Los rendimientos de los principales cultivos disminuyen ligeramente a mediados de siglo y más acusadamente para 2100.
El clima favorece la producción de fruta en la región de los Grandes Lagos, mientras que el estrés térmico del final de la campaña compromete los rendimientos de la soja en los EEUU.
El descenso de las precipitaciones limita la disponibilidad de agua a medida que aumenta la demanda de riego.
El estrés térmico y la menor calidad de forrajes disminuyen la producción de leche y el aumento de peso en el vacuno.
En las zonas templadas aumenta la productividad de la soja, el trigo y los pastos.
La mayor sequedad de los suelos y el estrés térmico reducen la productividad en las regiones tropicales y subtropicales.
Mayor salinización y desertificación en las zonas áridas de Chile y Brasil.
La agricultura de secano en las zonas semiáridas se enfrenta a mayores pérdidas de cultivos.
Las regiones polares y templadas se benefician de los cambios.
Los beneficios iniciales en países de latitud media pasan a ser negativos con el aumento de las temperaturas.
La variabilidad de la producción de trigo inducida por el clima aumenta en la Europa meridional y central.
Las altas temperaturas y la humedad aumentan el riesgo de mortalidad del ganado.
Muchas especies de aguas cálidas y frías se trasladan a latitudes más elevadas.
Las aguas dulces del Ártico experimentan el mayor calentamiento y la mayoría de los efectos negativos.
Las aguas más cálidas y la menor calidad del agua incrementan los riesgos de enfermedades para los cetáceos del Atlántico Norte y los arrecifes tropicales de coral.
Disminuye la producción primaria en el Pacífico tropical y algunas especies se trasladan hacia el sur.
La mayor frecuencia de las tormentas, los huracanes y los ciclones perjudica a la acuicultura y la pesca del Caribe.
Cambios en la fisiología de las especies de peces de agua dulce, hundimiento de los sistemas de los arrecifes de coral.
El calentamiento desplaza algunas poblaciones de peces hacia el norte o a aguas más profundas.
Las especies tropicales alteran los ecosistemas costeros en los mares semicerrados de la Europa meridional.
La acuicultura se ve afectada por la subida del nivel del mar, la acidificación y los aumentos de temperatura.
Aumentan los daños ocasionados por las plagas forestales de pino con el aumento de las temperaturas en primavera.
Los veranos más cálidos aumentan hasta un 30% el riesgo de incendios forestales.
Los inviernos más cálidos fomentan la proliferación de los barrenillos, responsables de la desaparición de los bosques.
Los bosques tropicales se ven más afectados por los cambios en la disponibilidad de agua y la fertilización con CO2 que por los cambios de temperatura.
En Amazonia, mayor riesgo de incendios frecuentes, pérdida de bosques y "sabanización".
En América Central, el 40% de las especies de manglares está amenazado de extinción.
En la Europa septentrional y atlántica, el aumento de las temperaturas y de los niveles de CO2 en la atmósfera aumenta el crecimiento de los bosques y la producción de madera.
Los arbustos reemplazan progresivamente a los árboles en la Europa meridional.
La mayor incidencia de incendios forestales da lugar a un aumento considerable de las emisiones de gases de efecto invernadero.
José Graziano da Silva, presidente de la FAO, expresó en el documento que "los efectos del cambio climático en la agricultura y las implicaciones correspondientes para la seguridad alimentaria ya son alarmantes y constituyen el objeto de este informe. Una constatación importante del mismo es que existe una necesidad urgente de ayudar a los pequeños agricultores en la adaptación al cambio climático. Los agricultores, pastores, pescadores y silvicultores comunales dependen de actividades que están íntima e indisociablemente ligadas al clima, y estos grupos son también los más vulnerables al cambio climático. Necesitarán mucho mayor acceso a las tecnologías, los mercados, la información y el crédito para la inversión con el fin de ajustar sus sistemas y prácticas de producción al cambio climático".
El informe, presentado este lunes, se puede observar en forma completa en: http://www.fao.org/publications/sofa/2016/es/
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