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¿Cómo le fue al agro a un año del diluvio?

A un año de los embates de un abril terrible, el sector se pone de pie nuevamente, pero las preocupaciones de los productores no se han achicado y se mantienen en busca de salir adelante
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07 de abril de 2017 a las 05:00
Por Blasina y Asociados, especial para El Observador

Un año atrás llovía sobre Uruguay. Empezaba a llover. Justo cuando las cosechadoras se aprestaban a empezar a levantar la cosecha de soja y cuando los arroceros estaban en plena tarea. Empezaba a llover y no paraba. Y seguía. Día tras día. Y cuando ya iban más de 10 días de lluvia, un tornado arrasaba Dolores, justo a la mitad del mes terrible.

El 15 de abril la cooperativa de la ciudad –Cadol– quedaba arrasada como simbolizando el ataque que la agricultura uruguaya recibía. Y los pronósticos advertían: 15 días más de lluvias. Los granos mojándose, cayendo, criando hongos o germinando.

En la ganadería las cosas no iban mejor. Desde hacía un mes se hablaba de Ethión y semana tras semana los precios bajaban. En los tambos la situación era casi caótica. Los precios en el mercado internacional por el piso y el barro que no dejaba usar las pasturas, incomodaba a los animales, los hacía producir menos y aumentaba los problemas de mastitis. Y se empezaba a derrumbar la producción en el momento en que se determina la productividad de todo el año.

La economía uruguaya parecía ir rumbo a la recesión y el Brasil de Dilma debilitada y dólar yéndose a las nubes parecía ir al despeñadero. Solo la exportación en pie a Turquía funcionaba. El resto avanzaba día tras día hacia un posible colapso. Los agricultores ya venían de un mal año. Los tamberos ya venían de un mal año. Los altos costos y los bajos precios ya eran dos mochilas suficientes. La adversidad climática podía provocar un colapso en la cadena de pagos.

Apenas terminado abril el sol salió y, aunque la primavera fue algo fría, el clima pareció querer compensar en los meses siguientes los disgustos de abril y ha brindado en estos 12 meses las lluvias y los soles justos para que arroceros, sojeros, ganaderos, tamberos –y hasta viticultores– hayan podido celebrar una buena primavera, verano y comienzo de otoño.

Por otra parte, en la soja empezó un repunte de precios que compensó en parte la pérdida de volumen y calidad. La oleaginosa que venía cerca de los US$ 300 por tonelada se fue a US$ 380 dadas las fuertes pérdidas en toda la región, y especialmente en Argentina por las graves inundaciones.

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Un año después


Los altos costos continuaron, pero en el caso de la agricultura y la ganadería diluidos este año por una producción mayor y por lo tanto diluyendo costos por kilo producido. Abundancia de pasto y chacras que prometen muchos kilos de grano. Y tras las lluvias de esta semana una tanda de días lindos para avanzar en las cosechas, diferenciando más este abril del anterior.

Doce meses después, la agricultura, la ganadería y la lechería sobrevivieron a los daños causados por las lluvias. Hubo empresas que quedaron por el camino, tamberos que se cansaron de la adversidad y empresas agrícolas que dejaron de funcionar.

Pero se mantuvo intacta la capacidad de producir, el área agrícola, el esfuerzo productivo, el crédito. En ganadería de carne, soja y arroz, hay crecimiento de la producción. Los arroceros están levantando una gran cosecha, los sojeros empiezan a recolectar con rendimiento récord. La faena de vacunos es la más alta de los últimos años. Por una razón de tiempos productivos los tamberos han recuperado precio pero todavía no producción.

Y sin embargo los productores no están menos preocupados que un año atrás. Aunque ya no sea mirando el horizonte y los pronósticos meteorológicos con ansiedad. Más bien se miran las pizarras de las casas de cambio con ansiedad.

Un año atrás, el dólar defendía a las exportaciones por encima de los $ 30. Pero empezaba a bajar y persistiría en descenso acentuando un problema de altos costos de larga data. Y al empezar el año el reajuste de tarifas generaría un segundo escalón de suba de costos.

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Todo va mejor con sol y cosechando que con un diluvio que amenaza arruinarlo todo. También va mejor la economía uruguaya. Pero en los dos casos la mejora es muy leve. Y en el agro, la mejora productiva llega poco a las cuentas.

