En el fondo oscuro y tétrico del póster de Al final del túnel, su nombre se instala entre los de Pablo Echarri y Leonardo Sbaraglia y, con las imágenes sobre la pantalla, su voz adopta una musicalidad porteña natural. Sin embargo, cuando su rostro deja de sonar familiar y comienza a despertar certezas, la proeza de Clara Lago resalta. Protagonista de las comedias románticas Ocho apellidos vascos y Ocho apellidos catalanes y madrileña de nacimiento, Lago incursionó en el género thriller con entrenamiento de una foniatra que la ayudó a hacer las veces de Berta, una stripper y madre argentina que alquila una habitación en el hogar de Sbaraglia, recorrido por un túnel subrepticio que permitirá a Echarri robar un banco cercano.
Sin embargo, el rol en el filme, coproducción española-argentina, le llegó antes que cualquier tipo de calentamiento. "Te lo voy a hacer con el acento inventado mío", le dijo a una de las productoras de la película, según comentó a La Nación. Lago, de solo 26 años, lleva una carrera de 15 en las pantallas españolas, habiendo comenzado con roles secundarios en series televisivas.
Ahora comparada con Penélope Cruz, su ídolo de la infancia, Lago tuvo su primer rol protagónico a los 12 años en
El viaje de Carol. En el filme, Lago interpretó a una niña que debe volver a
España a poco de haber comenzado la guerra civil española. Tras ser nominada a los premios Goya como Mejor actriz revelación, Lago no ha logrado ser candidata nuevamente a los prestigiosos galardones.
Desde aquel entonces, la actriz alternó entre el
cine y la televisión, y una nueva gran oportunidad llegó con el
best seller adolescente convertido en película, Tengo ganas de ti (2012). Un rol en el filme alemán Eltern (2012) fue seguido por el inesperado éxito de Ocho apellidos vascos en 2014 que, con las cifras de 9.516.272 espectadores se convirtió en la película más vista del cine ibérico. Así se aseguró una secuela,
Ocho apellidos catalanes, en el que una ruptura entre los protagonistas, la vasca Amaia (Lago) y el andaluz Rafa (Dani Rovira) se convierte en el foco.
La incursión internacional, previo a Al final del túnel, se consolidó con
Extinción (2015), junto a Matthew Fox (
Lost), filme para el cual Lago debió hablar en inglés. Sin embargo,
Hollywood no ha llegado aún para Lago, que continúa explorando plataformas al sumergirse en el teatro de la mano de La venus en pieles, el clásico del austríaco Leopold von Sacher-Masoch. "Me siento muy atraída por este tipo de personaje femenino complejo, con peso, que aúna drama y comedia. Hasta ahora siempre había jugado un papel más de servir los chistes al personaje masculino y me gustaría seguir investigando con mujeres que lleven el peso de la comedia. Al final, es una cuestión de guion, de construir buenos personajes y buenas historias como los de esta obra. Y como de esto no hay tanto, pienso aprovecharlo al máximo mientras dure".