Crónica de un día de cumbre mendocina: la inquietud de un taxista y la dedicatoria de Vázquez

"¿Por qué los presidente no van todos a un mismo hotel?", se pregunta el taxista mientras avanza por una de las avenidas mendocinas que suele recorrer a diario y que ahora está plagada de vallados. El hombre completa el razonamiento: "así la seguridad estaría toda concentrada en un mismo hotel", dice con un toque de gracia mientras intenta eludir, sin éxito alguno, la larga fila de autos que lo separan del destino de sus pasajeros.

La llegada de miles para la cumbre alteró la vida de la ciudad que ahora no sólo tiene a sus anticuados hoteles de la década de 1950 agotados, sino que también ve más policías de tránsito y de la Gendarmería en las calles e incluso algunos soldados portando armas de guerra.

No es chiste. Esta cumbre del Mercosur exhibe una preocupación por la seguridad como difícilmente se ha visto en eventos del mismo tipo.

Será que los mendocinos están practicando para la cumbre del G-20, en donde serán responsables de la seguridad de los veinte políticos más importantes del mundo. O que los tiempos han cambiado y que cualquier evento requiere de medidas que rozan lo extremo.

De una u otra forma los mendocinos no dejan de hacer su vida y en el día del amigo –de extensa aceptación popular en estas tierras- salieron a colmar las parrillas que impregnan a todo el microcentro de un olor a medio tanque de obra que va marcando el camino.

Los mendocinos son amables y se preocupanpor ayudaral visitante extranjero. Algo de esa hospitalidad la pudo experimentar el presidente Tabaré Vázquez este jueves cuando desembarcó en la Universidad del Cuyo para recibir la distinción de Doctor Honoris Causa de esa institución educativa. Al presidente lo homenajearon con un rosario de adjetivos que recorrían su vida personal, profesional y política. Y en ese marco, Vázquez no fue menos.

Cuando se subió a la estrado a hablar agradeció todo lo que pudo e incluso se salió del libreto para hacer un agradecimiento especial a todos los que lo habían ayudado a recorrer ese camino. A su familia, a sus amigos, a sus pacientes, pero sobre todo a dos compañeros de todas las horas sin los que –al decir de Vázquez- no habría podido hacer todo lo que hizo en el ejercicio de gobierno: Rodolfo Nin Novoa y Danilo Astori. Con nombre y apellido los nombró y les dedicó el reconocimiento.