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Cancillería brasileña llamó a embajador de Uruguay por declaraciones de ministros ante reforma

Uruguay cuestionó la desregulación en Brasil; Itamaraty espera explicaciones
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15 de agosto de 2017 a las 05:00

La reforma laboral aprobada en Brasil el pasado 11 de julio entró inesperadamente a la agenda del gobierno uruguayo y en breves formará parte del debate en el seno del Mercosur.

Tanto el canciller Rodolfo Nin Novoa como el ministro de Trabajo, Ernesto Murro, expresaron en las últimas horas la preocupación que genera en el gobierno la aprobación de esa reforma en el país vecino. Nin informó que Uruguay consultó a Brasil al respecto y agregó que el gobierno convocará a una reunión del Mercosur para analizar el tema. "Sin inmiscuirnos en asuntos internos de Brasil, hemos visto que hay un proyecto que lleva un descaecimiento de los derechos de los trabajadores", afirmó el canciller.

En respuesta, el Palacio de Itamaraty, la cancillería brasileña, convocó al embajador de Uruguay en Brasilia, Carlos Amorín, para presentar aclaraciones sobre los dichos de los ministros, informó O Globo. La diplomacia brasileña afirmó que todavía no fue comunicado oficialmente de las intenciones del gobierno de Vázquez en el Mercosur.

A favor y en contra

Los argumentos en defensa de una reforma de este calibre apelan a la necesidad de flexibilizar los contratos laborales para estimular el empleo.

En el centro está el entendido de que las complejas regulaciones y la burocracia desincentivan la contratación de nuevos trabajadores. Los mercados financieros reaccionan positivamente a medidas de este tipo porque estimulan la actividad privada.

Los detractores de la reforma, en cambio, denuncian que vulnera los derechos de los trabajadores, a quienes se les quita poder de negociación colectiva, aumentando la asimetría entre empleado y empleador. Desde esta perspectiva, los trabajadores quedan más desprotegidos y a merced de los patrones, quienes ganan nuevas potestades.

Doble preocupación

En primer lugar, el gobierno del Frente Amplio está ideológicamente en contra de la visión económica del presidente brasileño Michel Temer, resumida en una mayor desregulación de la economía para incentivar la inversión y la actividad privada. No en vano, desde su ascenso al poder, la izquierda uruguaya ha generado sucesivas políticas en la dirección contraria, tendiente a dar mayor protección y poder de negociación a los trabajadores.

Por otro lado, parte de la preocupación pasa por un tema de competitividad. Al flexibilizar el mercado laboral, los costos globales de la economía brasilera se reducen, haciendo que los productos uruguayos estén en peores condiciones para competir.

"Preocupa a Uruguay porque es una manera de competir en base a la caída de derechos laborales, cosa que siempre hemos tratado de evitar", dijo Nin Novoa al respecto. Algo similar ya ocurre con los productos chinos, por ejemplo, que son elaborados por trabajadores con contratos más precarios que los de Uruguay y compiten a un precio sensiblemente menor.

Repercusiones locales

La aprobación de la reforma despertó, como es usual, amores y odios en diversos actores del mercado laboral uruguayo. El secretario general del PIT-CNT, Marcelo Abdala, calificó la ley como "un proyecto de extrema derecha que mella en forma radical derechos laborales elementales", según declaraciones a radio Uruguay.

Según el ministro de Trabajo, "si vale más un acuerdo individual entre un empleado y un patrón que una ley retrocedimos dos o tres siglos".

De acuerdo a algunos empresarios y analistas, sin embargo, la reforma brasileña pone sobre la mesa la necesidad de rever viejas disposiciones. Es el caso de Andrés Fostik, presidente de la Comisión de Relaciones Socio Laborales de la Cámara de Industria, quien dijo al semanario Búsqueda que los brasileños "han hecho algo estructural y nosotros seguimos con la guardia vieja, mirando los figurines de la abuela".

El abogado laboralista y socio de Guyer, Leonardo Slinger, advirtió –durante un evento de la Liga de Defensa Comercial– que existen "rigideces que hay que repensar", y que ello "no significa ir en contra de las ocho horas".

Las claves

1. Convenios por encima de la ley

El cambio madre es la posibilidad de que empleados y empleadores alcancen acuerdos particulares en una empresa, más allá de lo que prevea el convenio colectivo. Es decir, prevalece el acuerdo privado a la legislación general. Para ello, la reforma reglamenta la elección de representantes de trabajadores en empresas con más de 200 empleados. Cada empresa podrá negociar la distribución de la jornada de trabajo, el descanso diario, cargos, salarios, reglamento empresarial y cambios en feriados. Entre lo no negociable está el salario mínimo, el derecho a seguro de paro y el aguinaldo.

2. Régimen de horario, vacaciones y descanso

Se flexibiliza el régimen vacacional, permitiendo su fraccionamiento hasta en tres períodos (hoy día se puede solo hasta dos). Además, se habilitan jornadas laborales de hasta 12 horas, seguidas por descansos de 36 horas y siempre que no se superen las 44 horas semanales. Se habilita la reducción del intervalo intrajornada a 30 minutos.

3. Tercerizaciones y jornada intermitente

Se establece la jornada intermitente, que implica la contratación de trabajadores por menos horas y sin continuidad. El pago de salarios, en ese caso, se hace en función de las horas trabajadas. A su vez, se regula el trabajo desde la casa y se amplían las posibilidades de tercerización.

4. Menos peso de sindicatos y despidos más laxos

La contribución sindical, hasta ahora obligatoria para todo empleado, pasa a ser voluntaria. Por el lado del empleador se retira la obligación de negociar despidos colectivos con los sindicatos. También se flexibilizan las condiciones de despido, ya que se puede negociar una rescisión y el monto de las indemnizaciones deja de estar atado por el salario del trabajador.

5. Embarazadas y trabajo insalubre

Actualmente las mujeres embarazadas o lactantes tienen prohibido trabajar en condiciones insalubres. La reforma plantea que la mujer embarazada o lactante pueda trabajar en esas condiciones si presenta un certificado médico que garantice que no hay riesgo para el bebé.

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