Alex Helmi lleva 42 años en Estados Unidos y nunca pensó que la religión sería un criterio para admitir la entrada en el país. Es iraní y aún le cuesta digerir el decreto migratorio del presidente Donald Trump.
Desde su lujosa tienda de tapetes en el distrito iraní de Los Ángeles, este hombre de 60 años comenta la orden ejecutiva que suspendió el ingreso de refugiados y vetó temporalmente visas a ciudadanos de siete países de mayoría musulmana.
"Nunca pensé que me preguntarían '¿cuál es tu religión?' para entrar en Estados Unidos. Esto afecta a toda la comunidad porque todo el mundo tiene familia, amigos que van y vienen desde Europa y otras parte del mundo para América", explicó a la AFP.
En el sur de California (oeste) vive medio millón de iraníes, entre inmigrantes y descendientes, la mayoría concentrados en Los Ángeles.
Irán es uno de los siete países que Trump incluyó en su decreto, junto a Siria, Yemen, Libia, Irak, Somalia y Sudán. Cientos de personas fueron detenidas en los aeropuertos estadounidenses, donde detractores del mandatario se han concentrado desde el fin de semana para condenar la medida y muchos vuelos fueron cancelados o sufrieron atrasos.
El cineasta iraní Asghar Farhadi, nominado al Oscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa, anunció que no acudirá a la ceremonia de entrega de premios a finales de febrero por la medida.
En la agencia de viajes angelina de Fahrad Besharati, el teléfono no para de sonar.
"Estos últimos días han sido un desastre (...) La gente está en estado de shock (...) Tratamos de explicar [a los clientes que el decreto] es temporal, pero nos responden que son 90 días, que eso no es temporal, que van a perder sus vidas aquí", indicó.
Enumeraba algunas de las historias de los afectados, como la de la mujer que viajó a Irán y ahora no sabe cuando verá a su esposo e hijos, que viven en aquí, o el estudiante de 23 años que quiere volver e implora ayuda.
"¿Qué podría hacer?", se preguntó. "Es trágico", sentenció.
"Así no se gobierna un país (...) Va a tomar al menos un mes para que la gente crea que se puede viajar sin problema", pronosticó Besharati.
El padre de Leila tuvo suerte. El anciano italo-iraní pasó migración a las 14.30 hora local, casi en el momento que era firmado el decreto, que ha sido criticado incluso por miembros del Partido Republicano de Trump.
"Me dijo: 'creo que cerraron las puertas en mi espalda'", recordó esta mujer de 45 años, que no dio su apellido por temor a causarle problemas a su padre.
Y en el caso contrario. Alí, de 42 años, quería visitar a su familia para el año nuevo persa. "Ahora no sé" si pueda salir del país y volver, expresó este vendedor de libros que tampoco quiso dar su apellido por temor.
Trump evocó los atentados del 11 de setiembre de 2001 para explicar las restricciones, pero ninguno de los países de los que eran oriundos los atacantes -Egipto, Líbano, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos- fue incluido en el decreto. Todos esos países son aliados de Washington.
Es raro encontrar a alguien que apoye el decreto. Jacob Agnassian, gerente de una tintorería de 65 años, cree que la medida "alejará a los terroristas", aunque niega que vengan de Irán.
Alex Helmi no está en contra de los controles. "Pero decir que todo un país no puede venir no tiene sentido", expresó con la esperanza de que la justicia decida "lo que es mejor" para esta "tierra de libertad", como la calificó convencido.
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