Catalanes inician separación con represión de Madrid

"El Estado español ha escrito hoy una página vergonzosa de su historia de relación con Cataluña, tristemente no es la primera vez", afirmó este domingo el presidente de la Generalitat –el gobierno catalán– Carles Puigdemont. El político se refirió a cómo la Policía Nacional trató de desactivar el referéndum independentista considerado ilegal por el gobierno central que se celebró en esa región, donde el 90,09% (poco más de 2 millones de personas) de los que concurrieron a votar se mostraron a favor de independizarse de España, según datos del gobierno regional. El padrón estaba conformado por más de 5,5 millones personas, por lo que solo el 41% de los habilitados participó.

En tanto, el 7,87% (176.565) de los electores se mostró en contra de separarse, mientras que el 2,03% (45.586) sufragó en blanco. El 0,89% restante (20.129) fueron votos anulados. Los resultados, de todos modos, son difíciles de medir. El Tribunal Constitucional español prohibió la consulta y todos los colegios electorales funcionaron sin sistema de votos. Por ese motivo, no se puede saber si un elector sufragó una o más veces, si alguien votó en nombre de otra persona y también es difícil de calcular efectivamente cuántos catalanes participaron.

Aunque la Generalitat aseguró que el 90% de los colegios electorales lograron abrir, el gobierno español desmintió esa información y agregó que los votos se anotaron en un papel. Según las versiones oficiales, los catalanes podían llevar hojas que traían de sus casas y no había papeletas.

"Hoy Cataluña ha ganado muchos referéndums. Tenemos derecho a la libertad, a vivir en paz, fuera de un Estado que no hace otra cosa que imponer", afirmó Puigdemont antes de conocer los resultados.

El líder también criticó la actitud del presidente español, Mariano Rajoy, quien señaló que el gobierno no reconocería los resultados del referéndum que se celebró. "La situación generada en Cataluña por la intransigencia, por la represión, por la hostilidad acreditada, ya no es un asunto interno", sostuvo Puigdemont.

Más allá de los resultados, la violencia se apoderó de la jornada y más de 850 personas resultaron heridas cuando los policías cumplían órdenes que habían llegado directo desde Madrid. Además, dos tuvieron que ser hospitalizadas de gravedad: una de ellas hizo un infarto y otra recibió un pelotazo de goma en un ojo. Con balas de goma y a las patadas, los uniformados intervenían los colegios electorales y sacaban a las personas que formaban largas filas para votar, en las que también había mujeres y adultos mayores.

Por su parte, el Ministerio del Interior indicó que nueve policías y dos guardias civiles también sufrieron heridas leves mientras intervenían para retirar urnas e impedir la celebración del referéndum por orden de la Justicia.

En los incidentes, la Policía Nacional y la Guardia Civil detuvieron a tres personas, una de ellas menor de edad, por desobediencia y atentado a los agentes de la autoridad. También detuvieron a una persona en Puerta del Sol (Madrid), en donde se celebró una movilización a favor de la independencia de Cataluña. El hombre de 58 años fue acusado de un delito de resistencia y desobediencia.

Según la policía regional de Cataluña (Mossos d'Esquadra), se cerraron 244 colegios electorales de las cuatro provincias catalanas por mandato judicial, aunque no pudieron precisar cuántos fueron clausurados por cada uno de los cuerpos de seguridad que intervinieron.

La Policía Nacional española y los Mossos d'Esquadra trabajaron de forma paralela, porque los uniformados catalanes afirmaron que no desalojarían violentamente los circuitos para evitar problemas.

Por ese motivo, los datos que manejó el Ministerio del Interior fueron distintos. Según ellos, se cerraron 92 puntos de votación y los agentes fueron "acosados, hostigados e incluso agredidos en numerosas ocasiones".

Las autoridades españolas habían pedido colaboración y respeto en los colegios electorales para que las fuerzas de seguridad pudieran cumplir con la orden judicial de impedir de forma pacífica la celebración de la consulta.

Rajoy anunció en cadena televisiva que el Estado de derecho estaba a salvo, ya que la Justicia había desactivado la consulta popular. "Hoy no ha habido un referéndum de autodeterminación en Cataluña", sostuvo el presidente español, quien agregó: "Nuestro Estado de derecho mantiene su fortaleza y su vigencia".

El mandatario señaló que las fuerzas de seguridad habían cumplido con su obligación y con el mandato que tenían de la Justicia, ya que el Tribunal Constitucional español se había pronunciado en contra de la elección.

"Habría sido más fácil para todos mirar a otro lado", expresó. Rajoy calificó la consulta popular de este domingo como un "ataque premeditado y consciente al que el Estado ha reaccionado con firmeza y con serenidad".

Por otra parte, el presidente se refirió –sin nombrarlos– a los líderes de la Generalitat y afirmó que fueron "los únicos responsables" de lo que ocurrió en Cataluña. Los acusó de promover "la vulneración de la legalidad" y expresó que "engañaron" y "dividieron" a los catalanes.

Sin embargo, el gobierno regional aseguró que una Cataluña independiente sería más rica y tendría una mayor capacidad de proteger su idioma y su cultura. La crisis económica en España y las críticas sobre el sistema de reparto del dinero público entre la región y el Estado son los motivos por los que quieren separarse.