Porque además el último mes ha sido duro con los precios del ganado gordo y de los granos. El precio del novillo empezó el año en US$ 2,95 y ha caído a US$ 2,75 el kilo en cuarta balanza, menos de lo que valía el año pasado en dólares y mucho menos que el año pasado en pesos. Y el precio de la soja ante la exuberancia de la cosecha regional se ha caído de US$ 380 a US$ 320 la tonelada.

Un año atrás los ovinos también sufrían bajo un diluvio y también productivamente tienen hoy un panorama mejor. Incluso mejor desde el punto de vista de los mercados.

Y tanto en este año como en el año pasado, las perspectivas de márgenes para los cultivos de invierno son cero, aún logrando buenos rendimientos. De modo que en base a kilos se logrará que todo siga funcionando y que las estadísticas muestren un salto de las exportaciones de Uruguay a lo largo de 2017.

La macroeconomía dirá que se consolida el crecimiento del país. Y ciertamente la situación es mejor que la de un año atrás. Pero los tamberos todavía arrastran una producción menor a la de igual mes del año pasado.

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Un año atrás para la ganadería había un escenario crítico. La contaminación con Ethión conocida el 5 de marzo provocaba una baja persistente en el precio del ganado que se prolongaría durante abril. Este año el suceso ha quedado superado pero los precios son iguales a los del año pasado en dólares y menores que el año pasado en pesos.

El mínimo de precios del novillo gordo fue de US$ 2,73, según Consignatarios. El mismo precio que hay en la actualidad. Pero el dólar estaba arriba de $ 30 y en el presente lleva meses instalado en los $ 28,50. Con precios menores aún en términos de pesos nominales a los de un año atrás pero más volumen producido, el agro uruguayo que estuvo en la lona hace un año se ha levantado. Pero lejos de estar firme y lejos del ánimo tan positivo que tienen los agricultores en el resto del Mercosur.

Luego de que durante años los agricultores argentinos miraran con atención los desarrollos que se daban en Uruguay, ahora son los productores uruguayos los que miran al país vecino con añoranza. Allá ha bajado el gasoil y los productores están apostando luego de años a la defensiva.

En Uruguay están a la defensiva tras pasar varios años apostando. Se ha ganado tiempo a la espera de una mejora de la competitividad. Pero la mayoría de los productores sigue con el agua al cuello.

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A la espera de tiempos mejores


Es poco probable que el costo país de Uruguay baje. La recuperación productiva permite al menos ganar tiempo a la espera de que la competitividad cambiaria mejore un poco. Mientras esa ganancia de competitividad es poco probable, hay algunas vías de agregado de valor y apertura de mercados que pueden verse con expectativa.

Este debería ser el año de la apertura de Japón para la carne vacuna. La carne vacuna tiene un factor de incertidumbre en la persistencia de la cuota 481, que un año atrás no estaba tan claro. Pero tiene un prestigio diferencial ante la carne brasileña que puede ser de ayuda. A su vez este año podrían darse avances en la negociación con la Unión Europea.

El protocolo firmado con China en soja podría en el mediano plazo significar una vía de agregado de valor o de persecución de un precio con cierta diferenciación.

El precio de los lácteos se ha estabilizado y el mercado brasileño sigue comprando activamente, hay poco stock a nivel de la industria. El sector lechero tiene en la resistencia un premio a la vista en la próxima primavera.

Pero a la espera de que nuevos factores de diferenciación puedan ayudar o de que los precios recuperen en algo, o el dólar empiece a avanzar algo más veloz que la inflación, los productores siguen muy preocupados apenas con el alivio de que este abril es productivamente mucho mejor que el de un año atrás.

Pero la lógica como hace un año sigue siendo más la de resistir un entorno difícil que la de apostar fuerte ante un entorno favorable. La alta faena de vientres vacunos y ovinos lo muestra, así como las fuertes discusiones que se han dado por el precio de los fletes. Los márgenes son muy ajustados, a veces se hace caja vendiendo la máquina de producir y otras negociando con dureza aquellos costos que son negociables.

Tornado en Dolores
A la cooperativa Cadol, de Dolores, solo le quedaron en pie los silos tras el tornado de 2016.
A la cooperativa Cadol, de Dolores, solo le quedaron en pie los silos tras el tornado de 2016.

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