimiento.
“Es difícil porque la gente no tiene el hábito de invertir en el arte contemporáneo. Creo que es un error porque a futuro, al igual que con tantos otros artistas, se van a cotizar. De todas maneras cubro los costos y me da mucha satisfacción que haya personas que confían en SOA. Mal o bien seguimos acá y yo estoy contenta, paso raya y pienso que me la sigo jugando”, dijo.

“Felices de cocinarte”

Dos emprendedoras, una pequeña cocina y un llamado del Centro Cultural de España (CCE) hicieron nacer en el corazón de la Ciudad Vieja a Mojana Café.

Escondido en el segundo piso del espacio cultural de la calle Rincón, se materializó el sueño que Eliana Tournaben (24) y Cecilia Trullén (24) empezaron a cultivar cuando decidieron estudiar gastronomía en UTU.

Las socias se enteraron a través de una amiga que el CCE estaba solicitando propuestas para la concesión de la cafetería, se presentaron y en abril de este año inauguraron Mojana.
Con anterioridad ya habían probado suerte con un pequeño servicio de catering. Pero, ante la seductora perspectiva de tener un local propio, se decidieron por armar la carta con platos típicos de España para Mojana.

Además de estar insertas en el CCE, con toda su agenda de exposiciones y actividades, proyectan musicales y documentales en un amplio monitor.

También, todo el fondo del local cuenta con una hemeroteca de revistas del mundo. Según explicó Tournaben, ya estaba cuando llegaron; entonces adaptaron Mojana para que las personas hagan una pausa en la rutina, lean una revista o el diario, coman y disfruten del local.

Su público es el trabajador de la Ciudad Vieja, que según las emprendedoras muchas veces llega y pregunta si hay delivery. La respuesta es siempre la misma: “Quedate a comer, desconectate y nosotras te servimos rápido”.

Su horario más concurrido es el mediodía; en la tarde las ayuda el público propio del CCE.
En cuanto a ser empresarias, confiesan que recibieron colaboración de amigos que ya tuvieron restaurantes, pero también les aportó la experiencia de haber trabajado cinco años en el rubro.

Tournaben agregó que optaron por dejar sus trabajos porque tenían muchas ideas y necesitaban exteriorizarlas. “Creíamos que un lugar nuestro era lo ideal para hacerlo”, dijo.

Hoy tienen un empleado en la cocina y ambas se encargan del resto de las tareas.

“Hemos tenido un crecimiento notorio. Pensé que íbamos a tener más obstáculos en el camino”, consideró Turnaben.

Trullén comentó que muchas personas les dicen que no sabían que existía este lugar y que hay muchas otras que no estaban al tanto de la existencia del propio CCE y que lo han llegado a conocer gracias al café Mojana.

Las emprendedoras se han ocupado de hacer difusión en la radio, pero admiten que el Facebook y el boca a boca les ha servido mucho.

“Les dijimos a los directores del CCE que queríamos hacer presentaciones musicales, charlas sobre infusiones y maridajes”, apuntó Trullén.

Los proyectos quedaron “un poco detenidos”. Si bien tenían una agenda planificada de agosto a diciembre, los números no les cerraban. “No pretendíamos ganar sino dar a conocer el lugar, pero los costos son altos”, amplió Trullén.

La propuesta sigue en pie para el año próximo.

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