Existen en general en los equipos varios talentos que quieren brillar por encima de los demás. Cuentan con una potente marca personal y los planes de la organización comienzan a girar en torno a ellos. Sin embargo, ¿hasta qué punto una empresa debe asumir el riesgo de que los nuevos proyectos dependan de sus empleados fundamentales? ¿Cómo pueden convivir con el resto de la plantilla y aportar su experiencia en beneficio del equipo?
Para que estos fenómenos no acaben con el buen clima laboral, la empresa debe mantener el equilibrio entre todos los profesionales, fortaleciendo el espíritu de equipo y sabiendo recompensar cada uno de los logros conseguidos. “No se puede depender de nadie, la compañía no se debe apoyar sólo en una o dos personas, aunque sean muy talentosas. El grupo siempre ha de estar por encima”, comenta Ovidio Peñalver, socio director de Isavia, empresa española especializada en el desarrollo y la formación de personas.
Dar demasiados privilegios a aquellos que se creen imprescindibles porque se han convertido en motores creativos o grandes comerciales, puede terminar perjudicando gravemente a toda la plantilla. Es posible que este trato tenga un impacto positivo a corto plazo; sin embargo, a la larga generará el efecto contrario, ya que se estará premiando exclusivamente lo individual y el resto se sentirá eclipsado.
También puede ocurrir que ese trabajador se sienta sobrecargado, pierda la motivación y decida irse de la empresa, por lo que lo indicado sería “un reparto de roles adecuados y claridad en la descripción de las tareas”, asegura Marta Romo, socia de Be-Up, consultora española de RRHH.
Saber recompensar a las personas que han desarrollado una identidad dentro de la cultura de la empresa resulta clave para no perder la motivación; reconocerles méritos les dará la visibilidad que desean disfrutar.
Uno de los aspectos más difíciles es lidiar con los egos de los que se consideran las estrellas de los grupos de trabajo.
En este caso, es necesario encontrar puntos en común entre los diferentes talentos y no dejar que compitan entre ellos, además de generar la conciencia de la necesidad del equipo para alcanzar las metas. (Expansión - Ripe)
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